Venía caminando hacia ese futuro que me espera hace mucho
sin hacerse presente como lo ansío, y vi a ese sol escondiéndose entre las
ramas de los árboles y, aunque le haya tomado muchas fotos precisamente en esa
misma actitud, ahora no pude resistirme a tomar una fotografía más aunque sea
tan similares a todas aquellas que he tomado anteriormente. Luego me he puesto
a pensar en mí mismo y no he encontrado respuesta a las interrogantes que yo no
me hacía. En este instante solamente espero los días alegres envueltos en la
risa de los dioses olímpicos que me miran desde las alturas de mi
desesperación, desesperación que no tengo porque estoy tranquilo en este día en
que estoy donde siempre acostumbro estar… Mi madre está malita, internada en el
hospital, aunque lejos, me acerco a ella tiernamente desde mi distancia no
familiar. La contemplo triste y llena de congoja. El tiempo ha pasado
raudamente desde que yo fuera un niño y jugara en su regazo… Madre, no me dejes
lleno de pasado en estos días de otoño en que las hojas caen precipitadamente.
Madre, ríe como acostumbrabas reír cuando yo era un pequeño inquieto buscando
nuevas experiencias en tus pasadas alegrías. Madre, te escribo estas palabras
envueltas en melancolía, es cierto, pero que están tan llenas de la vida que
nos diste… No hace tanto frio como el año pasado en estos mismos días en New
York. Ahora el clima está más templado, es más fácil de soportar para quien
está acostumbrado a los días otrorales de Lima… Mi padre falleció abrumado por
las circunstancias de las que supo salir triunfador durante toda su vida. Él
supo darse cuenta de lo que estaba viviendo y tomó las decisiones pertinentes
en el momento más difícil para todos… El sol brilla en lo alto del cielo y mis
pensamientos parecen cobijarse en las penumbras de los días nubosos de la Lima
que dejé hace mucho tiempo ha. Pero no
estoy triste, no me encuentro bajando la cuesta de la alegría hacia los lugares
donde se encumbra el desencanto… Camino hacia el centro de la vida a esta edad
en que ésta suele ir declinando presurosamente. He visto cosas asombrosas
realizadas por quienes no creían en sí mismos. He visto a Kafka llorando frente
a la imagen de Gregorio Samsa. Hoy Harry Haller sale a la calle buscando su
propia biblioteca en el mundo exterior pletórico de gente que desconoce... Ya
nada parece igual a pesar de seguir siendo la misma realidad que siempre he
vivido. Yo mismo no parezco igual ahora que parece que he cambiado. ¿Dónde ha
quedado la ruta de los recuerdos encumbrados en la cima de la vida que nos
muestra su lado más amable incluso cuando estamos tristes, que no es éste el
caso ahora… ¿Y acaso el camino abierto se ha cerrado por fin mientras
recorremos los surcos de los sueños…? Me acuerdo de los godos y de don Quijote,
quien gustaba llamarse godo ilustre. Solamente quien desciende de los godos
puede halagar de esta manera a su personaje más memorable. Dicen que Miguel de
Cervantes pudo ser judío. Yo no lo creo, él debió proceder de antepasados
comunes con don Quijote. Quien le rinde tributo a La Mancha hablando como lo
hace nuestro excelso autor, no puede sino ser originario de la Mancha, aunque
se diga que no nació allí… Sí, ya sé que el futuro está completamente envuelto
de pasado, mientras que el presente no existe porque nosotros mismos somos seres
inexistentes. Yo miro el futuro de mi pueblo pintado en las hojas que nos
muestran la vida del inolvidable don Quijote. Al fin y al cabo, el Perú fue
poblado mayormente por manchegos y por eso su primer nombre era Castilla la
Nueva, parodiando a La Mancha cuyo nombre era La nueva Castilla ¿o es al revés?
Mi memoria juega conmigo y yo me regocijo de participar en el jolgorio de ese
juego… Los árboles juegan con la aurora mientras yo camino en el centro de mis
propios desencantos, que los he de recordar para evitar que se produzcan
nuevamente. ¿Acaso los chinos no hacían precisamente eso cuando enfrentaban el
dolor, la tristeza y la añoranza? Tantos son los recuerdos que me traen las
palabras no dichas que pareciera que me estoy volviendo un simple recuerdo de
mí mismo, aunque yo sé perfectamente que estoy hecho de futuro, y es mi propio
futuro aunque no sea aquel que otros suelan denominar como tal sólo para
imponer sus ideas que, por ser dicterios de una realidad desfasada, no llegan a
ser la meta del porvenir hacia donde nos dirigimos todos. Nuevas vidas son los
ríos que van a dar a la mar que es únicamente soñar con distintos devenires
sumergidos en la esperanza de… No sé qué
decir… Al final me vinieron a la cabeza los poemas de Jorge Manrique y de
Javier Heraud porque todos somos ríos donde se mecen los aconteceres de
nuestros destinos.
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