NOTA BENE:

Revista Internacional del Colegio Profesional de Antropólogos de Lima. Sede: New York.


jueves, 17 de noviembre de 2016

Nada es como lo vemos

Walter Saavedra

Todo no es como lo vemos. Estamos siendo copados por la nimiedad y tenemos miedo de lo que vivimos. Yo no reconozco qué es lo que estoy viviendo cuando lo vivo. Ahora he de caminar hacia los destinos áureos de los tiempos sin más ayeres que los que hemos vivido en la tierna quietud de la añoranza… Vivo ciertamente en un mundo poblado por fantasmas, y no puedo contemplar mi propia imagen reflejada en el espejo del rio que estoy mirando cuando pienso en aquello que ya he dejado de pensar… He salido del pasadizo de los recuerdos y me encuentro inmerso en la quietud desconocida de los momentos insignes que aún no hemos vivido. Buscaré un espacio que contenga los signos estrafalarios de los inermes sentimientos que hacen añicos los sueños aún no vividos. Sin embargo, nada está más allá de lo razonable, cuando la sinrazón hace su incursión en los senderos que el viento fresco de la mañana vivifica… He estado pensando, mientras sueño, en los destinos nunca predichos de la abundancia y me doy cuenta que la vida gobierna nuestros pareceres más recónditos incluso cuando nos sentimos perecer durante los momentos duros de una realidad que nos hace trizas. ¿Ves Jorge Luis, mi hermano nunca olvidado, en qué hemos terminado? Tú estás donde yo no puedo estar y yo estoy donde tú no estás más. ¿Dónde nos quedaremos los que todavía no partimos? La vida está llena de incógnitas. Nosotros llevamos escudos que nos protegen de la sabiduría pues en nuestra ignorancia es donde nos encontramos más cómodos y marchamos decididos hacia los parajes blindados por el horizonte donde el sol se yergue majestuoso mientras las tormentas se ciernen sobre la mar de conocimientos nunca habidos… Cantinflas es parte de nosotros mismos y creemos que está siempre en donde los demás se desplazan, lejos de lo que somos porque son ellos los que realmente están viviendo en la zona cantinflesca de los destinos sin final. Las palabras dicen mucho cuando creemos que no dicen nada, y no tienen más significado que la ignorancia cuando desplegamos nuestra sabiduría que hiende el lodazal de la desventura… Aquí cada uno procura identificarse abierta o encubiertamente con algún distintivo propio de su país de origen, yo llevo a la vista de todos un gorrito que dicen simplemente “New York” en letras muy grandes. No me han preguntado nada ni los que saben que soy hispano ni los que creen que soy de la India. Quiero saber las reacciones de la gente, pero solamente encuentro lasitud encuadernada en las palabras del ayer y en el silencio del hoy siempre presente… Hoy me detuve a hablar al lado del gracioso monito que engrandece la puerta de las ideas contenidas, y dije tantas cosas que yo mismo no recuerdo lo que expresé ni quiero tampoco recordarlo porque me hizo sentir mejor hablar sin ser hablado… Vivo en el eterno despertar de las noches sin luna llena. Pero ella está aquí conmigo, alumbrando mis mañanas llenas de sol. ¿Viste como las estrellas se visten de azul plateado al contemplar tu rostro adocenado? Ya no hay nada que pueda revertir el proceso recién empezado de aquello que no ha de terminar jamás. Vivimos siendo inocentes y morimos siendo culpables. Nadie sabe de qué se les culpa, sólo saben que están condenados a morir en la cárcel de sus propios pensamientos llenos de miel y de hiel... Ahora regresemos a Cantinflas, unos indocumentados centroamericanos me dijeron en México que él los ayudaba a cruzar el país, que el financiaba el tren en el que podían viajar, nadie exponía fundamentos y todos creían fielmente en lo que estaban diciendo mientras que yo sólo escuchaba, sin saber en qué pensar. Las elecciones en diversas partes del mundo nos enfrentan a una verdad indiscutible: nadie quiere escuchar razones, todos escuchan simplemente sus propias sinrazones y a quienes se las repitan una y otra vez. Estos repetidores incandescentes merecen ser líderes porque son tan mediocres como el que más ¿Acaso no lo somos todos alguna vez al menos…? Pronto llegará el instante en que tenga que irme de este lugar donde me encuentro. Y ¿saben qué? me siento bien después de decir lo que sé que no he dicho en modo alguno. Llegó el momento de irme preparando para dejar esta sala llena de computadoras donde estoy bien cuando me encuentro bien… La luna se sumerge en la laguna azul de la añoranza y yo me voy alejando hacia los destinos ciertos que me esperan en ese horizonte que mi propio mañana me ofrece. ¡Ay del dios de la vida que resulta siendo simplemente muerte cuando menos lo esperamos! Y Yo sigo pensando en Atón que me tiende sus manos egregias y baña mi corazón de alegría en los instantes de tristeza profunda.

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East Elmhurst, New York, United States

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