NOTA BENE:

Revista Internacional del Colegio Profesional de Antropólogos de Lima. Sede: New York.


miércoles, 23 de enero de 2019

Catálogo latinoamericano de tesis de antropología social: Balance 2018

De: Roberto Melville
A : Alicia Jiménez Hermoza

Ciudad de México, 27 de diciembre de 2018

Estimados colegas y amigos:

Este correo contiene mis mejores deseos para que 2019 sea un año propicio para continuar con las tareas que hemos emprendido. Me propongo continuar impulsando el proyecto "catálogo latinoamericano de tesis de antropología social". A mediados de 2020, entregaremos los resultados a la Asociación Latinoamericana de Antropología (ALA), en la reunión a celebrarse en Montevideo, Uruguay.

En junio de 2017, en Bogotá, Colombia, tomé la iniciativa de poner en marcha este proyecto. Con el apoyo de colegas de México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Chile y Brasil, inscribimos este proyecto como un Grupo de trabajo (GT) de la ALA. en diciembre de 2017, y fuimos reconocidos en abril de 2018. Una vez reconocidos como GT, y con los avances alcanzados en México, Guatemala, Colombia y Brasil fue posible ampliar el proyecto a otros países: El Salvador, Venezuela y Uruguay. Otros contactos iniciales aún no se han traducido en programas de acción de recopilación de información (Puerto Rico, Nicaragua, y Perú). Aún no he iniciado contactos con colegas de Cuba, Costa Rica, Panamá, Bolivia, Paraguay y Argentina. ¡Hasta donde alcanzarán nuestras fuerzas!

Nuestro proyecto tiene como visión impulsar y promover una perspectiva cosmopolita latinoamericana a nuestra disciplina. Todos sabemos que nuestros trabajos de investigación, en general, tienen un enfoque local o regional, con referencias académicas a trabajos de los países hegemónicos, y sólo en una medida menor establecemos referencias y comparaciones con situaciones similares en otros países latinoamericanos. Este marcado particularismo tiene muy variadas razones. Y en este proyecto solamente estamos atacando una de ellas: la ausencia de instrumentos accesibles de búsqueda de información sobre las investigaciones que se realizan en los otros países latinoamericanos.

El proyecto latinoamericano nació de la confianza alcanzada en la elaboración de un catálogo mexicano de tesis de antropología social que desde hace más de 10 años venía impulsando el Red Mexicana de Instituciones de Formación en Antropología (RedMIFA). En 2016 fue posible la colaboración de las 26 instituciones con programas de antropología, y recopilamos las fichas bibliográficas de 7373 tesis; en la actualización para 2017 se registraron 7900 tesis elaboradas desde 1945 a la fecha. Ahora durante los primeros meses de 2019, emprenderemos la actualización de 2018. 

Con la confianza de este catálogo en un solo país inicié contactos con colegas y amigos que he conocido en mi trayectoria profesional. En Guatemala, por ejemplo, había iniciado en 2011 una recopilación de información sobre tesis realizadas en la Universidad de San Carlos de Guatemala  (USAC) en el campus capitalino y en el CUNOC en Quetzaltenango. También en la Universidad del Valle de Guatemala (UVG). LA USAC tiene un repositorio en línea; fue necesario seleccionar las tesis de Antropología registradas en la Escuela de Historia. La recopilación de las tesis del CUNOC la realizó Hugo López Mazariegos, y en la UVG, conté con el apoyo de Tatiana Paz. Hemos completado la tarea, y en los próximos meses tenemos que hacer una actualización que cubra todo 2018.

En el caso de Colombia, me puse en contacto con Johanna Parra de la Universidad del Rosario (Bogotá) para pedirle que coordinara la labor de recopilación de tesis en su país. Conocí a Johanna cuando fue estudiante de la maestría en Antropología en el CIESAS (México). Y ella consultó con su jefe inmediato, Bastien Bosa, y buscó el apoyo de un grupo de estudiantes con quienes se recopiló la información de una docena de instituciones. En Colombia encontré la tesis maestría de Elizabeth Bernal Gamboa, titulada Los terrenos antropológicos en Colombia en la década de 1970: resonancias y disonancias en la búsqueda ansiosa por un nuevo estado, una nación igualitaria y una antropología contra-hegemónica, presentada en 2011 en la Universidad Nacional de Colombia. Es un ejercicio muy sugerente para identificar la temática prevaleciente en la antropología colombiana en la década de 1970. Traza una pauta de lo que podemos hacer con la información que estamos recopilando. (Véase http://www.bdigital.unal.edu.co/8160/1/elizabethbernalgamboa.2011.pdf). En el Congreso celebrado en 2017, nos repartieron una antología en dos tomos de la "Antropología hecha en Colombia".

En Ecuador,  hice contacto con Fernando García, profesor de FLACSO-Ecuador, y presidente de la Asociación Profesional de Antropólogos en ese país.  Autor de l artículo "La construcción del pensamiento antropológico ecuatoriano: derroteros y perspectivas". Comenzamos rescatando la información disponible en el repositorio de FLACSO. Luego Fernando se reunió con colegas suyos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), la Universidad Politécnica Salesiana y la Universidad de San Francisco. Hay que levantar ese proyecto ecuatoriano. Ahora ha vuelto al Ecuador mi amigo Diego Iturralde, a quien conocí en México. Fue impulsor en México de una perspectiva latinoamericana. En Ecuador contamos con una excelente Antología de trabajos de la antropología ecuatoriana, publicada por Segundo Moreno Yáñez  en 1992.

En Chile,  Claudio Espinoza, de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y Héctor Mora Nawrath de la Universidad Católica de Temuco, se apuntaron con entusiasmo para coordinar la labor en aquel país, y han reunido la información correspondiente a sus respectivas instituciones.  Ahora en enero de 2019 se celebra el Congreso de Antropología Chilena y estaba programado para asistir a dicho evento con la intención de comunicar personalmente el propósito de este proyecto a los colegas chilenos y animarlos a participar en esta empresa, que redundará en beneficio de muchos. Por razones imprevistas, solo podré mandar un video y esta carta donde se describe la perspectiva latinoamericana de nuestro propósito. 

En Brasil, me puse en comunicación con George Arruda, a quien conocí en Fortaleza, Brasil en 2016, cuando fui invitado a impartir un diplomado sobre Antropología Mexicana. George consiguió una base de datos con 1312 registros recopilados en el año 2000 por la Asociación Brasileña de Antropología (ABA). En la reunión de Bogotá, los directivos de la ABA me instruyeron acerca de la información sobre tesis (doutorado) y disertaciones (mestrada) en Brasil, que se encontraba en una base de datos recopilada por el CAPES (Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior), Véase http://catalogodeteses.capes.gov.br/catalogo-teses/#!/.

En esta base de datos  del CAPES se encuentran los registros (y también el texto completo) de todas las tesis y disertaciones de todas las universidades y disciplinas. Es un universo enorme.  Me interesa poder extraer de esta base de datos solamente las tesis de Antropología Social, e identificar aquellas instituciones que tienen programas de  Antropología.  George se inscribió en un programa de doctorado en la Universidad Federal de Ceará y me quedado con esta tarea.  He contactado a Luis Roberto Cardoso de la UnB, y a Miriam Grossi de la UFSC, para cotejar los registros del CAPES con los registros de sus Universidades. Esta tarea no podrá completarse sin la asesoría emic de los antropólogos brasileños. 

Estos son los primeros 6 países con los que arrancó el proyecto. Cuando los avances en cuatro de ellos parecieron significativos, inicié por correspondencia contactos con colegas de otros países a quienes he invitado a colaborar con el proyecto. A continuación enumeraré estas comunicaciones y sus resultados.

En El Salvador, me comuniqué con Carlos Lara Martínez, coordinador del programa de antropología en la Universidad de El Salvador. En 2011 escribió “El desarrollo de la antropología sociocultural en El Salvador” en la revista Alteridades. En la Universidad Tecnológica escribí a Julio Martínez, coordinado de Antropología. Ambos me respondieron afirmativamente que colaborarían, pero aún no me han trasmitido sus avances.   


En Venezuela, Virginia García Acosta me puso en comunicación con el Profesor Rogelio Altez de la Universidad Central de Venezuela, pues podría interesarse en participar en el proyecto “catálogo latinoamericano”. Las condiciones de trabajo académico en Venezuela reclamaban una formula apropiada para emprender la tarea. Y el Prof. Altez reclutó a la estudiante Verónica Molina, para que haga una tesis sobre la historia de la antropología en Venezuela a partir de la información recopilada sobre las tesis acreditadas en las instituciones venezolanas de antropología. Su tutor será el Prof. Víctor Rago Albujes, quien fue decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Les he enviado copia de la tesis colombiana de Elizabeth Bernal Gamboa como referencia. Les he enviado copia de la tesis colombiana de Elizabeth Bernal Gamboa como referencia.

Para Uruguay establecí contacto con Victoria Evia Betullo, estudiante de l doctorado en el CIESAS, quien a su vez me presentó a Susana Rostagnol, directora del Departamento de Antropología Social de la Universidad de la República. Nos pudimos reunir en un restaurante Sanborns aquí en la Ciudad de México, y hablamos de los fines y particularidades del proyecto. Reunir los datos de las tesis de posgrado será la primera fase, pues las tesis de licenciatura (o “de grado”) que son también denominadas “monografías” representan una dificultad mayor. Creo que la cadena de confianza que se derivó, gracias a la participación de Victoria Evia, estudiante del posgrado del CIESAS, es un acierto y una lección para la expansión del proyecto a otros países.

Ahora un párrafo sobre contactos que no han dado resultados aún. Puerto Rico, por ejemplo, tiene un programa de licenciatura en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Pero los estudiantes no se gradúan con tesis. Por tanto, un catálogo portoriqueño de tesis de antropología social, podría construirse con los egresados que hayan hecho una tesis de posgrado posteriormente en algún otro lugar. Tenemos que consultar esta posibilidad con Jesús Santamaría, profesor de la UPR.

En Nicaragua, busqué a María Dolores Álvarez, coordinadora del programa de Maestría de Antropología Social en URACCAN. Ella amablemente me respondió: ”por razones de fuerza mayor no podré colaborar en este momento con su investigación. Una vez superada la dificultad les escribiré de nuevo”. Esperaré el momento oportuno para volver a buscarla. Igualmente envíe una presentación de nuestro proyecto Andino del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y a otros integrantes de la Red Centroamericana de Antropología.

Pedí a Ricardo Fagoada, presidente del Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales (CEAS) mexicano, una carta de presentación para concertar una visita al Colegio de Antropólogos Peruanos, con la idea de hacer una escala después de mi participación en el Congreso de Antropología en Temuco. Pero por las razones mencionadas arriba, tuve que cancelar esta escala también. Tuve una grata respuesta y una generosa invitación para reunirme con los antropólogos en Lima. Espero poder reanudar esta comunicación en el año 2019.

Los antropólogos peruanos recibieron una amplia explicación de nuestro proyecto, y pienso que podremos comenzar a trabajar con ellos por correspondencia. Hacer la lista de instituciones antropológicas, identificar uno o dos contactos en cada una de ellas, y comenzar a reunir la información sobre las tesis. Hay un magnífico compendio de antropología peruana editada por editada por Degregori, Sandón & Sandoval, titulado: No hay país más diverso.

Los siguientes países -Cuba, Costa Rica, Panamá, Bolivia, Paraguay y Argentina- hay que contactarlos en el curso de 2019. Y hay que considerar los países caribeños donde hay programas y egresados en antropología, por ejemplo Belice.
No sé que tanto podamos abarcar de aquí a mediados de 2010, cuando entregaremos un informe más completo sobre todo lo que hemos hecho en estos tres años. Y un catálogo latinoamericano con información estandarizada, e instalado en diversas páginas web institucionales de colegios de antropólogos e instituciones de educación de los diferentes países. Cuento con ustedes, con su sabiduría para resolver las situaciones de cada país, y con su entusiasmo para comunicar a los estudiantes de antropología la importancia de que en sus nuevos proyectos de investigación y de tesis, consulten y citen estos catálogos nacionales, integrados al catálogo latinoamericano. Este es el objetivo concreto que permitirá ir construyendo una antropología latinoamericana más cosmopolita. Podemos generar mayor interés por las contribuciones teóricas, metodológicas y etnográficas de los antropólogos de otros países latinoamericanos. Comenzaremos a identificar las influencias cruzadas entre unas antropologías y otras: el indigenismo, los estudios de comunidades, la diversidad cultural, la migración a las ciudades, son y serán tópicos comunes en los cuales podremos desarrollar antologías latinoamericanas.

Con mis mejores deseos para 2019, espero que en esta comunicación contribuya a que todos los actuales y futuros participantes puedan reconocer que el catálogo latinoamericano es “nuestro proyecto”. Sus iniciativas, sugerencias y difusión del proyecto serán muy bienvenidas

Atentamente,

Roberto Melville
CIESAS – Ciudad de México
Coordinador

Nota: Al parecer dejé fuera de este correo a Claudio Espinoza y a Héctor Mora Nawrath, colegas chilenos que van a celebrar la próxima semana el Congreso chileno de Antropología.
Roberto.

lunes, 21 de enero de 2019

Nissan explica la relación entre la antropología y la industria automotriz

Nissan Mexicana, S.A. de C.V. Av. Insurgentes Sur 1958, Col. Florida, C.P. 01030 México, D.F. Tel. 5628-2727 
Comunicación Corporativa 

SILLICON VALLEY, Estados Unidos (22 de octubre de 2018) – Nissan lidera el camino hacia un nuevo futuro de la movilidad, en el cual los vehículos serán más amigables con el medio ambiente y tendrán la opción de ser autónomos. La empresa no solo invierte en el aspecto tecnológico, sino también contempla las implicaciones sociales que tendrán estos cambios.

La Dra. Melissa Cefkin, antropóloga y científico en jefe en el Centro de Investigación de Nissan en Sillicon Valley, concedió una entrevista a Wards – portal especializado en inteligencia empresarial del sector automotriz – en la cual explica desde conceptos básicos (qué papel tiene la antropología en la industria automotriz) hasta la complejidad de entender la relación que los humanos crean con sus vehículos. 

A continuación, te compartimos las reflexiones de la Dra. Cefkin:

Wards: La ciencia de la antropología no se comprende bien. Muchos lo confunden con arqueología, paleontología u otras disciplinas. ¿Qué es lo que las personas deben saber sobre antropología cultural?

Cefkin: La antropología, como ciencia de la humanidad, es una ciencia muy amplia. Mi área es la antropología social o cultural. Nos interesan las personas como miembros de la sociedad; las prácticas, rituales, instituciones sociales, formas de expresión que comparten las personas como miembros de grupos culturales.

La clave para saber sobre antropología cultural es que entendemos que la cultura es la esencia misma de la existencia de las personas. Es como un pez y agua, no hay personas aisladas de su contexto cultural.

Mi trabajo en el sector automotriz, sistemas de vehículos y movilidad del futuro es que busco las formas que se dan por hecho de ver el mundo de los vehículos y darme cuenta de cómo podría ser diferente desde las perspectivas de diferentes personas. La antropología cultural utiliza métodos comparativos, y el método central de la observación participativa o la etnografía (pasar tiempo en diferentes comunidades para experimentar el mundo a través de sus ojos) nos permite familiarizarnos con nuestras propias suposiciones.

Wards: ¿Qué estás haciendo en Nissan y cómo terminaste trabajando para un fabricante de vehículos?

Cefkin: Estoy en Nissan para ayudar a desarrollar futuros de movilidad socialmente aceptables y centrados en el ser humano, especialmente relacionados con el desarrollo de vehículos automatizados y autónomos. Maarten Sierhuis, el director fundador del Centro de Investigación de Nissan en Silicon Valley, tuvo un largo historial de trabajo con científicos sociales para el desarrollo tecnológico.

Los vehículos son objetos profundamente sociales. Traer una lente social al desarrollo de sistemas de vehículos del futuro tiene mucho sentido. El enfoque de mi grupo hasta ahora ha sido el desarrollo de arquitecturas y sistemas de vehículos autónomos de base: cómo deben comportarse y cómo deben interactuar.

Wards: ¿Es común que los antropólogos trabajen en el mundo corporativo?

Cefkin: Se ha vuelto mucho más común en las últimas décadas. Cuando comencé a trabajar en entornos corporativos, podía contar con dos manos las personas en los Estados Unidos que participaban en dicho trabajo. Pero ahora hay muchos y es una comunidad próspera. La mayoría de nosotros no entrenamos pensando que quisiéramos servir a los intereses de la industria per se, pero sí queremos estar donde ocurren las cosas que impactan las vidas de las personas.

Wards: ¿Hay muchos antropólogos trabajando en la industria automotriz?

Cefkin: Marietta Baba es la antropóloga original y una de las más famosas antropólogas de negocios. No solo trabajó en la industria automotriz, sino que presidió el departamento de antropología de Wayne State antes de convertirse en Decana de Ciencias Sociales en MSU. Wayne State aún ofrece una maestría en antropología de negocios, y muchas personas en el programa trabajan para la industria automotriz.

Wards: ¿Están principalmente involucrados en la investigación de vehículos autónomos o han estado trabajando en otras cosas?

En la mayoría de los casos, trabajan en elementos organizativos y de la fuerza laboral: operaciones de planta, mano de obra, administración, etc. Hay una historia larga y bien establecida de antropólogos en ese ámbito. Una segunda área en la que algunos antropólogos han trabajado en la industria automotriz durante décadas es en mercadotecnia e investigación de mercados. 

Wards: ¿Qué hace que tu grupo sea único?

Trabajamos en el ámbito de desarrollo de productos y servicios. No conozco nada paralelo en otras armadoras o proveedores. Sin embargo, en otras áreas tecnológicas es más común. En la industria automotriz, creo que estamos en una posición única, especialmente con nuestra interacción práctica con el desarrollo de la inteligencia artifical.

El gran problema con la aceptación de la conducción autónoma es la confianza. La mayoría de las personas se encontrarán con los vehículos autónomos primero conduciendo a su lado o caminando delante de ellos. Consideramos a estas personas "usuarios" también porque están compartiendo el camino con los autos de forma predeterminada. Creemos que es vital lograr que este conjunto de interacciones sea correcto, ya que no se trata solo de enfocarse en una base de consumidores diferente: la reacción pública más amplia probablemente determinará si están permitidos en las carreteras o no. Y desde el otro lado, los sistemas de conducción autónoma todavía tienen cosas que aprender sobre cómo se mueve el tráfico y las interacciones que ocurren en la carretera.

Wards: Entonces, ¿estás mirando la autonomía desde una perspectiva mucho más amplia?

Cefkin: Estamos viendo el cambio más amplio del ecosistema de movilidad. Existen diferentes modelos de negocios, soluciones de micromovilidad, la ecologización del transporte, el cambio de acciones relacionales del vehículo al teléfono/video, etc. Todo esto está cambiando la relación con los vehículos.

Escuchar a las personas expresar sus entendimientos y sentimientos es especialmente importante en estas primeras etapas del desarrollo autónomo de vehículos. Pero pensamos que eso es solo una parte de la historia, y también es necesario profundizar para comprender lo que eso significa para las personas en términos de sus prácticas.


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Acerca de Nissan Motor Co., Ltd.  Nissan es un fabricante global de vehículos el cual comercializa una amplia gama de más de 60 modelos bajo las marcas Nissan, INFINITI y Datsun. Durante el ejercicio fiscal 2017, la compañía vendió 5.77 millones de vehículos a nivel global, con lo cual generó ingresos por 11.9 billones de yenes ($100,046 millones de dólares). El 1 de abril de 2017, la compañía presentó Nissan M.O.V.E. to 2022, el plan a seis años cuyo objetivo es obtener un incremento del 30 por ciento en los ingresos anuales a 16.5 billones de yenes ($148,700 millones de dólares), así como un margen de utilidad operativa del 8 por ciento y 2.5 billones de yenes ($22,600 millones dólares) acumulados de flujo de caja libre. Como parte del plan Nissan M.O.V.E. to 2022 la compañía planea extender su liderazgo en vehículos eléctricos, liderado por el EV más vendido en la historia: Nissan LEAF. 

La sede de la compañía en Yokohama, Japón maneja las operaciones en seis regiones: Asia y Oceanía; África; Medio Oriente e India; China; Europa; Latinoamérica y Norteamérica. Nissan ha sido socio de la armadora francesa, Renault, bajo la Alianza Renault-Nissan desde marzo de 1999; asimismo, desde 2016, Nissan adquirió el 34 por ciento de participación en Mitsubishi Motors. Renault-Nissan-Mitsubishi es actualmente la alianza automotriz más grande del mundo, cuyas ventas combinadas sumaron más de 10.6 millones de vehículos durante el año calendario 2017. Para más información sobre nuestros productos, servicios y compromiso con la movilidad sostenible, visite nuestro sitio web en http://www.nissan-global.com/EN/. También puede seguirnos en nuestras redes sociales: Facebook, Instagram, Twitter, LinkedIn y YouTube.

Para mayor información contáctanos en: comunicacioncorporativa@nissan.com.mx Teléfono: (+52) 55 5628-2727 Extensiones: 4046 y 4051 Twitter: @Nissan_MX_RP Web: http://www.nissan.com.mx Sitio de Prensa: http://nissannews.com/es-MX/nissan/mexico


Nota Bene: 
Maria Alicia Baca Macazana  señala: Walter, la telefónica contrató antropólogos para
estudios sobre la expansión de la telefónica. Los peruanos luchaban arduamente para tener un teléfono, que era como sacarse la tinka..Por tanto, era urgente la necesidad de comunicación de nuestras poblaciones ante los nuevos desafíos del contexto mundial cambiante. Demandaban un estudio de campo que los antropólogos predictivamente lo pronosticaron. Fue Un gol , ya que somos los que más telefonía móvil usamos. Por otra lado. las empresas de Sedapal y Energía eléctrica contratan mas antropólogos y sociólogos ahora. Ejemplo concreto, Consorcio de Saneamiento Lima.( el que conozco es el de Lima Norte lote 3 ) La observación hace que jóvenes antropólogos y sociólogos estén actuando en políticas de inversión y expansión!!!

De la funcion del Poeta

RAFO - Madre Osa (video lyric)




Publicado el 29 ago. 2018

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mi nueva canción Madre Osa, estoy muy contento de haber tenido la oportunidad de crear esta canción que considero es la que más trabajo y dedicación me ha costado en toda mi vida.
agradecimientos especiales a Frany Hernández y a Alex Suffer por su amplia participación en el proyecto.


Historia de cómo escribí Madre Osa:
https://rafo.rocks/madre-osa/

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Letra:

Madre Osa va a hibernar,
corazón de la montaña,
corazón en esta historia.

¡Osa!
No pienses más,
¡Osa!
¡Osa vamos, anda a hibernar!

Y empieza a soñar,
con un río,
lleno de salmon..

Hay una estrella fugaz,
que acomoda tu mente,
en paz...

Madre Osa, corazón,
victoriosa con su salmón.

El sol guarda tus días,
tú guarda su calor...

su calor...
su calor...
su calor...

Madre Osa, corazón,
victoriosa con su salmón,
con tú salmón...

Necesitamos de tus garras,
para pelear...

para pelear...
para pelear...
para pelear...

Fanpage de RAFO:
https://www.facebook.com/RAFOMX/

Fanpage de Frany Hernández (grabación y master):
https://www.facebook.com/franyhernand...

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https://www.facebook.com/ranaestudios...

Visita mi página web ( RAFO ):
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domingo, 20 de enero de 2019

Sobre el paso del Huracán Sandy por Manhattan y de cómo se me apareció la Virgen en la forma de un kioskero hindú



 Carlos Alberto Saavedra

Bueno, ¡qué quieren que les diga! Conocía los huracanes solo por haberlos visto en alguna
Carlos Saavedra (Beto) 
que otra película de catástrofes, de esas con las que Hollywood nos asusta de vez en cuando, haciéndonos dar las gracias por no haber estado en el lugar de los acontecimientos. Solo que esta vez yo sí estuve allí.
Había llegado a Manhattan, justo al East Greenwich Village, atendiendo una invitación de mi hijo, “Como para que salgas de la rutina, padre, y de paso estudies para tu examen de real estate”, me dijo. Y fui, pues, justo el día en que también estaba llegando a Nueva York el Huracán Sandy, sin que nadie lo hubiera invitado. 
Fueron días de casi religioso recogimiento, de angustia disimulada (ustedes saben, yo no soy muy amigo de las exageraciones), en los que pude sobrellevar las falencias y turbulencias ocasionadas por la furia de la naturaleza con espíritu cuasi monjeril, esperando el milagro del rescate, que se dio en gran medida gracias al azar, a mi porfía y acaso a que a la Virgen, Santa Rosa o San Martín se les dio por atender los ruegos y oraciones de este discreto bajopontino de Samanco, que cuando vive situaciones dramáticas o en los minutos previos al decolage del avión, se transforma en un verdadero cucufato, con rezos, persignadas y todo, discretamente, claro, para evitar el roche. 
Quién diría que cuando ya estaba al borde del nocaut, cuando ya no tenía víveres para sobrevivir un día más, se me apareció la Virgen en la forma de un mercachifle hindú (el único que se había atrevido a abrir su kiosko de chucherías en Union Square), a quien seguramente le caí en gracia por mi sutil semejanza con la gente de su etnia.
Resulta que en el tercer día del paso de la tormentosa Sandy pude comunicarme con mi
Huracán Sandy
hermana Mérida y aceptar su apremiante invitación a trasladarme a su casa de Queens, donde los vientos huracanados no habían sido tan destructivos y, al menos, habían dejado indemne el sistema eléctrico del condado. 
Así que con un maletín, de esos que dejan llevar como equipaje de mano en los aviones, y mi ropa sucia en una bolsa de Walmart, salí temprano a tomar un taxi, con tan mala suerte que durante tres horas fui ominosamente ignorado por los escasos taxistas que se atrevieron a circular por Manhattan en esos días, quienes, no percatándose de mi evidente tercera edad, preferían a las mujeres embarazadas, notorios discapacitados o carcamales con exageradas dificultades para caminar. 
No pude, pues, tomar un taxi, y tampoco podía permanecer en la calle, porque el frío y el viento ya estaban afectando mi no muy sólida corpulencia y el hambre comenzaba a manifestarse de una manera insoportable. De manera que opté por subir a oscuras los cinco pisos que conducían al departamento de mi hijo Carli, tomar un poco de agua, comer los últimos bocaditos chipi que quedaban por ahí y eliminar las excedencias orgánicas antes de bajar a hacer un segundo intento, ya en la tardecita.
Durante más de una hora traté de abordar algún taxi, igualmente si éxito, cuando en eso me percaté de que justo en la parte de Union Square que da a la Calle 15 había un kiosko atendiendo a un montón de gente, así que me acerqué, compré un jugo de coco, unas galletas y un periódico de bajo costo (algo así como El Trome, en español, con su calata y todo) y esperé a que se disperse la gente, en la esperanza de que el que atendía (un hindú vejancón de agria apariencia) pudiera facilitarme su teléfono celular para comunicarme con mis familiares, seguramente angustiados allá en Virginia, por mi incomunicación de varios días. Mi calidad de no habido era inminente. 
En principio el hindú me dijo que no podía prestarme su teléfono porque tenía muy poco
Grúa dañada por Sandy
saldo. “Only to talk with my wife, you know”, recalcó, como para hacerme ver que antes que todo era un marido monógamo, fiel y orgullosamente sacolargo; como casi todos los pendejos de mis amigos, que quieren aparentar lo que no son, me dije a mí mismo. “Le pago cinco dólares por una llamada”, le propuse, arriesgándome a un enérgico rechazo, y entonces él, muy amablemente y sin duda sacrificando su urgente coloquio conyugal, aceptó que yo hiciera la llamada. 
Y así pude hablar con mi hija Lili y decirle que estaba bien y que en un rato iría a Queens a alojarme en lúaúaa casa de mi hermana Mérida, apenas consiguiera taxi; como diciéndole no te preocupes, hijita, que eso es lo más huevo del mundo; para no preocuparla, obviamente.
Cuando vi al hindú aliviado de la presión de la clientela, me le acerqué y en mi precario inglés (casi tanto como el de él, y eso es lo bueno en el diálogo de la gente que no domina muy bien ese idioma, se hablan casi como los indios de El Llanero Solitario, y llegan a entender perfectamente lo que se dicen en su media lengua), le dije algo así como What a day, sir! Yes, what a day, it´s horrible, never seen something like this; never, sir, me contestó él, como dándome el amén. Y yo, ya entrando en confianza y asumiendo que vivía en otro condado, le pregunté cómo había venido a Manhattan, a lo que él me dijo que había contratado un taxi de ida y vuelta y que –para ponerlo en una expresión coloquial– le había costado un ojo de la cara. Dios mío, pensé, qué drama, porque el pata era medio tuerto. “¿Y dónde queda su casa?”, insistí, y él me contestó que en Queens. Entonces yo me dije, Oh, my God, esta es la mía, y casi con indiferencia, como si hablara de la disputa entre Obama y los republicanos por la reforma migratoria, cosa que a los hindúes les importa un pito­­­­–, indagué: “¿At what time are you coming back to Queens, sir?” “At five”, me contestó él, medio desconfiado. Entonces le expliqué, que yo también quería ir a Queens, que si podía compartir su taxi, que le pagaría la mitad del costo, y, claro, por dentro, le rogaba que no sea malo, que Alá, Mahoma, Brahama y la diosa Kali se lo recompensarían, que la ley del karma... Y en fin, encomendando mi suerte a la de Dios, al Señor de los Milagros y a la Beatita de Humay, porque yo en circunstancias como estas, como cuando estoy en un avión, ya lo dije, se me da por la rezadera de la beata más contrita.
Felizmente el tío atracó, y, no a las cinco, sino a las seis nos dirigimos a abordar el taxi, que no era un taxi, sino su propio automóvil, un Lexus que tenía estacionado en la misma Calle 15, en el que me llevó a Queens por 30 lucas verdes. 
¡Resulta que el kioskero de medio pelo, que vendía periódicos, chicles, cigarrillos, caramelos, era dueño de un Lexus del año!
Y así llegué a la casa de Mérida, tras casi dos horas de hacer un trayecto que usualmente toma
Árboles caídos por el Huracán en New York
30 minutos, viendo enormes y gruesos árboles caídos sobre casas y automóviles, con un hedor de tres días sin conocer la ducha (porque yo con agua fría no me baño así me paguen), con un hambre que no sentía desde mi adolescencia, y feliz de reencontrarme con alguien de la familia.
Gracias a Dios, pude bañarme con agua calientita y comer no solo algo decente, sino deliciosamente peruano: un cebichazo de blue fish, un caldo de choro y un tacu taco híbrido, entre chinchano y dominicano, pero escaso de frejoles, que me levantaron la moral.
Y aquí estoy, casi en la gracia de Dios, todavía en casa de Mérida, haciendo caminata con Alfonso, su paciente esposo, saludando con respeto, casi con reverencia, a la multitud de mercachifles hindúes que pululan por la avenida Roosevelt y esperando que pase el vendaval para regresar a Manhattan a seguir repasando el libro de real estate para dar el examen y obtener la licencia correspondiente, que es la razón de haber venido a esta hermosa y asolada urbe.
Desde entonces aprecio y respeto mucho a los hindúes, los saludo con reverencia, aunque ellos me ignoren olímpicamente; bueno, sería mejor decir a los nativos de la India, a quienes no les gusta que los llamen hindúes porque –como me aclaró no muy diplomáticamente mi profesor de inglés, que es un indio de la India– el hinduismo es una religión, no una nacionalidad; que lo correcto sería que los llamen indios, aunque por culpa de Christopher Columbus y el Llanero Solitario… pero ese es otro cantar y mejor lo dejamos ahí.
East Elmhurst, New York, United States

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