Estoy en el mismo lugar de siempre,
aunque a veces no estoy en el mismo sitio. La Biblioteca está casi vacía pues
no suele venir mucha gente, miro bien y me doy con la sorpresa de que ahora se
encuentra llena. No tengo ganas de ver multitudes entre las cuales casi siempre
estoy perdido… En los tiempos de calor intenso la gente de New York anda
huyendo de sus casas puesto que no se puede dar el lujo de estar utilizando el
aire acondicionado todo el día y solamente lo usan de noche. Yo también estoy
huyendo, aunque huyo de mí mismo y aquí gozo del aire acondicionado. ¡Qué calor
hace en esta ciudad durante el verano! Ya no es tanto, pero es bastante aún… Comenzó
a llover –ahora que es ya otro día- cuando estuve llegando al paradero del bus.
Casi me arrepentí de haber salido de casa, aunque de todas maneras me vine
porque tenía que recoger algunas medicinas en la farmacia… El calor de Nueva
York me ha hecho recordar a Ica, sobre todo porque hace poco, el 15 de agosto, se recordó un aniversario más del terrible
terremoto de 2007. Tengo muchos testimonios guardados en mi computadora, mis
alumnos damnificados en ese terremoto me los dieron. Pude contemplar
directamente los estragos que sufrían los iqueños y especialmente los pisqueños
y los chínchanos en los tiempos no muy posteriores al sismo, que ocurrió cuando
yo no me encontraba en esas zonas… Ya estoy aquí. Estoy donde no sé qué estoy. Ya
no tengo consciencia de qué local de la Biblioteca de Queens estoy hablando
porque desde que comencé a escribir este texto he ido a varios locales y mis palabras
se han ido intercalando como parches en un pantalón viejo. Cuando hablo pues no
hablo de un tiempo, sino de muchos… He sentido intenso frío en medio del
espeluznante calor que ha estado bañándonos. No, ya no tengo frio, todo está
muy bien atemperado ahora, aunque no tengo idea si es hoy o ayer el momento que
vivo en este instante… Hace algún tiempo me despedí de la dama de los olvidos,
pero tampoco sé en realidad a quién le dije adiós cuando me dirigía a ella. Hablé
mucho con esa persona. Siento que ha sido más el tiempo que realmente ha
transcurrido, mas no es así. Quizás los años estén pasando con mucha rapidez… Miro
en la calle muchos camiones, van cargando cosas que no sé qué son y no me
preocupa saberlo… En días pasados se pronosticaba que debía estar lloviendo
precisamente en el momento que yo deseaba salir, pero el sol parecía que no se había
enterado porque brillaba en la calle ignorando tal pronóstico… El jardín no se
muestra a mis ojos porque un gran vidrio corrugado lo cubre. No, no hay jardín
qué mirar en este lugar. Todo ha sido una alucinación mía. El calor, la distancia,
los recuerdos... El jardín ha regresado a estar en su lugar ¿acaso alguna vez se
movió…? La mujer que devora mis entrañas se desvanece en el continuo amanecer
que sueño en cada ocasión que la veo, incluso cuando no está frente a mí. Me
pregunto si la volveré a ver. ¿O será un fantasma más de aquellas que han
visitado mis devaneos con frecuencia? ¿Existirá realmente? ¿Existiré yo que
pienso en ella tanto? ¿La volveré a ver?… Me siento desubicado. Es como si el
tiempo hubiera pasado sin pasar. Es como si yo no pudiera saber dónde me
encontraba cuando estaba en algún lugar conocido que desconocía. En esta sala
puedo sentir, aunque no ver, el desbordante sol que aprisiona mis pensamientos.
Busco alivio en el olvido. El tiempo pasa inmisericordemente. Estoy viviendo un
presente que no es mío. He despertado. No logro darme cuenta de lo que me está
ocurriendo. Mis pensamientos tiritan de ansiedad. Cobro consciencia de lo
difícil que es vivir como uno quisiera, y menos aún sabiendo que tú estás omnipresente
y no te encuentro por ninguna parte aunque en todas las mujeres te puedo ver.
Mi mente musita tu nombre, dama de los azules infinitos… Sólo nos está
permitido vivir una realidad que nos constriñe. No somos escuchados por quienes
jamás oyen ni siquiera sus propios pensamientos… Gozo leyendo una vez más a Sun
Tzu pues siempre tenemos algo nuevo que aprender. Con él no aprendemos a luchar
contra la muerte, sino a luchar por la vida. A esta edición nunca le presté
atención antes. Ahora la he encontrado en la Biblioteca como por casualidad, la
he leído y no he encontrado todas las diferencias que me compelían a no leerla.
Tengo otras traducciones, las que he leído con la actitud de quien se acerca a
un libro desconocido y no me he decepcionado nunca. Estoy muy contento con esta
edición que inicialmente me pareció tan mala ¿Qué habrá sido, no…? Lao Tzu dice
en una de las traducciones al español del “Tao Te Ching”, que se le debe leer
partiendo del capítulo final. Así lo hice yo, logrando descubrir grandes
novedades, al menos para mí mismo. ¿Por qué siempre relaciono a Sun Tzu con Lao
Tzu…? Al releer a Lao Tzu y me he dado cuenta –sé que no es una novedad para muchos-
que su libro es esencialmente una polémica. ¿Contra quien polemiza? Se me
ocurre solamente un personaje con el que está siempre encontrado: Confucio, quien
nunca prestara mucha atención al “Tao te Ching.” He comenzado a releer “Las analectas”… ¿Dónde
estará a esta hora la dama envuelta en el velo azul de la esperanza? La
recuerdo como si nunca hubiera existido antes, como si yo la hubiera inventado.
Y aquí estoy mezclándola en ideas que nada tienen que ver con su presencia
siempre ausente… Los niños juegan alegremente con la música que resuena
alborotándonos a todos en la Biblioteca. ¿Son acaso los mismos niños que están
jugando en el parque por el que he pasado hace poco y donde, al comenzar a
llover, se les ve correr entre desesperados y alegres… Ya sé que estoy en la
Biblioteca de Queens y no caminando cerca del parque. ¿En qué local me
encontraré? Estoy perdido… He vuelto al local adonde siempre voy. Me siento más
cómodo que en esa otra biblioteca a la que voy de cuando en cuando, pero en la
que ahora no estoy aunque me encuentre en ella… El bebé duerme plácidamente en
el cochecito en el que su mamá lo lleva. Se dirigen al lugar donde se concentra
la música. Salen. Ella se sienta a leer en la sala de los “teens.” Hace mucho
calor. Los niños juegan en el parque con los chorros de agua que salen de las
fuentes que han sido colocadas para que ellos se refresquen… Todo transcurre, o
parece transcurrir, tan rápido en este mundo que no me da tiempo para… Cierro los
ojos para gozar con la idea de que la chica de los sueños azules se encuentra a
mi lado aunque no lo esté… Las voces de las chicas que juegan con los niños
inundan la biblioteca. Me acordé de
aquella chica del eterno azul cuya voz se sumerge en el silencio... Su nombre
resuena musicalmente en mi cerebro... Algún día emprenderé el camino que me ha
de llevar hacia el norte de mí mismo y me daré cuenta que toda mi búsqueda interminable
ha llegado a su fin… No me siento bien. No puedo darle sentido a estos retazos
que me han ido saliendo a lo largo de los días.
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