NOTA BENE:

Revista Internacional del Colegio Profesional de Antropólogos de Lima. Sede: New York.


miércoles, 26 de octubre de 2016

Arguedas frente al espejo...

Walter Saavedra


Arguedas no estaba desesperado cuando se mató, estaba enfermo y debe haber estado con esa tranquilidad que da la depresión en el acto final. Se cuenta que en la mañana del mismo día en que se quitó la vida, se le vio en la Iglesia de la Merced, en el Jirón de la Unión, en Lima, en una actitud como rezando. Ese mismo día estuvo almorzando con unos colegas de la Universidad Agraria la Molina y todos lo vieron alegre… Es interesante preguntarse por qué se puso frente al espejo cuando se pegó un tiro. Se me ocurre una respuesta muy simple: para mirarse, simplemente para eso, quizás le parecía hasta gracioso contemplarse en el momento de darse un tiro y quitar ese malestar en la cabeza que no lo dejaba tranquilo… Pensar en el significado de los actos de los depresivos con la racionalidad del no depresivo lleva a muchos errores. Para el depresivo la vida y la muerte no tienen sentido, tampoco las palabras que salen de sus labios sin saber él por qué ni tampoco sabe su real significado. Quienes lo escuchan hablar lo juzgan de manera no adecuada y, como pasó con su terapeuta la Dra. Hoffmann, pueden considerarlo ya curado y después cuando se matan no comprenden la razón porque todo tenía la apariencia de ir tan bien en él. A Arguedas le molestaba mucho la cabeza, repetimos, eso le era insoportable, entonces se dispara un tiro para terminar con ese malestar. Él hablaba antes de la muerte en múltiples ocasiones, al final ya casi nadie parecía prestarle atención. Pero ¿qué era la muerte para José María Arguedas? Sólo una palabra. Existir o dejar de existir no tenían significado para él. ¿Acaso para se moría cuando se dejaba de existir? Él se mató para sentirse mejor de todos los malestares, todo lo demás carecía de sentido. ¿Pensó Arguedas que al morir dejaría de existir? Esa relación carecía de sentido para él, como para todos los depresivos… Sherlock Holmes dice que en las cosas simples encontramos muchas respuestas a cosas que parecen complejas. Quizás sea cierto...
 

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East Elmhurst, New York, United States

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