Recuerdo aquella sonrisa que relucía esplendorosamente en
tu rostro cada vez que salíamos juntos los cuatro, ¿te acuerdas tú…? Momentos
muy gratos fueron los que pasamos yendo de un lugar a otro, conociendo
diferentes lugares tan hermosos de aquel lugar donde el sol sale todo el año. También íbamos nosotros dos solos muchas veces procurando capturar con
nuestras cámaras fotográficas dichos sitios… no lo habrás olvidado ¿verdad? Jamás
hubo nada entre nosotros, solamente una amistad que hacía más bellos los
instantes que vivíamos en esos dos días, que se prolongaron años, en esa ciudad
maravillosa. Claro que a mí me encantabas y te lo dije, sin exigirte respuesta
alguna, que no me la diste. Después todo cambio, nosotros mismos cambiamos
cuando nos alejamos de ese lugar tan encantador… Yo he mirado el devenir de tus
ojos en el sol poniente que se va alejando con el horizonte desvencijado de la
vida que llevo ahora, pero no eres tú quien se me acerca, y no lo has de ser
nunca más… ¿Dónde has de estar ahora inmaculada imagen irreal que otrora
deglutí gustoso? Un día, sin decírtelo claramente, te dije que pronto estaría
lejos y ya no nos veríamos más, ya no nos comunicaríamos. ¿Es la distancia
lejanía acaso? ¿Es quizás el horizonte en que me encuentro el que nos aleja?
No, las circunstancias han cambiado, y no es el lugar solamente, somos nosotros
que nos fuimos alejando antes, mucho antes, de estar distanciados por el
espacio que se yergue ahora entre tú y yo... El día esta hermoso para mí,
además aquí en la Biblioteca no se siente el calor que reina afuera y que me
golpeaba tan duramente al venir caminando hace unos instantes, quizás sea por
eso, si quizás… ¿qué? No lo sé ya, no lo sé… En alguna ocasión volveré a trotar
por esos caminos que nunca pise, pero por donde me movilizo diariamente sin ir
a ninguna parte porque siempre los lugares adonde llego no son lugares ubicados
en alguna parte… me da la impresión de estar andando por aquellas calles por
donde andábamos tal vez sin saber que andábamos… Me duele la cabeza, no he
hecho nada para que eso ocurra, y no ha pasado nada para que le dé origen a mi
malestar… Michelle ha aparecido en este instante ante mí, está parada, mirando
el amanecer, y ha alegrado mi mañana con ese jolgorio que siempre ella produce
en mí. ¿Adónde partirá de viaje la preciosa Michelle? Se va de viaje sin lugar
alguno definido a donde tenga que llegar, aunque yo solamente sé que parte y se
le puede ver muy alegre, con su mirada puesta en el lugar donde ha de llegar
que yo no sé dónde será y su mama tampoco. Y Justin, su hermano mayor, la
acompaña, cuidando diligentemente de la hermanita, y gozando de los buenos
instantes que la vida les depara… A cualquier parte adonde vayan, yo también
iré con ellos, sin moverme un ápice de este lugar donde me encuentro, porque
ellos nunca se separan de mi lado… Hoy he vagado por el mundo de las ideas y no
he querido aterrizar en él, sino que me he salido yendo hacia otro mundo lejano
y hermoso que encuentro dentro de mí mismo… Antes de entrar a la sala esta de cómputo,
me puse a ver los libros que junto a ella estaban, y el primero que contemplé
gustoso fue “Los viajes de Marco Polo”, en inglés, pero que me place más porque
en este proceso de aprendedera de este idioma me resulta mucho más útil ésta
que la versión en español. Muy poco he leído los días que llevo aquí, aunque mi
deseo de lectura ha ido aumentando con el paso del tiempo, sin embargo aún no
encuentro el nivel que tenía en Lima tantos años ha. ¿Por qué fui perdiendo
paulatinamente el hábito de la lectura después de dejar la Universidad donde
trabajaba quién sabe cuántos años ya? Muchas razones podrían esgrimirse, mas
ahora no me interesan mucho, y aunque yo mismo me haya hecho dicha pregunta, no
quiero responderla y punto… Claro que como yo suelo contradecirme, no faltará
el momento en que me contradiga. Empero, no tengo ganas de nada, tampoco de
escribir y sin embargo lo hago porque deseo hacerlo aunque no tenga ganas. Es
como comer: uno tiene que comer aunque no tenga hambre porque de lo contrario
se muere… yo no quiero morir y, menos aún, por inanición debido a la falta de
lectura… porque yo vivía para leer, la lectura era mi mundo, mi refugio, mi
forma de escaparme de una vida no placentera. Si pues, la lectura puede tener
aspectos positivos y negativos, y no me refiero específicamente a los libros
que no dicen nada, libros de evasión, propiamente hablando, sino que me refiero
a los libros donde uno puede aprender mucho, y es que con estas lecturas
también puede uno evadirse de la realidad. Por eso me llama mucho la atención
cuando la gente considera la lectura como algo simplemente positivo, sin verle
el lado negativo. Sin embargo, el que sea un refugio es también un aspecto
positivo porque nos ayuda a no estar metidos en una realidad que nos lastima, o
en una realidad que nos lastimó en alguna ocasión y cuyos estragos viven en
nosotros hasta el ahora que vivimos. La evasión así se puede ver como un
elemento positivo puesto que no es producida por la realidad de los temas que
tocan los libros, sino por una realidad que nos tortura. Y la evasión, la
simple evasión, permite a la gente no estar sumida en esa realidad que le hace
daño, que no comprende… ¿Ya lo dije? Pues lo repito… Ahora no siento la necesidad
de decir algo pronto, tengo la necesidad de expresar lo que me salga, sin que
la vida me agarre a palos, como decía no sé qué autor (¿quizás Ciro Alegría?)…
Los caminos que he recorrido se presentan ante mi mente. Me doy cuenta de la
sonrisa que alegra mis labios, mi alma, mi vida. Y no me apresuro por volver al
lugar de donde provengo… Al volver sé que encontraré todo diferente, no sé si
porque esa realidad habrá cambiado o porque soy el que miro las cosas con otros
ojos por ser yo quien ha cambiado…
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