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Revista Internacional del Colegio Profesional de Antropólogos de Lima. Sede: New York.


miércoles, 3 de octubre de 2018

DANZA DE CANDIDATOS: LAS ELECCIONES MUNICIPALES EN PERÚ

Melquiades Canales Rubio


Nuestro Perú es ampliamente conocido por su pasado inca. El Incario, estuvo gobernado por una élite de castas, en la cual el Inca era un personaje de procedencia divina, siendo el suyo un gobierno teocrático, después de él estaban los sacerdotes y una serie de personajes de menor rango que administraban política y religiosamente el Tawantinsuyo.

Había unas pocas ciudades grandes, llamadas  llaqtas, como el Cusco, Cajamarca, Quito. Había también otras de menor población y las más pequeñas comarcas, o aldeas, eran los sitios de vida de los ayllus, como se conocía el grupo familiar mínimo del Perú prehispánico. Dichas  llaqtas eran atendidas en todos sus requerimientos por grandes urbanistas, por eso contaban con servicios de agua potable, alcantarillado así como del aseo constante de las mismas y, por supuesto, no había contaminación del medio ambiente.

Luego de la conquista, los españoles trajeron otro sistema de gobierno que tenía su base en la dominación, y cuyo gobierno recaía en los virreyes -quienes representaban al Rey de España-, los encomenderos y otros de menor rango, que eran quienes administraban el Virreinato. En las ciudades había un tipo de alcaldes que eran conocidos como los aguaciles municipales y que se encargaban del ordenamiento, el ornato y la administración de las ciudades. Los españoles fundaron ciudades en todo el Perú, herederas de esas primeras ciudades, son las actuales capitales de departamentos, provincias y distritos.

En la República, se da un cambio en el sistema de gobierno, tomando como eje principal la “democracia” un sistema de gobierno basado en los principios de los grandes pensadores griegos, por ejemplo, Heródoto nos recomendaba “procurar la democracia porque en ella se da la isonomía (la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley) y la libertad de expresión donde afirma que los responsables de gobernar la polis no son otros que los mismos ciudadanos. Esa era la democracia griega” pero en el caso peruano nuestros gobernantes son los herederos de los conquistadores, una clase de poder que todavía subsiste, en la actualidad aliados a los grupos económicos de poder. 


Para el caso específico de las alcaldías, hasta la década de los ochenta del siglo pasado, los alcaldes eran personajes que no tenían ninguna remuneración, sólo después se estableció que esos alcaldes tuvieran remuneraciones, mientras que los regidores percibían una dieta, dependiendo de las ubicaciones e ingresos de las ciudades, y se  convirtieron en botines para los postulantes, que tenían el claro propósito de sustraer fondos de la realización de obras públicas para la ciudad, como pistas, veredas, agua, alcantarillado y otros, que se convirtieron en manjares de propios de la corrupción que hasta ahora es el país. Los corruptos han tenido, los famosos porcentajes en la realización de cada obra municipal que todo el pueblo  sabe y eso también les ha permitido favorecer a sus aliados en las convocatorias y dar trabajo solo y únicamente a sus “amigotes”.

Es así como, a partir del año 2000, se han multiplicado los candidatos en Lima, la capital de la Republica, y para la presente contienda electoral capitalina, se inscribieron 20 candidatos para postular al sillón municipal, mientras que en los distritos limeños ocurre lo mismo, así como sucede también en las distintas regiones del país.

Estas últimas contiendas electorales postulan muchos candidatos con el apoyo de partidos que juegan el rol de (podríamos así llamarlos legítimamente) “vientres de alquiler”, otros se presentan cambiando de bandera política y con “invitados”,  para ver si de esa manera alcanzan los   votos necesarios para llegar a la alcaldía. Hay quienes están cambiando constantemente de color político o de partido, otros se muestran camuflados en otros frentes que parecieran estar representando un partido político mayor, y, en fin, hay muchos más personajes que postulan siempre, sin lograr su cometido (convirtiéndose en candidatos perpetuos), muchos otros siguen repitiendo el cargo, como en el caso del distrito de  San Juan de Miraflores que va por la quinta reelección… esta vez esperamos que los resultados sean diferentes. 


Para poder inscribir sus listas en el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), en el periodo previo de recolección de firmas, los presuntos candidatos han entregado dádivas a la población, especialmente en las zonas populosas, tales como refrescos, fideos, atunes, camisetas, pelotas, comida, etc. La pregunta que nos planteamos es: ¿De dónde obtienen tanto dinero para gastar en esas “dádivas” que recibe un sufrido pueblo necesitado?

Luego de la inscripción electoral de los partidos, se han de hacer gastos millonarios en la propaganda en los carteles de las calles, radio, TV, periódicos, revistas, etc. ¿Quiénes subvencionan esos gastos que ahora se llaman descaradamente “inversiones”? Y no obviemos el hecho de que, antes del cierre de campaña, hay muchos regalos que van con la propaganda, así como que se contratan personas ajenas al medio local para la portátil, vehículos, bandas de músicos. Por cierto que, para el cierre de campaña, se contrata artistas de prestigio para embelesar a los votantes. Incluso, también el día de las elecciones, se reparte alimentos y “estímulos” para los personeros.

Todo lo anterior ocurre en Lima, la capital de la república, pero en provincias la cosa es peor aún con la compra descarada de votos.

Viendo las cosas de esta manera, los candidatos no representan auténticamente al pueblo, o a los electores, la “democracia” no es real porque es un pequeño grupo cerrado de partidos, o agrupaciones políticas, de entre los cuales han sido elegidos los candidatos. Por supuesto, está el importante asunto de que, los partidos que presentan a sus candidatos, también tienen que pagar para inscribirse, por lo que no es raro que quien dé más esté en las primeras listas de regidores.

Y como los partidos políticos corruptos, invitan personajes públicos de la Radio, TV y prensa para poder obtener mayor cantidad de simpatizantes, entonces la población  tiene que votar  o elegir a los candidatos que nos presenta el JNE en sus cartillas y no sale de las bases o representando al pueblo, sino que se elige al “menos peor.”

La población, actualmente se encuentra confundida, no sabe a quién elegir, no lee las propuestas de los candidatos, por eso es que, muchas veces, elige por afinidad, es decir, elige a quien le simpatiza más, le cae mejor, es más guapo, parece mejor hablado o salió airoso de la confrontación.

En el caso de Lima, el debate que propició el JNE con la firma del pacto ético mostró que algunos no cumplen con sus compromisos; es el caso de un candidato que no asistió al debate del domingo 22 de setiembre del 2018,  transgrediendo dicho pacto.

El financiamiento de los partidos políticos o de sus agrupaciones puede ser público, privado o corporativo, pero aún no hay transparencia.  Dentro de este contexto el Congreso está discutiendo una ley que tome en cuenta estos aspectos y que genere  transparencia en el manejo de los recursos en las campañas políticas.

Se recomienda que viendo todo este panorama se haga la elección revisando los antecedentes de todos los candidatos, debemos informarnos con detalle y elegir a conciencia para no arrepentirnos.

Asimismo, es importante que en cada barrio se genere la vigilancia ciudadana organizada para impedir que continúen los actos de corrupción y estafa al pueblo. Es también nuestra responsabilidad.



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