María Isabel Remy escribe en 1992 un interesante texto, en el cual se proyecta sobre la realidad andina, analizándola intensamente, a partir de las obras de dos insignes literatos que tratan sobre el mundo andino desde su propia diferente perspectiva, por el hecho mismo de ser de diversos orígenes: el uno costeño y el otro serrano. Bien es cierto que las interesantes reflexiones de Remy -como ella misma se encarga de puntualizar- surgen de la mano del poeta Manuel de Priego, mas no por eso dejan de tener originalidad. Este texto está lleno de elementos que nos permiten reflexionar y, a la vez, conocer los entretelones de las propias reflexiones de su eminente autora. A pesar del tiempo transcurrido desde que fuera escrito originalmente, este texto de M. I. Remy mantiene una increíble vigencia. Esto se debe, no solamente a los planteamientos explícitos de la autora, sino también a las pautas que nos da para poder comprender lo que no menciona explícitamente pero que se encuentra presente en este documento, cuyo valor y vigencia nos lleva a publicarlo ahora en Tutaykiri... Y no dejemos de lado el texto de Chema Salcedo, que publicamos a continuación del suyo, que lo complementa bellamente, pero además –no podemos dejar de expresarlo- tiene un valor muy grande en sí mismo. La comparación entre José María Arguedas y Enrique López Albújar, está llena de punzantes ideas. Leyendo este documento de Remy, surge una inevitable reflexión -aledaña a la suya, por cierto- entre la literatura y la realidad que durante tanto tiempo ha sido –y sigue siendo- tema de discusión y de cursos universitarios. La ficción literaria usa la realidad modificándola,porque de otra manera no sería dable su utilización o sería algo ajena a la realidad que pretende expresar. Incluso el realismo más fiero, no tiene más remedio que usar la imaginación para engarzar los elementos de realidad. Quienes ven todo desde el ángulo simplemente político, dejan de lado los criterios estéticos para centrarse en si les conviene o no políticamente lo creado, condenando o defendiendo, en aras de esos criterios, las obras literarias o artísticas en general… serían capaces de destruir una obra artística simplemente por ser “reaccionaria”, con lo que no se diferenciarían de aquel desdichado alcalde limeño que destruyó “El ojo que llora” por simples y pedestres criterios políticos. La literatura cuando surge de la realidad misma, y va más allá de las fronteras de lo que pretende hablar, deja su huella en las gentes que se ven reflejados en ella. Aun siendo fantasías, igual influye -y a veces decisivamente-, en la realidad que toca. Esto es lo que nos muestra María Isabel Remy en este impresionante escrito que narra cómo la literatura influye en la realidad, a la vez que la realidad influye en la literatura. Como bien señala nuestra apreciada analista, la visión de Arguedas es la de una comunidad idílicamente armoniosa mientras que López Albújar nos presenta los conflictos que se dan en el interior de las comunidades. Cuando Arguedas lee a López Albújar, a inicios de los años treinta, dice indignado que así no son los comuneros. Señala que el autor costeño los deforma. Yo voy a contar cómo son, exclama. Y así es como surgen los cuentos contenidos en su librito llamado “Agua”, porque se propone escribir la realidad que él ve en las comunidades que conoce, donde ha nacido, vivido y con las que ha mantenido contacto siempre. Pero –a pesar de todo- los cuentos de “Agua” no muestran exactamente una situación idílica en el seno de las comunidades, aun cuando ello sea, efectivamente, lo esencial. Los cuentos de “Agua”, nos hacen ver las luchas, discrepancias y oposiciones en el seno de estas comunidades. No tan abierta y duramente como lo hace López Albújar (en “Cuentos andinos” y en “Nuevos cuentos andinos”), por cierto, pero ahí están, sin que seguramente haya sido el propósito del autor darle más importancia de la que tienen en un contexto de lucha, donde la unión prevalece. Pantacha, por ejemplo, es inicialmente dejado solo en sus deseos de luchar por el agua contra el gamonal. El viejo don Raura es también un comunero que está al servicio del gamonal y contra los comuneros. Ahora bien, el dueño de la hacienda Viseca -llamado “Ledesma” en el cuento-, es el tío de José María Arguedas, de nombre Manuel Perea Arellano. Manuel Perea Arellano es el hermano materno de su padre de Arguedas, quien se casa con la sobrina de Grimanesa Arangoitia Iturbide, madrastra de José María. Grimanesa seguramente es pariente de la esposa de Nicolás de Piérola, Jesusa de Iturbide, hija de Agustín Jerónimo de Iturbide y nieta del -por dos meses- emperador de México Agustín I. Jerónimo va a Colombia donde es edecán de Simón Bolívar y combate en la Batalla de Ayacucho, aquí en el Perú. El que Víctor Manuel Arguedas la haya conocido, y tratado tan cercanamente desde su llegada a Puquio, a Grimanesa Arangoitia Iturbide, y recibiera la deferencia de ella, se explica porque Víctor Manuel es pariente de David Samanez Ocampo y Sobrino –por serlo éste de su primera esposa Victoria Navarro Altamirano-, dirigente montonero contra Augusto Leguía en 1910 (donde ha tenido que participar también Víctor Manuel en razón del parentesco, tan fuerte y vital, en la sierra andina), y su opositor desde el congreso. Samanez Ocampo es también pariente de Nicolás de Piérola, tío de su padre José Benigno Samanez Ocampo y de Balbuena. David Samanez Ocampo es presidente del Perú en 1931 (con quien colabora Luis Valcárcel, profesor de Arguedas en San marcos y luego su jefe en varias instituciones estatales), época en que Víctor Manuel Arguedas retorna a Puquio, presumiblemente a recuperar el cargo que perdió por la venganza de Leguía, en 1919, que además lo encarcela y lo tiene sometido a juicio cuando deja la cárcel. En esta época (1919), su esposa, Grimanesa, lo acompaña en Puquio, siendo ese el momento en que Pablo Pacheco Arangoitia llega a hacerse cargo de la hacienda, dejando sus estudios en el Colegio Guadalupe, y es el momento en que Arguedas se va a Viseca, donde su tío. Víctor Manuel jamás se divorcia de Grimanesa. A Enrique López Albújar (nacido en Lambayeque aunque vive en Piura y se considera piurano) no lo guía un afán simplemente literario para el conocimiento del indio, sino un afán profesional. Quiere conocer cómo son los indios para poder hacer una justicia justa en Huánuco, cosa tan desacostumbrada en esos lugares donde los indios son vistos como seres que no merecen sino desprecio y maltrato por quienes son ajenos a su mundo. Esto lo convierte en uno de los pioneros de la antropología jurídica en nuestro país. Enrique López Albújar y José María Arguedas, estudian en San Marcos en épocas diferentes, pero con tantos y tantos vasos comunicantes entre esas épocas. Es interesante que Arguedas vea a López Albújar como un trasgresor de la realidad de las comunidades andinas. López Albújar se acerca al pueblo desde su cantera pierolista en San Marcos y eso lo lleva a su experiencia vital en Huánuco. La guerra con Chile, la Guerra del Pacífico –y también el intento de España de recuperar sus colonias en 1862- deja profunda huella en las generaciones que viven esa experiencia. El indigenismo del siglo XIX y la expresión vigorosa, vitalista, positivista de Manuel González Prada, forman parte de esta expresión descontenta y buscadora de nuevos sentidos y nuevas formas de vivir y expresar la vida. Narciso Aréstegui, Clorinda Matto, César Vallejo, Ciro Alegría, José Sabogal Diéguez, Luis Valcárcel, etc., no son sino la manifestación de un momento de lucha en la acción y/o en la palabra (en el siglo XIX e inicios del XX, que es la época que nos ocupa). Cusco es el hervidero natural de los indigenistas que son, mayoritariamente, hijos de las grandes familias, que se rebelan contra sus propios padres y su situación socioeconómica. Por ser el padre de Arguedas un furibundo indigenista, le niegan la posibilidad de obtener el título de abogado en la Universidad San Antonio Abad (donde estudió) y tiene que irse a Arequipa para obtenerlo. La tesis universitaria de López Albújar es rechazada por subversiva y se gradúa en Piura… Es curioso que López Albújar estudie en el Colegio Guadalupe, donde Arguedas enseñará. El movimiento indigenista influye fuertemente en los ambientes universitarios e intelectuales, por esta razón la obra de José Sabogal Diéguez (que estudia en Italia y realiza su primera exposición indigenista en 1919), nos parecerá más natural si constatamos que es desarrollado durante su estancia en el Cusco. El indigenismo tiene -como nos lo muestran las novelas de López Albújar y después la literatura urbana- su símil en la costa. La Revolución rusa de 1917 deja sentir su influencia en la generación de José Carlos Mariátegui y esta influencia llega, por su intermedio básicamente, a Arguedas. José Carlos Mariátegui se prodiga generosamente en su lucha por los sectores sociales ajenos a la posibilidad de una vida digna. José María Arguedas comienza a escribir bajo la influencia del ambiente universitario, de sus compañeros que –cuando recién ingresa a San Marcos- lo ponen al día con las corrientes y autores más destacados de la época (él llega básicamente con lecturas de los románticos, y entre ellos de Víctor Hugo, como señala Luis Felipe Alarco). A un año de estar Arguedas estudiando Letras en San Marcos, esta casa fue recesada y él tiene que pasar un sinfín de problemas (hasta dormir en los bancos de la placita del hospital Dos de Mayo, a los 21 años, en 1932, pues su padre fallece a fines de 1931). López Albújar, a los 21 años, en 1893, tiene que pasar varios meses en prisión, por ciertos artículos periodísticos en los que se burla del presidente Remigio Morales Bermúdez quien reprime la sublevación de los partidarios de Piérola. Arguedas pasa cerca de un año (1937) en El Sexto, por su participación en la vejación en San Marcos, del representante de Mussolini: el general Camarotta, por los partidarios de la república española. ¿Qué fue lo que hace oponerse tan radicalmente a Arguedas contra López Albújar? Cualesquiera que sean las razones, más allá de las literarias -que bien es posible existan-, lo importante es que han sido un estímulo para que escriba, impulsado también por el indigenismo de la época y sus ideas sicialistas, a no dudarlo…
Nuestro colega, el antropólogo Juan José García Miranda, en este texto que publica ahora Tutaykiri, nos muestra que tiene una pluma enérgica y apasionada.
Las palabras de García Miranda surgen del profundo conocimiento de la realidad que posee, así como desde el fondo mismo de sus propios orígenes andinos, huamanguinos, para ser más precisos... por eso, ¡hasta sus silencios son tan expresivos! Todo lo que él vierte en este escrito, esclarecedor como pocos, se alimenta de su experiencia tanto propia como ajena, directa e indirecta, con lo que enriquece nuestra visión de la realidad, tan cara a la vida de nuestro pueblo. Juan José nos ha entregado un muy apasionado y, no por ello menos lúcido, artículo sobre la ignorancia de Aldito Mariátegui, nuestro dilucidador de ignorancias. Debemos ser justos con Aldito. Hasta ahora muy pocos son los que le han hecho justicia. ¡Con tan hermosa y candorosa foto que preside su columna de “Correo”, el diario que Aldito dirige a puño limpio! Aldito debería exclamar con Sócrates un “sólo sé que nada sé” y, entonces, se elevaría a la grandeza de la ignorancia sapiencial. Pero Aldito ha preferido actuar de manera diferente, en ese terreno del que es intelectualmente dominador. Ha preferido mostrarnos que toda ignorancia es atrevida cuando carece de la compostura que él no tiene ni tendrá nunca. ¡Compórtate Aldito! ¡Trata de ser un niño buenito, modosito! Aunque, fuerza es reconocerlo, tú jamás pudiste ser niño, en medio de tus arrogantes travesuras danielescas! Debemos ser justos con Aldito, sí, debemos ser justos, he dicho y repetido. Por eso no le mencionaremos a su ínclito tío abuelo, a quien jamás pensó emular. Y, claro está, nunca pensó pensar como él. Esto es tremendamente cierto, tan tremendamente cierto como tremendo es Aldito. ¿No es una tontería ponerle al frente a su tío abuelo a quien jamás reconoció ni reconocerá nunca? Aldito es un espejo malogrado. Cuando Aldito piensa, segrega hígado por todos sus poros. Es que ya hace tiempo que se le agotó la bilis al pobre. Y, dentro de poco, será él mismo quien salga arrojado en cada uno de sus pensamientos higadosos, que son para él impensables porque sabe que no sabe nada puesto que lo ignora todo... Por eso Aldito escribe con audacia, con esa audacia a la que nos tiene acostumbrados a quienes no leemos su columna con la frecuencia que se merece alguien como él, que de tan original ha roto todos los récords de pensar sin pensar. ¡Qué envidia! ¡Cómo quisiéramos muchos de nosotros imitarlo, para estar tranquilos sin pensar en lo impensable! Pero, aquí nos tiene Aldito, pensando en él. Seamos justos con Aldito, si es que la justicia existe en este mundo injusto y, por si fuera poco, lleno de ideales que lo hacen inexistente. Seamos justos, he dicho ya muchas veces... y reconozcamos que la iniciativa de escribir ese hermoso y malhadado texto sobre Hilaria Supa, no partió de su cabecita, tan llena de ideas y tan carente de realidades. Es cierto que ese artículo suyo está bien escrito, no me queda duda. Pero la iniciativa de escribirlo no ha sido, definitivamente, suya. Decir que fue una iniciativa suya, como ha hecho la generalidad de sus detractores –entre amigos y enemigos-, sería hacerle una maldad mayor de las que él acostumbra hacer con sus inocentes diabluras... ¿el diablo puede ser inocente? Si hemos de partir de la foto, de la famosa foto, de la congresista Hilaria Supa escribiendo en su cuaderno de notas, tenemos que aceptar, aunque no lo aceptemos –ay Aldito, perdona mis expresiones que ignoran lo que no sé-, tenemos que aceptar, digo, que la iniciativa tuvo, necesariamente, que partir de un congresista, tuvo que partir de alguno de los miembros de los grupos parlamentarios opuestos a la congresista Supa. Es algo simple darse cuenta que todo este menjunje, que vio Aldito reducirse a la nada, siendo atacado incluso por quienes él pensaba -¡ay! ¡él pensaba!- que lo apoyarían a brazo partido, fue fraguado por los mismos congresistas que lo han de haber alentado a cometer ese desaguisado sin nombre. Es fácil darse cuenta que la foto ha sido tomada en el lugar reservado a los parlamentarios, como ya lo ha dicho Aldito sin decirlo nunca y dándonos la razón sin habérnosla dado jamás, porque antes nada dijimos sobre el particular ni él tampoco. En esa parte del hemiciclo solamente los parlamentarios tienen acceso. Así pues, sólo un congresista pudo tomar la desdichada foto. Y, por cierto, tiene que haber sido alguien de cierta confianza, que se ha de haber acercado muchas veces a ella, con cualquier pretexto, y le tiene que haber visto -y leído- su cuaderno de notas.
Llevar a un periodista para que tome esa foto sería una estupidez demasiado grande, porque hubiera llamado la atención de todo el mundo y, por supuesto, de los congresistas afines a la Supa y también a ella misma.
La foto ha sido tomada desde muy cerca, es obvio (el ángulo así lo indica). Lo más presumible es que haya sido una pequeña cámara digital, silenciosa.
Y otros han tenido que cubrir a quien tomó la foto, que tiene que haber sido un congresista que siempre se fingió cercano a la congresista y a su bancada.
El grupo de apoyo debe haberse encargado de distraer a quienes estaban cerca a la congresista Supa, ya sea conversando con ellos, ya sea leyéndoles algún documento. Debieron haber formado un grupo compacto para que nadie se diera cuenta... ¡Ay, Aldito! ¡Con tantos halagos que repartiste en tu artículo de marras y nadie salió en tu defensa en el Congreso! ¡Qué decepción la tuya! ¡Tuviste que excusarte... y sin ser excusado! Todos te atacaron despiadadamente. Hasta en el mismo Congreso te atacaron, ante el silencio cómplice de tus idolatrados congresistas, que debían defenderte ¿no? ¿Cómo fue Aldito que te convertiste en chivo expiatorio de quienes te empujaron a hacer lo que nadie más haría sin ti? ¿Cómo fue Aldito que te empujaron a hacer lo que nadie más haría sin tener tu intrepidez lobuna? ¿Cómo fuiste a mezclar al macho cabrío con el lobo, ahora que te asfixia bizancio? Ya sabemos que aún respiras Aldito, pero esta expresión es sólo una expresión nada más, que nada expresa, aunque tuviera algo que expresar, como en tu caso. Claro que ni sabemos siquiera qué podría significar, pero... ¿a quién le importa? Y menos te va a importar a ti ¿no es cierto? Hablamos mal el español de España Aldito, eso lo sabemos, lo sabemos ignorándolo. Y eso que no somos quechuahablantes Aldito, ni somos monolingües. Por si acaso, te lo aclaramos, aunque para nosotros eso permanezca tan oscuro como cuando el sol se pone y nosotros permanecemos puestos, sin posibilidad de salir alguna vez a convertirnos en un mañana de las que hablaba Zaratustra cuando perseguía su ocaso. Pero esto a nadie le importa, y menos a ti, ¿verdad Aldito? No, no me respondas por favor Aldito, que no quiero verme ridiculizado por lo ridículo. Pero la marta nos fulminaría con su mirada de Ares, eso lo sé bien, así que, por favor, no le digas nada Aldito.
Uf... ¡Cómo no leerás esto nunca, estoy salvado! De otro lado, ¿a quién le importa morir fulminado por el rayo del conocimiento que ignora? Yo, como el poeta, busco el rayo que no cesa... ¡Ay! Pero todo rayo que encontramos siempre cesa. ¡Válgame Dios Aldito! ¡Si te has puesto morado leyendo este texto que jamás conocerás! Y hubo una congresista valiente, que prorrumpió en gritos destemplados en pleno hemiciclo, buscándote en la galería. ¡Hasta dónde has caído Aldito! ¡Hasta dónde! ¡Hasta la parte más alta de la galería! Pero...
¿Viste lo gallito que se puso esa congresista? ¡Qué ignorancia la suya Aldito! Todos sabemos que los directores de los diarios no son cronistas parlamentarios. Pero, a ti, a ti te rebajaron de director a cronista parlamentario y te buscaron donde jamás estuviste y jamás estarás mientras sepas que no debes estar como querían que estuvieras.
Te buscaron donde debías encontrarte sin estar... ¿debías encontrarte? ¿Acaso estás perdido o sólo eres un perdido voluntario? Nosotros, Aldito, exclamamos contigo que tu artículo está bien escrito, pero además decimos que es deleznable, que es un bodrio... y mejor no sigo porque no terminaría nunca.
Con todo respeto te lo decimos Aldito, con todo respeto. Nosotros no acostumbramos hacer leña del árbol caído, aunque no sea árbol sino malayerba, como tú. Pero, como quiera que sea, no sabemos hacer leña de la malayerba. Además, eso no es posible. Perdona Aldito nuestra razón de la sinrazón, pero es que tú comenzaste. Que conste. Así que no te quejes en el silencio agónico de la ignorancia en que nos dejas ignorándote. Adiós Aldito. Y cada vez que te mencionen a tu insigne tío abuelo, saca las garras y afila los dientes y, sobre todo, huye, huye velozmente porque sino te matarán como a un parásito. ¿No sabes que hay gente que te quiere mal? No te pongas mal Aldito. Recuerda que Don Quijote luchó con una bacinica en la cabeza sus mejores batallas y las ganó perdiéndolas. ¿Por qué no te buscas también tú una bacinica y dices que es el yelmo de Mambrino? Claro, nadie te creería cuerdo, pero tú sí, y eso basta. Basta que creas tus propias mentiras. ¡Pero tú jamás serás un Quijote Aldito, jamás! Ni tampoco quieres serlo, por cierto. Tenemos que reconocer esta actitud gallarda tuya. No eres Don Quijote pero, al menos, podrías intentar ser el gran Mambrino, que nadie supo jamás quién fue, e imagino que tampoco tú lo sabes, pero en tratándose de ti, todo es posible en este mundo imposible. Podrías ser el gran Mambrino y andar con tu bacinica en la cabeza, donde te quedaría que ni pintada... Gracias Juan José García Miranda por tu hermosa explicación, tan clara y didáctica. Nos ha permitido comprender muchas cosas de tu mundo, el mundo andino, que es el también mundo de Hilaria Supa. Tú, Juan José, naciste en Ayacucho, cuna del gran Guamán Poma de Ayala. Tú eres como Guamán Poma. Nosotros quisiéramos ser como él, que fue un gran ignorante. Guamán Poma fue el gran ignorante, que conocía más que nosotros, que actuaba como un inca, que se conducía con la majestad del inca incluso en los momentos de mayor humillación. Estudiaste en los problemáticos años, Juan José, de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, que tantos avatares ha pasado a lo largo de su larga existencia. Tu labor de antropólogo, te ha sabido llevar a muchos lugares diferentes del Perú, donde has podido empaparte de la diversidad de contrastes existentes. De tu vida toda es de donde tus preciosas expresiones se nutren.
Necesitamos muchas como Hilaria Supa.
Juan José García Miranda. wayllura@yahoo.es Indignado no, sino agradecido para con Aldo M. director del diario "Correo", porque nos ha dado la oportunidad de conocer cómo actúa la clase a la que pertenece cuando tiene MIEDO.
Miedo al despertar de los pueblos, miedo al compromiso que -como Hilaria Supa- se asume para defender nuestras raíces, nuestras historias, nuestras propuestas, nuestras utopías, nuestras esperanzas, nuestros saberes, nuestras tecnologías, nuestras tierras, nuestros aires, nuestras aguas, en fin, nuestra vida, como pueblos que vivimos en un escenario de la diversidad natural y sociocultural. Nuestro escenario natural tiene más de las dos terceras partes de zonas de vida y climas del mundo que reivindica el antiguo nombre de América que en la lengua kuna es ABYA-YALA y que significa territorio de todos los climas y sentimientos. Es decir, de la diversidad natural y cultural. Este escenario de todos los climas es, también, un escenario de la diversidad cultural o de la Multiculturalidad.
Nuestras raíces, historias y tradiciones culturales e idiomáticas no están representadas en el Estado, porque este Estado es UNICULTURAL, fue forjado por la clase criolla, con sangre indígena, desde el inicio de la república para defender sus intereses y dar continuidad a la condición de colonialidad y lo que hace Aldo M. es buscar consolidarla, cuando sabe éste ha devenido en obsoleto y que se revertirá inevitablemente. En este contexto, si bien en el Perú, se dice que el habla predominante es el castellano o español, la inmensa mayoría de los peruanos no lo habla bien, ni lo hablará bien, porque tiene, consciente o inconscientemente, el sustrato de las lenguas originarias maternas que prevalecen y se hacen notar.
La raíz de las lenguas maternas tiene una lógica diferente a la del castellano. Por eso, es frecuente notar como el “castellano peruano” está cargado estructuras gramaticales y de palabras que no le corresponden.
Un ejemplo: la mayor parte de la población de la región San Martín dice hablar sólo el castellano y niegan el uso de lenguas nativas. Pero, cuando conversamos en la vida cotidiana encontramos construcciones como éstas: “chimbando río mayu, había una muyuna y me agarré del takarpu para no caerme”. Chimbando (cruzando), mayu (río), muyuna (remolino) y takarpu (estaca o palo rígido) no existen en el Diccionario de la Real Academia Española –DRAE- porque son palabras del Runasimi o quechua, pero los hablantes asumen que es castellano. Estas maneras expresivas son frecuentes en Cajamarca, en Piura, en Huancayo, Satipo, es decir en todo el Perú. Se han constituido, inclusive, junto con las lenguas originarias vigentes, en símbolos de identidad porque están asociados a entonaciones características que las distinguen, pero para Aldo M. y para la clase que él representa es “una marca de maldición”. ¿Entonces de qué inmensa mayoría de español hablantes se trata? ¿El castellano popular de los piuranos, de los amazónicos, de los del valle del Mantaro? ¿Hablamos el castellano desde la estructura mental quechua, o “estamos hablando quechua en castellano”? Las lenguas están asociadas a las raíces culturales de los pueblos y por eso hay lenguas madre y lenguas adquiridas.
El español para los peruanos es lengua adquirida (mejor dicho impuesta) y por eso no lo pronunciamos bien, aunque tal vez Martha Hildebrandt o Vargas Llosa, sí. La escritura con sus grafías y sus fonemas, que hemos asumido coactivamente, no corresponden a la fonética ni a la lógica de las lenguas originarias sino al castellano.
Haciendo un examen de la fonética de las lenguas originarias, necesitaríamos 36 grafías para escribirlas y el castellano no las tiene.
Para determinados sonidos, usamos grafías compuestas y generamos discusiones sobre la cantidad de vocales que tiene el quechua (¿tres, cinco, siete?).
Consideramos que ésta es una de las causas por las que, cuando hablamos castellano, no podemos diferenciar fonéticamente “b” de “v”, a diferencia de pocos -y tal vez españoles españoles- que sí saben diferenciarlas en su pronunciación.
Lo mismo sucede con la “c”, la “s”, la “z”; la “x”, la “h”, la “g”, la “j”, la “e” la “i”, la “r”, la “o” y la “u”.
Esta situación no nos permite escribir bien y no por eso nuestra cultura es de bajo nivel. Entenderlo así es de ignorantes o racistas.
Y, por esta situación, nos llaman “motosos”, que es una manera de segregar, ridiculizar, estigmatizar y relacional con “nivel” cultural. Este problema es más complejo aún cuando hemos aprendido a negarnos.
Se dice que la mitad de los peruanos es de origen indígena. Es decir, la mitad de cada peruano es de origen indígena, pero ¿cuántos peruanos tienen conciencia de esta situación? Por ejemplo: un ingeniero Huayta solicitó, el 2005 al INC –sede central-, que la ciudad de Pausa fuera declarada “Capital Cervantina” del Perú.
Es una manera de negarse a sí mismo y ¿cuántos estamos en los mismos pasos? ¿Quiénes y cuántos resaltamos nuestro origen indígena y cuántos y quiénes asumimos lo contrario? Si hablamos en nuestra lengua materna -y estamos orgullosos de nuestras culturas -con sus aportes a la ciencia, la tecnología, la vida-, con propiedad, evitaremos las estigmatizaciones que nos hace ese sector social “cuasi alfabeto y para-ilustrado” al que pertenece Aldo M.
Estigmatizaciones que muestran su odio y MIEDO AL PUEBLO, de tierra firme y profunda, porque está alcanzando ubicaciones y posiciones políticas importantes que hacen peligrar un viejo sistema criollo aristocrático que cree que el Perú es UNICULTURAL. Lo que hace Aldo M., es negar al Perú real. Pero, esta negación, por el contrario, está sirviendo de base para reflexionar sobre el Perú.
Para proponer y posibilitar el cambio del Estado UNICULTURAL por otro Estado MULTICULTURAL (multinacional, multiétnico), que es el más apropiado para nuestra realidad.
Así contribuiremos a que los privilegios de esa clase política, que nos gobierna desde siempre, sea trocado por otro esencialmente humano y multinacional, como debe ser. Necesitamos muchas Hilaria Supa para dar curso andino-amazónico al Perú y que el proyecto nacional no sea “calco ni copia” de estereotipos políticos exógenos, sino “creación heroica”, senda por la que nos encaminara el amauta José Carlos Mariátegui para construir ese “socialismo con magia” que José María Arguedas soñó.
En torno a la ortografía castellana de la congresista Hilaria Supa se ha armado un debate perfectamente inútil y ocioso. El diario Correo dedicó una central completa a informar sobre la ortografía castellana de Supa. Hay congresistas que quieren, ahora, prohibir el ingreso de los periodistas al hemiciclo. Otros hablan de invasión de la intimidad de la congresista. Nada de eso, por supuesto, tiene sentido. La información de Correo y la opinión de su director no caen en lo delictivo. Se basan, simplemente, en la ignorancia. No podemos hacer de la ignorancia un delito. El despliegue periodístico se basó en una opinión del director. "No se puede pagar más de S/. 20 mil al mes y darle tanto poder y responsabilidades a quienes no están iluminados por las luces de la cultura", dijo. Según su criterio, "las luces de la cultura" tienen que ver con la ortografía. Supa es quechuahablante y el quechua es una lengua ágrafa. Las transcripciones gráficas que hizo obedecen a lo que decodifica un oído formado con los sonidos quechuas. Es como lo que hizo el presidente García cuando quiso hablar en chino en la Cumbre de Apec. Las "luces" no tienen que ver con la grafía. Si uno escribe mal en inglés o francés, ¿pierde acaso las "luces"? La ortografía y la gramática (¿?) no tienen que ver con el nivel cultural, como cree el señor Mariátegui. De la grafía de Supa el periodista deduce falta de instrucción: "la gente que lee poco es la que peor escribe". Esto es puro prejuicio. Conozco mucha gente que lee mucho y que no escribe bien. Para la orto-escritura no basta leer, hay que conocer las normas que la rigen. Es "indiscutible" que una persona con instrucción "tan... elemental... poco puede aportar en la elaboración de leyes", dice el director de Correo. No sólo no es indiscutible, sino que una cosa no tiene nada que ver con la otra. La sensatez no se obtiene leyendo libros. Para elaborar leyes no se necesita saber ortografía. La ortografía tiene que ver con lo que los lingüistas llaman la materia "significante" , no con el plano de los contenidos. Mariátegui cuestiona que "gente sin instrucción superior esté en el Congreso". ¡Como si la instrucción fuera garantía de algo! Más del 80% de los encargados de los campos de concentración nazis tenían estudios de posgrado, y muchos de ellos eran PHD (doctores). http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20090426/20/1634/todos/1634
“Supa no supo”
Aldo Mariátegui
Todos estos cambios en el tránsito con respecto a los conductores borrachos van a fracasar si no se modifica el actual límite de alcohol de 0.5%, absurdamente bajo y que curiosamente fue cambiado por Toledo. Se debe volver al cuerdo 0.75% anterior o, mejor aún, adoptar el 0.8% yanqui. Los ministros Cornejo y Fernández están cometiendo un yerro monumental al no fijarse en este importantísimo detalle.
Pongo el parche... No nos anima ningún ánimo peyorativo, excluyente, racista, clasista, costeñista, anti-indigenista, etc. contra la congresista humalista Hilaria Supa. Esto que quede claro, pues lo "políticamente correcto" se está volviendo asfixiante en nuestro país. Y que quede claro también que más bien nos provoca pena que esta humilde mujer tenga esas carencias y no queremos hacer ninguna befa con ello. Pero no se puede pagar más de S/. 20 mil al mes y darle tanto poder y responsabilidades a quienes no están mínimamente iluminados por las luces de la cultura.
Pues aquí lo que se pone realmente en debate es si es sano para el país que pueda acceder al Congreso alguien con un nivel cultural tan bajo, cuya ortografía y gramática revelan serias carencias y sin aparente ánimo de enmienda, porque no me digan que no es evidente que Supa rara vez agarra un libro, ya que está probado que la gente que lee poco es la que peor escribe al estar menos familiarizada con las reglas más elementales de redacción. Nadie pide que cada congresista sea una Martha Hildebrandt, pero, por Dios, tampoco pueden escribir peor que un niño de ocho años.
Y es indiscutible que una persona con una instrucción tan, digamos, elemental -siendo generosos- poco puede aportar en la elaboración de leyes, en la fiscalización de casos complejos, en la reflexión diaria de hacia dónde debe ir la nave del Estado... Una persona así posiblemente sólo se va a limitar a repetir lugares comunes, a oponerse a todo sólo por oponerse, a estar a la defensiva ante cualquier idea nueva, a ser prejuiciosa, a buscar llamar la atención mediante el escándalo antes que por la excelencia de sus iniciativas, a descalificar al adversario con el eterno recurso de victimizarse, a ser agresiva... Lamentablemente, todo lo anterior ha caracterizado a la congresista Supa y estoy seguro de que su respuesta consistirá en acusarnos de ser nazis y hacerse la víctima.
No estamos en contra de que las personas elijan a congresistas con quienes se identifiquen, pero tampoco se puede ir a extremos y menos dejar de lado el mérito académico y la preparación. Por eso el voto debe ser voluntario y además debe haber requisitos extras para ser congresista, como grado universitario (aunque... ¿cómo escribirá la congresista humalista y abogada María Sumire?). Si no, vamos a acabar en una oclocracia, como los griegos denominaban a la degeneración de la democracia. Miren nomás a Bolivia...
- Observo bloquear carreteras a los guías cusqueños de turismo y no puedo menos que sonreír ante su supuesta sapiencia exclusiva, pues pretenden que nadie más -ni siquiera la historiadora María Rostworowski ni los arqueólogos Walter Alva o Ruth Shady- puedan guiar turistas. Ya están como el SUTEP, que no permitiría que ni siquiera Vargas Llosa dicte clases de Literatura.
Además, si algunos hablan gruesas barbaridades son muchos de estos supuestos "guías", charlatanes que cuentan cualquier cosa sobre las ruinas y que hacen gala a menudo de un odio xenofóbico contra todo lo español y un ensalzamiento superlativo de lo quechua que linda con lo ridículo.
Aldo Mariátegui Hasta ayer creía que era un serio problema para la calidad de nuestro Legislativo que existan congresistas que apenas saben escribir. Lamentablemente, el asunto es más serio, porque ayer el 90% de los que participaron en el debate sobre Supa demostraron -si es que se tomaron el trabajo de leer antes el editorial y el artículo referidos al hecho- que muchos de ellos no tienen una adecuada comprensión de lectura. En ambos textos advertíamos que tocábamos el tema porque nos preocupa que el bajo nivel intelectual del Congreso dañe tanto a nuestra democracia (somos uno de los países latinoamericanos que menos creemos en ella. Ver si no el Latinobarómetro) y origine que éste tenga una eterna desaprobación, y que incluso sea visto con desprecio y burla por los ciudadanos. Creemos que gente que tiene tanto poder y responsabilidades, amén de ganar más de S/.20 mil, debe tener una instrucción mínima. Como remedio, sugeríamos que se exija un grado académico y que se instaure el voto voluntario (nos faltó agregar que se decida el fin del voto preferencial). Incluso buscamos dos opiniones contrapuestas: la del experto de Transparencia Percy Medina (a favor) y la de José Élice (en contra, porque aduce que la democracia no debe ser elitista). Y advertimos que lejos estaba de nosotros cualquier tipo de menosprecio, racismo o burla hacia Supa (aunque anticipábamos que su línea de defensa para justificar sus "horrores ortográficos" sería la victimización y acusarnos de racistas, excluyentes, etc.). Aquí para nada importaba si la escritora era rubia o andina, si era Hilaria Supa o Luciana León (y sospechamos que seguramente no habría habido esa reacción de haberse tratado de León. Incluso con ella sí que muchos colegas y caricaturistas suelen ser muy racistas, pintándola siempre como frívola y bruta sólo por ser rubia y bonita. Y nunca he visto que el Congreso proteste por eso). Pero la cosa fue más patética de lo que pensaba. Salvo Aurelio Pastor y Martha Hildebrandt, el resto habló pura demagogia por cerca de dos horas de valioso tiempo congresal, en una demostración de espíritu de cuerpo "otoronguista" y de búsqueda de cámaras (Sasieta es la non plus ultra en eso, ya cayendo en la huachafería), lo que evidenció un paternalismo proteccionista hacia ella, como si fuera una menor de edad que no pudiera defenderse, actitud que más bien me pareció hasta racistoide. Y particularmente, me decepcionó Guido Lombardi con eso de que se había violado la intimidad de Supa. No entiendo cómo alguien que ha sido periodista puede decir un disparate así. Parece que hubiera trabajado en otra cosa. Ellos son personajes públicos y funcionarios públicos a la vez, además de estar en el lugar más público del país, esa ágora abierta que es el Congreso. Por todo ello es que están siempre bajo la lupa de la ciudadanía y la prensa. ¿No han visto cómo la prensa inglesa fotografió unos expedientes que descuidadamente cargaba el jefe del servicio de inteligencia? ¿Acaso no se fotografió lo que escribió Fujimori en una sesión del juicio o los papelitos que se pasaban Montesinos y Wolfenson o el Blackberry de Raffo? ¿Eres o no periodista, compadre? Y lo cortés no quita lo valiente: si he herido la sensibilidad de Supa, pues ofrezco mis disculpas. Pero el artículo está bien hecho; se han recogido opiniones opuestas, no miente, no difama, no injuria y menos discrimina. Sólo recoge una realidad: la señora escribe muy mal en castellano (y ojo que su producción legislativa es ínfima). Y tenemos todo el derecho de cuestionar que gente sin instrucción superior esté en el Congreso. Faltaba más.
Reflexiones Peruanas Nº 249 Wilfredo Ardito Vega A comienzos de abril, invitado por la Congresista Hilaria Supa, estuve en el Cusco para hablar en un conversatorio sobre el Proyecto de Ley 2016 que ella ha presentado. Ese proyecto establece que no se podrá realizar actividades mineras o petroleras en tierras comunales si los campesinos y nativos no han dado su aprobación. Naturalmente, este tipo de iniciativas convierten a la congresista Supa en un personaje incómodo para determinados sectores y yo creo que fue la razón por la cual el jueves pasado Aldo Mariátegui intentó desprestigiarla, mostrándola como una persona incompetente debido a las faltas ortográficas descubiertas en sus apuntes (...)
La decisión de los pueblos indígenas durante la consulta previa no tendría carácter vinculante.
Comisión de Pueblos Andinos plantea cambio a Proyecto de Ley que sí lo propuso.
11 de Noviembre del 2008.
Algunos congresistas e inversionistas habrían presionado para que la decisión de los pueblos indígenas no tenga carácter vinculante.
Esa es la nueva propuesta de la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos, y Afroperuanos, Ambiente y Ecología (CPAAAAE) del Congreso de la República, en su Proyecto de Dictamen puesto al debate luego de analizar el Proyecto de Ley 2016/2007-CR - Ley de Consulta y Participación de los Pueblos Indígenas; según se discutió ayer durante el seminario ¿Participación, Consulta o Consentimiento?, realizado en el auditorio del edificio Faustino Sánchez Carrión, del Congreso de la República.
El Proyecto de Ley original, enviado al Congreso el 18 de diciembre de 2007 por la parlamentaria Hilaria Supa y la bancada del Partido Nacionalista Peruano, propone en su Artículo 8 que “La decisión de los pueblos indígenas respecto a su conformidad o disconformidad con las actividades a realizar tienen carácter vinculante y obligatorio para el Estado.”
Sin embargo, el Proyecto de Dictamen de la Comisión de Pueblos Andinos, con el título Ley que Regula el Derecho de los Pueblos Indígenas a la Consulta Previa y a la Participación, ha cambiado este punto y establecido que “La decisión de los pueblos indígenas respecto a su conformidad o disconformidad con las actividades a realizar no tiene carácter vinculante, pero resulta obligatorio para el Estado considerar la opinión que se exprese y prever la indemnización que corresponda, conforme lo establecido en el artículo 15° del Convenio 169 de la OIT; sin perjuicio de los beneficios económicos que correspondan como consecuencia de las actividades a realizar.” (El subrayado es nuestro.)
William Mendoza, Asesor de la Congresista Hilaria Supa, comentó que el cambio se debía a que algunos congresistas habían observado este carácter vinculante y que los inversionistas habían opinado que esto los ahuyentaría. “Los pueblos indígenas sí quieren que sea vinculante”, acotó el asesor congresal.
¿Pero cuáles son los indicadores que señalen que el Estado peruano vaya a considerar las opiniones de los pueblos indígenas al momento de tomar sus decisiones? Algunos apuntes que podrían responder a esa pregunta los dio la Defensoría del Pueblo, cuya presentación estuvo a cargo de Alicia Abanto, Jefa del Programa de Comunidades Nativas, y de Ana Palomino, también representante de este organismo autónomo.
La Defensoría indicó que el contexto estatal actual en el Perú “es adverso para viabilizar el derecho de la consulta”; existiendo una débil comprensión de la diversidad cultural, un conocimiento limitado sobre derechos indígenas, sobre el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) – Sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, y sobre lo que es un proceso de consulta en sí; anotando también que el Estado tiene la percepción de que la consulta es un problema, pues se cree que genera ineficiencia y lentitud en los procesos de toma de decisiones.
Por otro lado, indicó que “el derecho a la consulta se debe efectivizar no sólo por el cumplimiento del Convenio 169 de la OIT, sino por una cuestión ética, étnica y cultural. El Estado no tiene la facultad de imponer un modelo de desarrollo que no responde a las necesidades sociales y culturales.” Y señaló que casi la mitad (entre el 40 y 45 %) de los conflictos medioambientales son en pueblos indígenas.
Respecto a si la decisión de los pueblos indígenas debería ser vinculante o no para la realización de las actividades, ya sean estas legislativas, administrativas o de proyectos de cualquier índole, la Defensoría del Pueblo no señaló cuál era su posición en particular, pero se sabe que por ejemplo, en lo que respecta al proceso de delimitación de lotes hidrocarburíferos, este organismo opina que la opinión de las comunidades sí debe ser vinculante, y esto se refiere directamente a la posibilidad de realizar actividades hidrocarburíferas en sus territorios. (Ver reportaje audiovisual ¿Quiénes deberían decidir la delimitación de los lotes hidrocarburíferos?)
SÍ DEBE SER VINCULANTE
Para Graham Gordon, de Asociación Paz y Esperanza, si la ley propuesta no mantiene el carácter vinculante de la decisión de los pueblos indígenas en el proceso de consulta, entonces la Ley que Regula el Derecho de los Pueblos Indígenas a la Consulta Previa y a la Participación, carecería de sentido.
Anotó que carácter vinculante no quiere decir que la decisión de los pueblos indígenas tendría derecho a veto, pero que sí aseguraría la obligatoriedad de implementar los acuerdos a los que se hayan llegado. Hizo la comparación con Bolivia, en donde el acuerdo es vinculante pues no se aprueba el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) si no se han implementado los acuerdos; y si no se aprueba el EIA, no se pueden iniciar las actividades en la zona. “Sería lamentable que emitiéramos una ley de menor alcance que la de otros países”; afirmó.
Con la Defensoría del Pueblo y con otros expositores, Gordon dijo que “el derecho en sí no es tanto el derecho a la consulta, sino que la consulta es un mecanismo para disfrutar de otros derechos”, como el derecho a la participación y al respeto de la cultura propia. Mencionó la importancia también del inciso d) del Artículo 9 del Proyecto de Ley original, referido a Situaciones Excepcionales, referidas a casos “de grave afectación o amenaza al medio ambiente y en casos de reiterado incumplimiento de los compromisos socioambientales asumidos por la empresa”, que también ha sido excluido en el Proyecto de Dictamen de la Comisión de Pueblos Andinos.
OBLIGACIONES INTERNACIONALES.
Javier Aroca, de Oxfam América, hizo énfasis en que, aún faltando normativaespecífica, el Perú debe cumplir los tratados internacionales a los que se encuentra adscrito, como son el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas; ambas con regulación referente al tema de la consulta previa, libre e informada a los pueblos indígenas sobre actividades que los vayan a afectar.
También afirmó que “el objetivo de la consulta es llegar a un acuerdo o consenso, pero que no tiene derecho a veto, y esto es muy importante.” Y dijo además que es el Estado es el que debe tener mecanismos para resolver el problema de la representatividad de los pueblos indígenas; tema que fue tocado por todos los expositores, dándose algunos ejemplos de representatividad en otros países, como el caso noruego en donde se consulta a un organismo compuesto por 39 miembros elegidos democráticamente por las poblaciones indígenas.
Expuso además Marleni Canales, del Consejo Consultivo de la Confederación Andina de Naciones (CAN), quien apuntó que es el Estado el que debe correr con los gastos del proceso de consulta, y no las empresas, para asegurar la independencia de la misma.
DATOS
La Defensoría del Pueblo, en su Informe Nº 016-2008-DP/ASMA, ha recomendado al Congreso de la República establecer un procedimiento de consulta. Ha emitido también un oficio sobre el PL 2016/2007-CR. Se estima prorrogar una semana la recepción de opiniones sobre el Proyecto de Ley y sobre la Proyecto de Dictamen de la CPAAAAE. El seminario fue organizado por: Congreso de la República, Confederación Nacional de Comunidades Afectadas por la Minería (CONACAMI), Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), Asociación Paz y Esperanza, Oxfam América, Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP).
Carta de Arguedas al rector y a los estudiantes de la U. N. A. L. M., Lima.
"Me acojerán en la Casa nuestra [la Universidad Nacional Agraria de La Molina], atenderán mi cuerpo y lo acompañarán hasta el sitio en que deba quedar definitivamente." Jose María Arguedas, noviembre de 1969.
“Considerar siempre el Perú como una fuente infinita para la creación. Perfeccionar los medios de entender este país infinito mediante el conocimiento de todo cuanto se descubre en otros mundos. No, no hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana; [tenemos] todos los grados de calor y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores.”
José María Arguedas.
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