“Pescar es pelearse todo el tiempo con la muerte que es el mar. El trabajo en la mar es un trabajo de alto riesgo, es poner un pie en la lancha y un pie en la muerte” (José Moncada Lluen).
Desde hace un tiempo ya, mientras la cúster -en que suelo viajar- pasa por las primeras cuadras de la Av. Arenales, veo a un grupo de personas aposentadas frente a un edificio, con carteles alusivos a la lucha de los pescadores jubilados. Me llama la atención, puesto que tengo parientes que han sido pescadores y otros que aún lo son, tanto por línea paterna como por línea materna. Algunos son jubilados y no reciben su escasa atención hace mucho tiempo.
He podido vivir muy cerca esta problemática, sobre todo con mi tío Francisco Lobatto Méndez (“Pachequito”) y Felipe Leyva (viudo de quien fuera mi prima hermana Aída Pérez Lobato), a quienes prácticamente nunca les pagaron a tiempo sus miserables pensiones. Ahora, entre los jubilados que protestan, me encuentro con un pariente que nunca conocí: José Moncada (hijo de Ciriaco “loco” Moncada, primo de mi abuelo Silvio Saavedra Moncada).
El día sábado intenté acercarme a ellos porque tenía tiempo libre, pero sorpresivamente salió algo qué hacer y me fue imposible. Éste miércoles 31 estaba por los alrededores y me dirigí decididamente al lugar donde ellos se encuentran. Había que saber la problemática para publicarla en esta revista.
Al llegar, me acerco a un grupo que está sentado algo lejos de donde hay unos toldos, que después sabría que es el lugar donde se ubica la cocina común. En ese mismo sitio se encuentra una mesa y también están los víveres que utilizan para cocinar en las inmensas ollas que se encuentran al costado. Este grupo al que me acerco, no quiere decirme nada. Me mira con desconfianza, hastío y rechazo no disimulado. Me envía a hablar con los dirigentes.
Los pescadores jubilados que están aquí luchando, han ido a todos los medios a exponer su caso pero sólo han recibido palmaditas en el hombro, palabras indiferentes de aparente comprensión, silencio obstinado y no ha faltado quien les dijera que se veían bastante gordos… Algunos medios –muy pocos- han dado cuenta de esta problemática que los viejos lobos de mar están viviendo (aquí reproducimos, al final, algunas de esas informaciones). Pero son muchos más los medios que han callado empecinadamente, a pesar de haberse acercado a ellos y entrevistarlos a casi todos. Es evidente que la actitud de esos periodistas tiene como finalidad desalentarlos en su lucha. ¿Dónde está la libertad de prensa? Exclaman indignados.
Es explicable pues que tanto tiempo de lucha, tanto tiempo en la calle, tanta indiferencia de la gente que pasa por su lado, el silencio de los periodistas, etc., los haya vuelto oscos y renuentes a las declaraciones. Eso explica el mal humor que exhiben cuando me acerco a ellos.
Me doy cuenta que con este grupo no tengo futuro. Me voy a buscar al dirigente que me señalan. Me acerco. Me presento. La sorpresa es que este es el dirigente que resulta siendo pariente mío que, además, fuera compañero de estudios de mi primo hermano Hugo Saavedra Choncén. Pero lo más interesante es que me encuentro ante José Moncada Lluen. José Moncada es el hijo mayor de aquel personaje que hiciera famoso José María Arguedas como el “loco” Moncada, y por esta razón deja Chimbote para irse a trabajar a otra parte.
Desgraciadamente me encuentro con un caso en que la publicación de una de las novelas de José María Arguedas, “El zorro de arriba y el zorro de abajo” –como me ha dado el caso de encontrarme con personajes de otras obras de Arguedas- ha resultado catastrófica para la familia del loco Moncada. Es a consecuencia de la publicación de esta novela que Ciriaco Moncada es asediado por la gente, es cuando lo contratan para que haga propaganda televisiva y también su familia se tuvo que mudar a Trujillo mientras él se queda en Chimbote un tiempo, mudanza que se da para que su esposa y sus hijas no sufran las burlas de sus compañeras de colegio y de sus vecinos.
Yo recuerdo que mis familiares me contaban que después de la publicación de esa novela, llegaban a Chimbote montones de turistas buscando al “loco” Moncada (esto me fue contado por mi tío Carlos Calderón, eximio joyero, que iba seguido a Chimbote a vender sus trabajos en oro y que después sería apreciado artífice en la casa Tiffany de New York). Los mismos chimbotanos comenzaron a alborotarse y a dejar todo lo que hacían cuando lo veían llegar o escuchaban su voz.
Es igualmente por esta razón, que José Moncada ha rehuido siempre toda entrevista. Él jamás ha querido saber nada con la prensa ni con nadie que le preguntara sobre su padre. Pero aquí en esta ocasión habló por primera vez. Por esto es que dejé el tema de los jubilados en General y me centré en conversar con este dirigente de los jubilados que jamás había hablado de un tema que le producía mucho dolor… cosa que podía observar en su rostro, en su voz, en sus gestos y en su mirada mientras conversaba con él.
Luego, él me conduce a conocer a otros jubilados con quienes converso sobre temas diversos de su propia vida y de la lucha que hoy llevan adelante estacionados en la calle, aguantando tantas incomodidades a una edad en que deberían estar ya descansando en sus casas gozando de una buena pensión... Me acerco a la olla común para hablar con algunas señoras que colaboran con los pescadores. Converso con algunos otros pescadores provenientes de diferentes lugares del litoral peruano.
Lamentablemente en algunas ocasiones cometo el error de hablar demasiado sobre mi familia chimbotana (y aún me gustaría mencionar a Carlos “Coquito” Choncén Saavedra –mi primo hermano, patrón de lancha que ha sabido invertir sus ganancias, siendo un próspero empresario-, a Pedro Saavedra Choncén, a Augusto Lobatto Cortez, “Cutico”, entre otros). Finalmente, estuve hablando con un paisano de César Vallejo, un pescador nacido en Santiago de Chuco: Gonzalo Llontop Reyna.
El Audio que hoy presentamos, como es natural, tiene una gran dispersión porque saltamos de un punto a otro, aparentemente sin orden ni concierto. Pero la riqueza de la información que hemos conseguido -aunque en algunos casos pueda ser bastante superficial sí se quiere-, puede tener interés para muchos. Por eso es que estas entrevistas, presentadas en un único archivo de audio-, pueden ser de interés a diversas personas y no a todas por el mismo motivo ni por la misma información.
Hemos estado conversando con los viejos lobos de mar más de tres horas. En ese tiempo uno puede descubrir que sus problemas son muchos y podemos darnos cuenta también que el abuso a que se les somete es realmente inconcebible. Pero también puede darse uno cuenta que, a pesar del sufrimiento a que están sometidos, no han perdido su sentido del humor. Saben reír y contar anécdotas con la gracia que puede derrochar el hombre del pueblo, el hombre trabajador.
Ellos recuerdan los momentos difíciles con una sonrisa en los labios. Enfrentan estos momentos que viven ahora, con los mismos con cojones con los que enfrentaban los instantes llenos de peligro de sus vidas en la mar, cuando sólo sabían que salían pero no tenían la certeza de sí volverían a ver a su familia.
Por momentos miran tristemente y bajan la cabeza recordando un pasado esplendoroso. Pero no podemos dejarnos engañar por esos instantes. Los viejos lobos de mar tienen, generalmente, la mirada bien puesta al frente, muestran el pecho enhiesto y hablan con la voz firme. No hay dificultades que logre hacerlos deponer la bandera de la vida, que han sabido enarbolar orgullosamente ante los peligros que han enfrentado durante toda su existencia.
No se arrepienten de lo que han vivido. Manifiestan que supieron vivir. Pero muy pocos –lo reconocen hidalgamente- supieron aprovechar productivamente el dineral que ganaban como pescadores (entre estos están mis tíos Pedro, Antonio y Eusebio Saavedra Montero, los “tres hermanos”, que de patrones de lancha se convirtieron en industriales, aunque Velasco Alvarado les quitó prácticamente todo).
En la ancianidad, los pescadores siguen luchando como cuando se enfrentaban a la mar, conocida porque vivían a su lado, pero que siempre les era desconocida... Sin embargo, así como no los pudo vencer la mar, tampoco podrá vencer la edad y, menos aún, los han de vencer aquellas personas que –según señalan- se han hecho dueños de la Caja del Pescador.
Ubicados en el frontis de ese local céntrico, luchan denodadamente por lo que consideran su derecho. Por lo que es su derecho. Quieren el cambio del Comité Directivo de la Caja del Pescador. Protestan contra el gobierno que no les hace caso. Protestan contra los congresistas que dan leyes en contra suya. Protestan contra los armadores que se enriquecen con su trabajo. Protestan contra la corrupción. Protestan con mucha rabia. Con la rabia contenida de quien sabe que sus demandas son justas. Protestan con la rabia de quien ha trabajado años de años ganando un gran sueldo semanal y ahora reciben –cuando lo reciben- como pensión una suma irrisoria que lleva a la natural indignación.
Es tiempo de que las autoridades pertinentes tomen decididamente cartas en el asunto para solucionar este problema y estén meciéndolos (la “mecida” es una institución en nuestro medio). Es tiempo ya de que los políticos se dejen de estar hablando y hablando para no decir absolutamente nada –y, más aún, para no hacer nada- que lleve a solucionar realmente esta problemática que se muestra como un futuro vergonzoso para los pescadores que, hoy en día, no alcanzan a verse en la situación de este grupo de pescadores que un día fue como ellos son. Los actuales pescadores no quieren ver en los jubilados el futuro que tienen por delante. Ya han muerto, según dicen, 15 jubilados debido a complicaciones naturales de la edad y las incomodidades que han tenido que soportar durmiendo en la calle. Se tuvieron que regresar a sus lugares de origen, enfermos, para morir con su familia.
Quienes escuchen el audio de más de tres horas, vean el video de las fotos y los videos que hemos añadido -a pesar de no ser nuestros-, podrán apreciar por sí mismos los testimonios de estos hombres curtidos por el sol, por la sal, por la brisa, por la lejanía forzada de la familia, por los peligros siempre presentes de naufragios y… por una lucha de estos hombres que no tiene cuando terminar. Están curtidos por la vida tan dura que han llevado, que siguen llevando y que pareciera no tener final...
Muy fructuoso ha sido este contacto con los pescadores. Pasadas las cuatro de la tarde, con hambre y cansado, me he alejado. Pero no los he dejado porque sabemos de la justeza de sus demandas.
EL AUDIO:
http://www.divshare.com/download/10940657-089
LOS VIDEOS SALIDOS EN TELEVISION:
http://www.youtube.com/watch?v=kve2kzjuTsE
http://www.youtube.com/watch?v=NPyg24i5rh4
1 comentario:
Walter, primo que bueno que hayas dedicado estas lineas para abrir los ojos de nuestras autoridades de gobierno y de una vez por todas sepan el sacrificio que hicieron todos aquellos pescadores que sacrificaron sus vidas para darnos al pueblo y a nuestro pais alimentacion y divisas y que ahora tengan que estar pasando penurias. No es justo!. Te felicito primo, que orgullo para nosotros.
Daniel Moreno
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