NOTA BENE:

Revista Internacional del Colegio Profesional de Antropólogos de Lima. Sede: New York.


domingo, 23 de septiembre de 2018

Inocente lobo estepario...


Walter Saavedra



Se me han venido a la mente muchos instantes de los momentos en que enseñaba en las diferentes universidades donde trabajé. He laborado con cariño durante esos años, pero también he pasado momentos muy difíciles, ya sea porque me atenazó la depresión en múltiples ocasiones haciéndome casi inútil para abordar mis temas, o cuando no era comprendido a pesar de que era precisamente en esos instantes en que ponía mucho más esfuerzos en elaborar mis clases teniendo muy presente al sector de alumnos a quienes me dirigía.

Quisiera pues traer a mi memoria los momentos buenos y los malos ya sea para mí o para mis alumnos por mi causa, pero es difícil porque los más de ellos se han borrado férreamente de mi mente.

Recuerdo que a mis alumnos de literatura los hacía escribir tensando al máximo su imaginación desnuda y ellos escribían, aunque muchos lo hacían sin saber lo que hacían, pero ¡qué bien que les salía! Sí, el que más, me entregaba textos que me llenaban de complacencia.

A mis alumnos de antropología los hacía escribir dándoles más facilidades y, en algunos casos, les ponía un manojo de fotos que iban cambiando constantemente, les proporcionaba un extracto muy pequeño de un libro antropológico o les hacía escribir sobre sus experiencias, sobre su vida y la de sus conocidos… Según los casos, ellos tenían que escoger una fotografía, leer el texto escogido o echar mano a sus recuerdos y experiencias, y tenían que escribir algo que se les viniera a la mente en ese mismo instante, tenían que hacerlo simplemente cómo se les viniera a la cabeza, pero siempre tratando que surgiera de lo que estaban mirando, leyendo o de la pregunta que les hacía.

A mis alumnos de derecho les daba algún tema de contenido antropológico para que desarrollaran sus ideas en torno al mismo.


No con todos mis alumnos hice lo mismo, porque cada uno de los grupos con los cuales trabajaba tenía sus particularidades, particularidades que yo procuraba descubrir y adaptarme a ellas para hacer el trabajo lo menos formal posible.

En algunos casos me bastaba ponerles una película cuya relación con la antropología tenían ellos mismos que descubrir, sobre todo cuando se trataba de alumnos de la carrera de Antropología… A un lado, me dedicaba a contemplar sus rostros mientras les exigía escribir o simplemente ver las películas y yo casi podía leer sus mentes maldiciéndome por pedirles hacer lo que aparentemente no tenía relación con lo que estudiaban.

La actitud que mis alumnos adoptaban ante un evento sorpresivo, me daba una idea de lo que ellos mismos eran y de lo que pensaban y, según eso, yo conversaba con ellos, siempre de manera muy informal.

Durante algunos años me dediqué a leer libros y a comentarlos, de tal manera que exigía a los alumnos que, así como yo reflexionaba, ellos también lo hicieran, diciendo todo lo que pensaban de lo que leían en mi escrito. Y casi nunca repetía los mismos textos que les escribía, para no aburrirme yo mismo.

Recuerdo muy vivamente de cuando les exigía relatarme sucesos de su vida cotidiana, lo recuerdo porque  esos instantes alcanzaron su momento más álgido inmediatamente después del terremoto de agosto de 2007 en Ica. Yo podía ver durante esos momentos en que escribían o en los textos que me entregaban ya hechos, la gran variedad de formas de pensar y de ser de los grupos, dependiendo de dónde procedían, y también, por supuesto, las particularidades de muchos individuos que fueron mis alumnos y –lo digo sin broma- ellos no sabían que eran mis alumnos porque algunas veces no sabían qué era lo que yo les enseñaba, a pesar de que se los explicaba, sólo que no les entraba en la mente algo tan diferente a lo que estaban acostumbrados.

Sabía perfectamente que muchos pensarían que lo que yo hacía o decía parecía no tener sentido. Algunos se me acercaban a preguntarme qué les estaba enseñando y me decían que querían que les enseñe Antropología, y yo los miraba con estupor explicándoles que yo les enseñaba precisamente Antropología y les daba mis razones fundamentadas en la diversidad de concepciones acerca de la Antropología, y sé que muchos no las comprendieron nunca. 


Pero también tuve la satisfacción de ver a algunos de mis alumnos acercárseme, mucho después, para agradecerme lo que yo les había enseñado porque posteriormente se topaban con esos temas o los encontraban en los trabajos que hacían en las poblaciones aledañas a Ica (por ejemplo).

La verdad es que mis alumnos aprendían más de sí mismos que de mí. Muchas veces me he preguntado, y he visto preguntarse a otros, ¿qué es aquello en lo que no puede meterse un antropólogo? ¿Qué es lo que no puede hacer un antropólogo? La respuesta dependerá de la formación que hayan tenido y del desarrollo particular que han tenido en su profesión, de acuerdo con ello, la diversidad de puntos de vista es abismal.

Algunos de mis alumnos de Antropología se me acercaba con un libro en la mano, me lo mostraban y desafiante me decían: yo estoy de acuerdo con este autor. Mi respuesta era el silencio. Ellos estaban de acuerdo con ese autor, ¿qué querían que le respondiera? La cuestión implícita era que ellos estaban de acuerdo con él profesor o los profesores que tenían esos libros como texto. La cuestión es que no importa mucho el libro, sino lo que el profesor pueda hacer que se aproveche de ello. En ese sentido, mi papel era escuchar el punto de vista del alumno sobre lo que había leído y lo que le habían enseñado, y si me pedía mi opinión sobre sus ideas, yo se las podría brindar.

Hay muchas cosas que profesionalmente le están vedadas al antropólogo, en razón de las particularidades mismas de cada profesión, eso es obvio. Pero el antropólogo puede meterse a husmear en aquello que pareciera estar ajeno a su actuar y satisfacer sus ansias de conocimiento tanto en el actuar como en el leer o en contemplar. Cada cosa que yo aprendía con unos lo aplicaba con los que venían después.

¿Los libros? Me comencé a olvidar de ellos, salvo cuando era absolutamente imprescindible usarlos (en muchos casos, los leía y los comentaba en clase). Son muchas las decepciones que he tenido a lo largo de mi vida con los libros, no con todos por supuesto. Mi objetivo era buscar lo que me habían enseñado cuando estudiante y lo que yo había aprendido como profesional tanto en los libros como en la enseñanza y en la vida misma. 


Cuando me encontré con Francisco Amezcua, hallé en él un –lo digo apelando a su comprensión y a su bondad-, yo encontré en Paco Amezcua una especie de alma intelectual gemela. Me gustaba escuchar sus propuestas, sus andanzas, sus descubrimientos. Con Francisco Xavier Solé es con quien más intimé, con quien más departí, en quien sentí más la comunidad de ideas al hablar y, por supuesto, aprendí yo muchísimo de sus interesantes teorías sobre la obra de José María Arguedas. Y Ezequiel Maldonado fue también otra alma gemela con quien no tuve la ocasión de departir mucho, pero a quien sentí parte de aquellos pensamientos que emergían de la vida misma. A todos ellos los conocí por intermedio de mi, siempre apreciado y dilecto, amigo Ricardo Melgar, a quien le debo tantas cosas, a lo largo de tantos años, que me es muy difícil mencionarlas…

¿Y Angélica Aranguren? Ella también vino a ser mi amiga primero por intermedio de Internet y luego nos conocimos y frecuentamos fructuosamente en persona. Con Rosina Valcárcel tuvimos un camino muy similar para llegar a conocernos… Alicia Jiménez y Edilberto Huertas fueron mis amigos mientras estudiábamos en San Marcos y luego coincidimos en la Universidad Federico Villarreal, así como también con José Luis Portocarrero (y así como hubo encuentros, hubo también desencuentros con algunos de ellos). 


¿Qué puedo decir de mis inicios en la enseñanza universitaria? Las  primeras ocasiones en que pisé un aula de clase fue siendo aún un estudiante, y gracias a mi amigo Ricardo Melgar con quien colaboré ocasional e informalmente en la Universidad Garcilaso de la Vega y luego sustituyéndolo cuando contrajo nupcias mientras él estaba en su luna de miel (me quedé en su reemplazo, ese tiempo, en la Escuela Nacional de Arte Dramático). En ambos lugares hice muchos amigos y me quedaron grandes impresiones positivas en unos instantes en que no pasaba por mi mente la idea de dedicarme a la docencia.

Gracias a Ricardo vine a comenzar en la actividad docente que me ha tenido siempre enseñando y de cuya experiencia he sacado tantas enseñanzas yo mismo… Gracias a él hice también muchos otros amigos, que no he sabido conservar por mi empecinado afán de confinarme a la soledad, especialmente después que dejé las aulas universitarias donde estudié desde fines de los sesenta hasta mediados de los setenta y en donde hice realmente amigos a montones, pero he de confesar, no sin algo de incomodidad, que de la gran mayoría de ellos me he olvidado casi por completo y a algunos otros los he seguido tratando de cuando en cuando debido a la profesión o porque nos reuníamos cuando mi auto confinamiento (o mi autoexilio en el ensimismamiento) me lo permitía. 

Yo soy un inocente lobo que se regodea en la estepa cubierta de libros y de emociones infinitas, yo soy aquel que se mira siempre en el cuarto de los mil espejos solamente para descubrir que no existe. Yo soy aquel que enarbolando la espada y la adarga de don Quijote descubrió que la vida está llena de derrotas y que uno no debe regresar a su terruño para poder seguir muriendo en la inocencia de su propia locura. Yo soy el que siempre he sido y soy el que ahora se postra agradecido ante los acontecimientos que dieron forma a su propia vida…

sábado, 22 de septiembre de 2018

El indio y los partidos políticos en el escenario peruano (1950 – 2000)


Lucía Alicia Jiménez Hermoza   

Informe final de investigación 2016

Instituto de investigación

Facultad de Humanidades

Universidad Nacional Federico Villarreal

 

Resumen



El siglo XX es inaugurado con violencia social desde el campo rural cuyos actores importantes son los indios comuneros teniendo como la trama, la lucha por la tierra. Desde entonces, los indios no eran considerados por el Estado oficial como ciudadanos, menos aún podían ser parte del proyecto de los partidos políticos en cuyo discurso de democracia el indio está ausente.

A través del método inductivo y deductivo logramos, no solo analizar la realidad de la sociedad peruana, sino que también y pudimos contrastar, en el tiempo, el pensamiento y las posiciones asumidas por los actores principales. No le faltó razón a J.C. Mariátegui al tipificar a la sociedad peruana de feudal-esclavista y colonial. La semi-feudalidad del campo, permitió la marginalidad social, económica, educativa y cultural del indio. 

Uno de los resultados es el que los partidos políticos de izquierda y de derecha no representan en absoluto la cosmovisión del indio, menos aún el socialismo occidental. Otro es el socialismo en la indianidad, que refleja fielmente sus tradiciones milenarias de  respeto a la vida en todas sus formas, considerándose que a la naturaleza se la cuida y no se la depreda vilmente. 

Por tal razón, una de las conclusiones es, en el discurso político de la indianidad, lo expuesto respecto a nuevas organizaciones políticas que realmente los representen. No es posible constituir nuevos partidos políticos en el presente por lo engorroso y por las trabas que impone la ley de partidos. Otra vez los marginan  políticamente, por ello las luchas del indio son por la dignidad.

Palabras claves: indio, partido político, indianidad       

 


Abstract

Indians and political parties in the national scenery from 1950 to 2000

The twentieth century is inaugurated with social violence from the rural fields whose important actors are Indians Communities, whose weave is the fighting for their land. Since then, Indians weren´t considered by the state as citizens, much less as part of the project of political parties in whose reasoning of democracy Indian people are absent. 

Throughout the inductive and deductive methods which permitted the analysis of the Peruvian society and also contrasting it in time, getting in account the different ways of thinking and assumed positions by its main actors. There is not a lack of reason for J.C. Mariátegui´s classification of the Peruvian society as feudal-slavish and colonialist. Semi feudalism in the fields permitted not only social, economic and educational marginality but also the cultural marginalization of Indian people.

For that reason, one of the conclusions in the political discourse of Indianity is the one exposed. The left and right wing political parties do not represent the Indian Cosmovision, much less than occidental socialism. Indian socialism is different, Indian Cosmovision reflects its millenary traditions of respect to all forms of life loyally, Indian thinks that nature is not for being destroyed, but for being taken care of.

The political discourse of Indianity, proposes new political organizations that really represent them.  It isn´t possible to reform the old parties because of the complicated claspment which the laws of political parties impose. There is, once more, a marginalization of Indian people, and that is the reason why they are fighting for their dignity.

Key words: Indian, political party, Indianity.        

 


Introducción

Las investigaciones acerca de las posiciones políticas desde el indigenismo e indianismo sobre el indio y su participación en los partidos políticos es muy reciente, las más  proliferas devienen de las fuentes bibliográficas para el caso boliviano. Del Perú se ha rastreado la información desde la vertiente de los discursos políticos de los movimientos campesinos anterior a la década de 1950.

En las décadas iniciales de siglo XX, el discurso político estaba centrado en la lucha por la tierra, pero ningún partido político de esos años tomaba bandera por la causa india. Ningún partido político de izquierda y menos aún de derecha. No es sino hasta la reforma agraria del gobierno militar del general Juan Velasco A., con la ley N. 17716,en que se reivindica la propiedad agraria y su posesión por las comunidades campesinas y campesinos pobres, desapareciendo entonces la figura del gamonalismo, otrora conspicuo miembro de la oligarquía banquera y latifundista. Es entonces, con la Ley de Reforma Agraria, que los trabajadores agrícolas llegan a convertirse en los dueños del Perú.

Es posterior a la década de los 50 hasta los 2000, o sea, iniciándose ya el siglo XXI, que con mayor fuerza y orgánicamente organizados los indios, proclaman su participación en los partidos políticos, o bien intentan formar sus propios partidos políticos. 

Como nunca antes, hoy la sociedad peruana se siente abrumada, por la corrupción, el robo y el saqueo de sus recursos naturales, los partidos políticos llamados tradicionales que están  representados en el Congreso de la República, se han elaborado una ley de partidos, muy engorrosa, no transparente y por lo tanto no aplicable a que surjan nuevos partidos desde el seno del pueblo mismo, y menos aún desde los indios. Por la falta de recursos económicos y de legalidades engorrosas para cumplirlos.

En este escenario, las demandas de parte de las organizaciones indígenas de participar en la escena política nacional, teniendo como programa de lucha sus propias reivindicaciones es cada vez mayor. Más aún el de ser ciudadanos con todos los derechos desde el Estado oficial.

Así devenidos de las primeras décadas del siglo XX, la tendencia entre algunos intelectuales indigenistas, posturas políticas en pro de los derechos de los indios, desde los que no son  indios, enfrentan su posición ante los partidos políticos tradicionales sobre todo desde la derecha, conformados por oligarcas y latifundistas, lo que viene a ser  los primeros discursos políticos en pro del indio, a sus derechos negados.

Por ello con razón J.C. Mariátegui tipificó a la sociedad peruana de feudal – esclavista y colonial. Esa semifeudalidad del indio en el campo impidió que no se crearan partidos políticos desde los indios mismos. “Del amauta se recupera el diagnóstico sobre la impotencia de los elementos mestizos para asumir la conducción de una revolución democrática-burguesa que enfrente a la oligarquía y construya una nación mestiza que incluya a los indios.” (Escarza, 2012:p.126).   Diagnóstico todavía vigente que refleja cómo es la estructura y los programas de los partidos políticos.

Por esas décadas (1919-1930), la dictadura civil de Augusto B. Leguía: ”Fue un escenario social y político violento; etapa en la que se suscitaron movimientos    campesinos y obreros orientados por ideas radicales de los anarquistas, apristas y comunistas que convulsionaron todo el país, que tuvo como trasfondo, los efectos de la crisis del capitalismo de 1929, conocido también como el “Jueves negro” que afectó a la Bolsa de Valores de Nueva York y a la economía mundial, paralizando las obras públicas y privadas, ocasionando el desconcierto social y la desocupación laboral”. (Kapsoli, 2015:p.1).

Efectivamente, el indio fue participante importante de los movimientos campesinos en los Andes, pero también fue un gran ausente en los partidos políticos.

“Haya y Mariátegui acertaron en el diagnóstico del gran drama peruano, pero pecaron en la aplicación terapéutica. Se fueron demasiado lejos; el uno hacia Rusia y el otro a los países escandinavos. Vieron el mal y por acomplejamiento, o por desprecio, buscaron la solución en occidente; y fue su error, su grave equivocación. Los aciertos soviéticos y los logros en Escandinavia, son demasiado propios; pertenecen a otras latitudes, poseen otra idiosincrasia y otras perspectivas.” (Carnero, 1979; p. 9).

 Por tal razón los partidos políticos están lejos de la realidad del indio y de su cosmovisión, por tal razón también fracasan los llamados proyectos nacionales.

Así, sin mayores cambios sociales transcurre la sociedad peruana a lo largo del siglo XX. Para  comienzos del siglo XXI o 2000, el indio comunero y el nativo amazónico siguieron con sus luchas sociales y enfrentándose a la violencia social ejercida desde el Estado vía los gobiernos de turno. Pero con el agravante de tener que enfrentarse en nuevo escenario político de dominación mundial, el neoliberalismo o globalización, que amenaza su vida y su identidad cultural.

La indianidad para las décadas de 1950 al 2000, daba muestras de politización institucional, pero sin involucrarse con los partidos políticos existentes debido a la desconfianza en ellos. Su lema de lucha ya no es sólo por la tierra, sino también por sus dignidades y el respeto a sus identidades culturales frente a la arremetida del plan globalizante del neoliberalismo. “Del principio de reciprocidad, solidaridad de los grupos étnicos en el Perú puede partir también una redefinición del ideal de justicia.” (Montoya, 1997:p. 104). Y con ello se viene interpretando y recreando un socialismo desde la indianidad bajo el principio de la hermandad para tomar el poder político, según los postulados del CISA.

Desde la década de los 80 hasta el presente se vienen consolidando sus organizaciones en miras a participar políticamente, así en el caso boliviano tenemos: 

      “MITKA es el organismo indio de lucha política más organizado y avanzado de kollasuyo (Bolivia). Desde su nacimiento en el Congreso de la ciudad de Las Piedras (1978), hasta nuestros días, nuestra organización ha tratado de responder a las expectativas de nuestro pueblo… pero somos conscientes de nuestros errores y deficiencias. En todo caso estamos seguros que el futuro del pueblo indio pasa por la edificación de sus propios organismos.”  (Partido Indio. 1984: p. 1). El MITKA es integrante del CISA (Consejo Indio de Sudamérica), cuya versión peruana se crea en 1982 en Ollantaytambo,

La indianidad para las décadas de 1950 al 2000, daba muestras de politización institucional, pero sin involucrarse con partidos políticos existentes, por la lógica desconfianza. Su lema de lucha o bandera de combate deja de ser sólo la tierra para sumar la lucha por sus dignidades.

      “El indianismo, término asumido por Fausto Reinaga para nombrar su doctrina, es el discurso y el proyecto político indio de transformación de las condiciones de opresión y explotación vigentes sobre la mayoría india de Bolivia por parte de las élites blancas y mestizas. Afirma el papel protagónico de los indios en la historia boliviana, y su capacidad para luchar por sus propias reivindicaciones y bajo su propio programa, liderazgos y organizaciones. Es el proyecto que sienta las bases para la constitución del indio como sujeto políticamente autónomo.”  (Escárzaga, 2015: p.37).  Efectivamente, punto de análisis coincidente para el caso indígena sobre todo del Perú.  

Así antes del siglo XX como a lo largo del mismo, la indianidad presenta un alto índice de analfabetismo, panorama que no ha cambiado, siendo muy tardía la oficialización de las lenguas maternas como el quechua, aymara y las nativas amazónicas. Por otro lado la discriminación racial y cultural es aún vigente, por consiguiente es vigente la discriminación política, a pesar de los derechos ciudadanos consagrados en la Constitución, que, n la práctica o en la realidad, es letra muerta.  

 


Método

La investigación conjuga lo inductivo y deductivo para objetivar el accionar de la sociedad peruana. También el método analítico para contrastar los escenarios peruano y boliviano en el tiempo. Y poder comprender el pensamiento y posturas que asumen los indios sean quechuas, aymaras o también los amazónicos, frente a sus derechos negados, como ser actores directos en el partidismo político.

El método comparado que se emplea desde la Antropología Social permite relacionar sociedades en tiempos diferenciados, y poder interpretar las relaciones sociopolíticas de los movimientos indígenas.

De las técnicas

El trabajo tradicional muy efectivo es del empleo de las fichas de lecturas, lo que nos permite mayor agilidad sea para el ordenamiento de los datos como de las ideas y para dar mayor agilidad al vaciado de los mismos. Para consensuar al momento del cruce de la información que permite la redacción correspondiente.

Materiales  empleados

Empleamos testimonios orales de actores políticos contemporáneos: Virgilio Roel P., Guillermo Carnero H., Carlos Milla, Salvador Palomino, entre otros, como también de la responsable del proyecto. 

Fuentes impresas diversas acerca de acontecimientos políticos publicados en fuentes locales y regionales. Publicaciones especializadas de los movimientos indígenas: Rev. “Pueblo Indio”, separatas del CISA-Perú. Trabajos publicados de Salvador Palomino como secretario del CISA-Perú. 

Procedimiento

- Se ha recurrido a obras de la historia política social e ideológica del siglo XX, con la ayuda de fuentes escritas. Procediendo a revisarlos, analizarlos en sus contenidos y contrastando con los datos.

- Los datos recogidos en los archivos de los partidos políticos como en el de las nuevas organizaciones indígenas de nuestro medio, se contrastaron, con los protagonistas contemporáneos.

- De esta forma, el método comparado de la antropología social nos permitió realizar análisis del pensar del indio y las ideologías y posturas de los partidos políticos.

 


Resultados

1- De los discursos políticos de la indianidad, se reivindica el término indio para designar a la población originaria y se rechaza el de indígena, que deriva del indigenismo, o el de campesino, impuesto, por la reforma agraria. Tanto la de 1953 como la de Velasco Alvarado. Lo que contradice el discurso vacío de los partidos políticos de corte occidental en relación al indio.

2- De las luchas y de las prácticas políticas de la indianidad, se ha creado el organismo internacional sudamericano CISA (Consejo Indio de Sudamérica) con participación oficial en la ONU (Organización de Naciones Unidas). Donde el indio no es visto como categoría económica (campesino), y desde allí luchan por sus derechos negados de ciudadanos.

3 - Así mismo sus luchas ya no son simplemente por la tierra sino que también por sus dignidades. Una lucha de plena democracia.

“Burgueses y feudales se disputaron con creciente violencia la posesión del poder político. Liberales y conservadores intentaron sin lograrlo, darle un contenido ideológico a esa lucha. Carentes de verdadero arraigo entre las masas, adoptaron a las fuerzas armadas como el gran elector.” (Barcelli, 1987: p.261). Lo que evidencia fuerte oposición y represión de los movimientos campesinos indígenas, del siglo XX, hasta ser considerada una categoría histórico - social y  cultural.  

4 - Desde los inicios de la república del siglo XIX hasta los 80 del siglo XX, la historia de oprobio, explotación y marginación total hacia el indio no cambió en lo absoluto, hasta el presente la fuerza de trabajo del indio está dirigida a favor de empresas extranjeras y las clases dominantes. Iniciándose así periodos de violencia social sin la participación de los partidos políticos existentes. Sobre todo desde la globalización y los planes neoliberales.

5 - Los partidos políticos sean de derecha o de izquierda  presentan un lado débil en nuestra injusta y aún arcaica sociedad, donde el indio como ciudadano con todos sus derechos ciudadanos es el elector ausente. No es el protagonista central político.

6 - Más aún si se analiza la ley de partidos políticos desde el Estado, es muy engorroso, por eso es muy difícil su ejecución para un grupo intelectual o capacitado culturalmente desde la occidentalización, y, por tanto, es imposible para el indio, es condenado a carecer de ese derecho. Por ello políticamente, para el Estado y la democracia oficial, el indio no significa nada.

7 - Al considerar como categoría económica o sea de campesino al indio en los programas y propuestas de los partidos, no es más que reducirlos a una simplificación y reducción de cuestión étnica y un hecho meramente clasista.

“Nadie niega que el indio es un campesino por la sucesiva explotación que sufre, pero es importante decir que el indígena, antes que una clase explotada, constituye una raza dominada y sojuzgada.” (Rivero, 1995: p. 15). En las últimas décadas del siglo XX, nace la postura: “Los indios debemos tomar conciencia y lograr el poder político pero para ello el indio debe ser un votante consciente; debe votar por mismo. Para ello es necesario que los nombres de nuestros hermanos aparezcan en las listas electorales. “(Cuadernos Indios, 1990: p. 13). 

Del pronunciamiento político respectivo, la década de los 90 hasta el presente sellará la postura que debe haber de un partido político desde lo indio.      

8 - Por las trayectorias de los últimos movimientos sociales desde la indianidad, sobre todo desde la década de los 90, el indianismo se convierte en un proyecto político de transformación desde lo indio, hay desconfianza de los partidos políticos integrados en sus mayorías por mestizos. Asumen también la tarea de concientización desde la educación para el indio, a largo plazo, como la más importante de las tareas, educación intercultural con identidad cultural.

      ”Actualmente, los representantes de las organizaciones indígenas campesinas ven la necesidad de reconocerse como indígenas, como sujetos de derecho. Pero en las comunidades que dejaron de llamarse indígenas y hoy se consideran campesinos, no se ha dado ese nivel de discusión y, muchos desconocen las leyes, normas, convenios que reconocen sus derechos  como pueblos indígenas”. (Chirapaq: 2015. p. 118).  

De ahí se hace necesario reforzar el derecho a la educación intercultural pero con el agregado de identidad cultural. Que ya tenemos antecedentes entre las décadas de los 40 al 50 con las llamadas, escuelas indigenales en el grupo aymara peruano – boliviano.

9 - Una de las grandes preocupaciones desde la indianidad y a la vez dificultades para crear u organizar partidos políticos desde las mismas organizaciones indígenas, es: 

      “La paradoja de las construcciones mentales como producto de la conjunción de dos pensares que tienen diferentes raíces: una andina, cuyo origen se funde en el Perú prehispánico, y otra occidental moderna, cuyo origen se remonta a la influencia dominante del pensamiento judeocristiano  y que actúa e interactúa en la vida cotidiana del hombre andino como “totalidad contradictoria”. (Garcia, 2015:p. 211). 

Ambas concepciones son muy contradictorias e irreconciliables desde sus cosmovisiones y no ha logrado nada el llamado sincretismo cultural o religioso, menos aún en lo político desde el respeto a la tierra y sus recursos naturales, donde la vida en todas sus formas es lo más sagrado.

 

Discusión

Desde comienzos de la República se consideró al indio como sujeto de tributo (impuesto), sobre sus espaldas recayó seguir manteniendo al Estado, como en la colonia. Hecho que se evidenció entre 1919 y 1930, que siguió pagando impuesto, para ser considerado un ser humano; de la mita colonial, pasó a la mita de camino (conscripción vial) y al servicio militar obligatorio. Políticas que estuvieron dirigidas a expropiarse de la fuerza de trabajo del indio en pro del gran latifundio agrícola y por supuesto de las grandes empresas extranjeras y las clases dominantes hasta la reforma agraria del Gral. Velasco Alvarado. Manifestado tanto por Roel como por Mariátegui y Carnero H. 

El gran ausente de los  proyectos educativos ha sido el indio, pues tales reformas educativas estaban orientadas para controlar y dominar la sociedad nacional.

Si la discriminación racial y cultural continúa vigente, es que sigue la discriminación al indio, por ser indio. Más aún la discriminación política. Salvador Palomino y Felipe Q. Mallku lo sostienen en el debate de Pueblo Indio. 

Una de las razones porque el indio no es integrado o no se integra a los partidos políticos es por los principios ideológicos, ya que es otra su realidad cultural o cosmovisión, mucho menos aún desde el liberalismo individualista. ”Por eso son cuidadores del medio ambiente, no ven a la naturaleza como occidente lo ve hostil.”  (Roel, 1977: p. 10). No se identifica tampoco con el socialismo occidental, su socialismo nace del hermanamiento histórico milenario, que aún practica en su comunidad. Lo que dificulta para incorporase también a los partidos políticos de corte occidental. Como también lo manifestaran Arguedas y Roel.

El pensamiento filosófico indio es su concepción integradora, unitaria del universo. Surge así la tendencia intelectual no marxista con clara posición ideológica que se distancia de la filosofía europea. Por una defensa de las identidades culturales desde lo indio, respetando en igualdad y reciprocidad la interculturalidad. Lo que se viene evidenciando en el discurso político en las dos últimas décadas en países de población mayoritariamente india, sobre todo frente a la aplicación de la economía neoliberal y los TLC. Evidenciándolo en sus manifiestos políticos, Carnero H. y Roel.

El discurso político revolucionario del indio, es un gran esfuerza para formular un proyecto propio rescatando la historia de un sector social que representa el sentir del indio.  

 

Conclusiones

1 - Entre 1919 y 1930, la situación social-económica y cultural no cambió en absoluto. Todas las medidas desde el Estado centralista y sus gobiernos de turno por los partidos políticos, estuvieron dirigidos u orientados a controlar y dominar la sociedad nacional y por ende al indio. 

2 - De 1950 al 2000, salvo la política social del Gral. Velasco Alvarado, a través de la reforma agraria No. 17716 y la reforma educativa, esta última que no se plasmó en la sociedad nacional, la situación del indio no cambió en lo esencial. Siguió el discurso vacío desde los partidos políticos sean de derecha o de izquierda, en pos del indio. Como respuesta al elector ausente, se levanta la violencia social desde el campo, defendiéndose organizadamente por el agua y la vida. 

3 - Los partidos políticos no han rediseñado sus programas y organigramas institucionales, presentando más bien  debilidades y arcaísmos en la comprensión y análisis de la realidad nacional, lo que es injusto frente al indio como ciudadano y por ende como elector ausente. 

4 - La indianidad para las décadas de 1950 al 2000, daba muestras de politización institucional, pero sin involucrarse con partidos políticos existentes. Su bandera de lucha es por sus dignidades. Sus identidades culturales están distantes al individualismo occidental de los partidos políticos, frente a sus colectividades: “vamos hacer”. 

5 - La democracia occidental dista de la cosmovisión del indio. La democracia occidental es sinónimo de partido político que no lo representa.  Se forman organizaciones muy fuertes con representación mundial, como el CISA (Consejo Indio de Sudamérica) ante la ONU (Organización de Naciones Unidas). Y se refundan los Estados tal el caso de Bolivia y Ecuador.



Referencia bibliográfica

Barcelli S. Agustín (1981): “Breve historia económico – social del Perú”. Tm.III. Lima. Edt. Hatunruna. 

Carnero Hoke, G. (1979): “El indio y la revolución” Lima. Edt. Prensa peruana.

Cuadernos Indios (1990): “Centro cultural de jóvenes aymaras de Larecaja”. Lima. Edt. CISA. 

Chirapaq (2015): “Quiénes son los indígenas”.  Lima. Edt. Centro de culturas indígenas del Perú. 

 

Escárzaga Fabiola. (2012): “El indianismo en la correspondencia de Fausto Reynaga con Guillermo Carnero y Guillermo Bonfil.” Agua rev. De cultura andina No. 6. Huancayo. Edt. SCAF. 

------------------------- (2015): “Fausto Reinaga, Guillermo Carnero Hoke y Guillermo Bonfil: discursos indianistas en Bolivia, Perú y México (1969-1979).” México. Edt. Pacarina del Sur, año 6, núm.24. 

García Miranda J. (2015): “La racionalidad en la cosmovisión andina”. Lima. Edt. UCH. 

Montoya Rodrigo (1997): “Libertad, democracia y problema étnico en el Perú”.  Lima. Edt. UNMSM. 

Kapsoli Escudero, W. (2015): “El año del “Poron-Mocho” (Perú: 1932)”. Lima. Edt. Univ. Ricardo Palma. 

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Rivero Wilberto (1995): “El Estado y los pueblos indios.” Lima.  Edt. CISA. 

Roel Pineda V. (1977): “Unión solo con el pueblo”. Lima. Edt. Alfa.
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