Ricardo Melgar Bao nos ha entregado su vital trabajo titulado “Recepción y ritual franco-brasileño de un icono femenino mexicano” que aquí publicamos.
Ricardo Melgar es un antropólogo cuya preocupación por el conocimiento de nuestra realidad es profunda. Él se sumerge en los materiales poco leídos, y esos materiales le van contando sus historias, se las van contando como los ríos de nuestras zonas andinas ayudan a los músicos a crear sus melodías más hermosas.
Ricardo Melgar Bao siempre está dándonos trabajos que nos permiten ahondar en esa realidad que no conocemos. Él estudió en varias universidades peruanas, pero sus estudios de antropología los realizó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de Lima. Después de desempeñarse como docente e investigador en algunas universidades peruanas, emigró hacia México, donde actualmente reside, después de muchos fructíferos años de trabajo docente e investigativo.
Hemos publicado su valioso trabajo sobre cómo se ha visto a la Malinche en Francia y en Brasil durante el siglo XIX, pero no hemos podido insertar en él las fotos que se requieren para graficar sus hallazgos. Una revista no es tal sin fotos que complementen el texto.
No desesperamos de poder insertar imágenes en el futuro. Pero, por ahora realizaremos algunas reflexiones que nos permite realizar su trabajo y que nos lleva a comprenderlo y a valorar mucho mejor. Y, por supuesto, pondremos algunas imágenes relacionadas al texto.
No somos mexicanos, no vivimos en México, por eso nuestra visión ha de ser muy limitada y seguramente que los errores han de menudear en estas breves reflexiones que presentamos partiendo, obviamente, del texto que el nos ha hecho llegar Ricardo Melgar Bao, para ser publicado en Tutaykiri.
Augusto Comte, que primero se adhiere a la utopía sansimoniana, luego la rechaza y proclama que las utopías son irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la sociedad, rechazando también a Voltaire y Rousseau y al siglo que ellos representan: la Ilustración, que daría origen a la Gran Revolución Francesa.
Comte aprueba el golpe de Estado de Napoleón III en 1851. No resulta nada raro entonces que la dictadura del Porfirio Díaz –que luchó inicialmente contra la invasión francesa de México- utilizara el positivismo como justificación teórica de su política y llamará al círculo más cercano y cerrado de sus colaboradores “científicos”.
Comte va a situar a “la admirable india Marina como adjunta de Juana de Arco”. No son iguales. Juana de Arco -la heroína y santa francesa- es la que sobresale, la que manda (por decirlo de alguna manera), mientras que la Malinche es alguien que está a su servicio.
Esta relación de la Malinche con Juana de Arco se da en el contexto en que ya se ha producido una primera invasión francesa a México (1838-1839) y poco antes de producirse una segunda invasión (1862-1867). Es pues una relación que contiene claros tintes bélicos. La invasión de México llevada a cabo por Napoleón III, está presente en la idea de revalorar o relievar a la Malinche en este contexto.
Claro, se precisaba de alguien de México que posibilitara que la intromisión francesa se produjera sin mayores problemas. Se precisaba de alguien que facilitara esa intromisión y se había encontrado ya una en la Malinche. La Malinche se unió con el español Cortés en la conquista de México, ¿por que no podría unirse con los conquistadores franceses aunque estuviera ya muerta? ¿Por que no?
Una idea que, en algo, tiene sus raíces en los mitos de la más remota antigüedad. La encontraremos en la épica de Gilgamesh, donde el salvaje Enkidu es civilizado por una bella mujer, quien le pasa la sabiduría mediante el coito. En este contexto, el genital femenino es un instrumento “civilizador”. Qué idea tan atractiva para Comte, quien consideraba que la mujer no pensaba, consideraba que la mujer no podía luchar tampoco (cuidar la casa).
Es cierto que los positivistas halagaron a varias mujeres premiadas por la academia (María Curie, premio Nobel, por ejemplo), pero no dejaron de lado sus criterios. Comte dice que “el hombre piensa y resuelve lo que la mujer le inspira sentimentalmente.” Nuevamente el sexo. Lo sentimental, obviamente, está reducido a su función sexual. No a otra cosa. La mujer no piensa, solamente actúa sexualmente. Y seguramente no sentirá tampoco, sólo tiene el papel de hacer gozar al hombre, no tiene el papel de gozar ella misma. La mujer es la fuente de la virtud... del hombre.
Por ello es que se decía que la mujer “vive para los demás y halla en ello su mayor felicidad” (Lagarrigue). Las mujeres pueden ser inteligentes, pero tienen que servir al hombre, por supuesto, que es “los demás”. La mujer es un simple instrumento del hombre. Por eso, seguramente, es que Comte combate a las feministas de entonces.
Recordemos que Comte decía que ¡la inteligencia de la mujer se ubicaba en el útero! Según esta teoría, Cortés le hizo al amor a la Malinche y la transformó en su eficaz sirviente cuyo concurso fue vital para su aventura. Por ello es que no resulta tan curioso que esto se plantee a pocos años antes de que se produjese la invasión francesa, de 1862, en México, por el puerto de Veracruz.
Así pues ¿por qué no servirse nuevamente de la Malinche justo a mediados del siglo XIX, época en que las rebeliones en Veracruz fueron abundantes? La Malinche podía resultar un símbolo adecuado para este puerto donde se desembarcaría y también para conseguir la aprobación de la población, algo muy necesario en una acción con ésta. Es curioso que quien ha sido encarcelado por no querer enrolarse en el ejército francés, termine siendo el cuasi ideólogo de una invasión militar.
La Malinche nace en Coatzacoalcos (actual estado de Veracruz). Coatzacoalcos proviene del náhuatl coatl, culebra; tzacualli, donde se guarda o se esconde algo; y co sufijo de lugar: “en el escondite de la culebra”. El término Coatzacoalcos está ligado a la leyenda de Quetzalcóatl. Una de las representaciones de esta deidad es la de un hombre barbado y blanco que se perdió en el mar y que dijo que retornaría, por eso es que Cortés fue identificado con esta deidad.
El nombre original de la Malinche es Malinalli Tenépatl. A ella se le conoce por los nombres Malintzin, Malinalli (transliteraciones al castellano del nombre original; el sufijo tzin se añadía al nombre para indicar jerarquía y nobleza), Su padre y su madre fueron caciques ambos. Ella fue bautizada como Marina por los españoles.
Malinche fue vendida por sus padres a un cacique de Tabasco. Cuando Hernán Cortés llegó a la zona, el 12 de marzo de 1519, recibió como presente, en Tabasco, veinte jóvenes esclavas, entre las cuales se encontraba ella que fue bautizada como Marina.
Las jóvenes fueron repartidas entre los hombres de Cortés, resultando Malinche asignada a Alonso Hernández Portocarrero, quien hubo de marchar a España comisionado por aquél, en julio de 1519. En un principio contó con la colaboración en la traducción de Jerónimo de Aguilar, pero pronto habló la lengua de los españoles.
Desde entonces, Malinche se convirtió en la compañera de Cortés así como en su intérprete. Su labor fue fundamental. Ella que fue una “Malintzin”, una mujer de alto rango, se convirtió en "la Malinche", la mujer del más bajo rango, entregada al extranjero que destruye su pueblo, en el imaginario mexicano.
Cuando Comte relieva a la Malinche... ¿es acaso para dar a entender que la serpiente emplumada regresa en los barcos franceses? ¿Es acaso Quetzalcóatl que regresa? ¿Se repetiría aquello de lo cual habla la canción popular: “Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados. / Eran los hombres barbados de la profecía esperada / Se oyó la voz del monarca de que el dios había llegado. / Y les abrimos la puerta por temor a lo ignorado”?
¿Acaso no resulta claro que los franceses estaban buscando que la Malinche, muchos siglos después de su muerte, los sirviera en su afán devastador?
Ricardo Melgar es un antropólogo cuya preocupación por el conocimiento de nuestra realidad es profunda. Él se sumerge en los materiales poco leídos, y esos materiales le van contando sus historias, se las van contando como los ríos de nuestras zonas andinas ayudan a los músicos a crear sus melodías más hermosas.
Ricardo Melgar Bao siempre está dándonos trabajos que nos permiten ahondar en esa realidad que no conocemos. Él estudió en varias universidades peruanas, pero sus estudios de antropología los realizó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de Lima. Después de desempeñarse como docente e investigador en algunas universidades peruanas, emigró hacia México, donde actualmente reside, después de muchos fructíferos años de trabajo docente e investigativo.
Hemos publicado su valioso trabajo sobre cómo se ha visto a la Malinche en Francia y en Brasil durante el siglo XIX, pero no hemos podido insertar en él las fotos que se requieren para graficar sus hallazgos. Una revista no es tal sin fotos que complementen el texto.
No desesperamos de poder insertar imágenes en el futuro. Pero, por ahora realizaremos algunas reflexiones que nos permite realizar su trabajo y que nos lleva a comprenderlo y a valorar mucho mejor. Y, por supuesto, pondremos algunas imágenes relacionadas al texto.
No somos mexicanos, no vivimos en México, por eso nuestra visión ha de ser muy limitada y seguramente que los errores han de menudear en estas breves reflexiones que presentamos partiendo, obviamente, del texto que el nos ha hecho llegar Ricardo Melgar Bao, para ser publicado en Tutaykiri.
Augusto Comte, que primero se adhiere a la utopía sansimoniana, luego la rechaza y proclama que las utopías son irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la sociedad, rechazando también a Voltaire y Rousseau y al siglo que ellos representan: la Ilustración, que daría origen a la Gran Revolución Francesa.
Comte aprueba el golpe de Estado de Napoleón III en 1851. No resulta nada raro entonces que la dictadura del Porfirio Díaz –que luchó inicialmente contra la invasión francesa de México- utilizara el positivismo como justificación teórica de su política y llamará al círculo más cercano y cerrado de sus colaboradores “científicos”.
Comte va a situar a “la admirable india Marina como adjunta de Juana de Arco”. No son iguales. Juana de Arco -la heroína y santa francesa- es la que sobresale, la que manda (por decirlo de alguna manera), mientras que la Malinche es alguien que está a su servicio.
Esta relación de la Malinche con Juana de Arco se da en el contexto en que ya se ha producido una primera invasión francesa a México (1838-1839) y poco antes de producirse una segunda invasión (1862-1867). Es pues una relación que contiene claros tintes bélicos. La invasión de México llevada a cabo por Napoleón III, está presente en la idea de revalorar o relievar a la Malinche en este contexto.
Claro, se precisaba de alguien de México que posibilitara que la intromisión francesa se produjera sin mayores problemas. Se precisaba de alguien que facilitara esa intromisión y se había encontrado ya una en la Malinche. La Malinche se unió con el español Cortés en la conquista de México, ¿por que no podría unirse con los conquistadores franceses aunque estuviera ya muerta? ¿Por que no?
Una idea que, en algo, tiene sus raíces en los mitos de la más remota antigüedad. La encontraremos en la épica de Gilgamesh, donde el salvaje Enkidu es civilizado por una bella mujer, quien le pasa la sabiduría mediante el coito. En este contexto, el genital femenino es un instrumento “civilizador”. Qué idea tan atractiva para Comte, quien consideraba que la mujer no pensaba, consideraba que la mujer no podía luchar tampoco (cuidar la casa).
Es cierto que los positivistas halagaron a varias mujeres premiadas por la academia (María Curie, premio Nobel, por ejemplo), pero no dejaron de lado sus criterios. Comte dice que “el hombre piensa y resuelve lo que la mujer le inspira sentimentalmente.” Nuevamente el sexo. Lo sentimental, obviamente, está reducido a su función sexual. No a otra cosa. La mujer no piensa, solamente actúa sexualmente. Y seguramente no sentirá tampoco, sólo tiene el papel de hacer gozar al hombre, no tiene el papel de gozar ella misma. La mujer es la fuente de la virtud... del hombre.
Por ello es que se decía que la mujer “vive para los demás y halla en ello su mayor felicidad” (Lagarrigue). Las mujeres pueden ser inteligentes, pero tienen que servir al hombre, por supuesto, que es “los demás”. La mujer es un simple instrumento del hombre. Por eso, seguramente, es que Comte combate a las feministas de entonces.
Recordemos que Comte decía que ¡la inteligencia de la mujer se ubicaba en el útero! Según esta teoría, Cortés le hizo al amor a la Malinche y la transformó en su eficaz sirviente cuyo concurso fue vital para su aventura. Por ello es que no resulta tan curioso que esto se plantee a pocos años antes de que se produjese la invasión francesa, de 1862, en México, por el puerto de Veracruz.
Así pues ¿por qué no servirse nuevamente de la Malinche justo a mediados del siglo XIX, época en que las rebeliones en Veracruz fueron abundantes? La Malinche podía resultar un símbolo adecuado para este puerto donde se desembarcaría y también para conseguir la aprobación de la población, algo muy necesario en una acción con ésta. Es curioso que quien ha sido encarcelado por no querer enrolarse en el ejército francés, termine siendo el cuasi ideólogo de una invasión militar.
La Malinche nace en Coatzacoalcos (actual estado de Veracruz). Coatzacoalcos proviene del náhuatl coatl, culebra; tzacualli, donde se guarda o se esconde algo; y co sufijo de lugar: “en el escondite de la culebra”. El término Coatzacoalcos está ligado a la leyenda de Quetzalcóatl. Una de las representaciones de esta deidad es la de un hombre barbado y blanco que se perdió en el mar y que dijo que retornaría, por eso es que Cortés fue identificado con esta deidad.
El nombre original de la Malinche es Malinalli Tenépatl. A ella se le conoce por los nombres Malintzin, Malinalli (transliteraciones al castellano del nombre original; el sufijo tzin se añadía al nombre para indicar jerarquía y nobleza), Su padre y su madre fueron caciques ambos. Ella fue bautizada como Marina por los españoles.
Malinche fue vendida por sus padres a un cacique de Tabasco. Cuando Hernán Cortés llegó a la zona, el 12 de marzo de 1519, recibió como presente, en Tabasco, veinte jóvenes esclavas, entre las cuales se encontraba ella que fue bautizada como Marina.
Las jóvenes fueron repartidas entre los hombres de Cortés, resultando Malinche asignada a Alonso Hernández Portocarrero, quien hubo de marchar a España comisionado por aquél, en julio de 1519. En un principio contó con la colaboración en la traducción de Jerónimo de Aguilar, pero pronto habló la lengua de los españoles.
Desde entonces, Malinche se convirtió en la compañera de Cortés así como en su intérprete. Su labor fue fundamental. Ella que fue una “Malintzin”, una mujer de alto rango, se convirtió en "la Malinche", la mujer del más bajo rango, entregada al extranjero que destruye su pueblo, en el imaginario mexicano.
Cuando Comte relieva a la Malinche... ¿es acaso para dar a entender que la serpiente emplumada regresa en los barcos franceses? ¿Es acaso Quetzalcóatl que regresa? ¿Se repetiría aquello de lo cual habla la canción popular: “Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados. / Eran los hombres barbados de la profecía esperada / Se oyó la voz del monarca de que el dios había llegado. / Y les abrimos la puerta por temor a lo ignorado”?
¿Acaso no resulta claro que los franceses estaban buscando que la Malinche, muchos siglos después de su muerte, los sirviera en su afán devastador?
RMB La Malinche Entre Francia y El Brasil.
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