NOTA BENE:

Revista Internacional del Colegio Profesional de Antropólogos de Lima. Sede: New York.


sábado, 14 de marzo de 2009

¡DECANSA EN PAZ WALTER QUINTEROS!

Ha muerto el Antropólogo peruano Walter Quinteros Salazar. Falleció en Puerto Rico, el 15 de febrero. Tenía 72 años de edad. Un infarto cardiaco se lo ha llevado.
El Colegio de Antropólogos de Lima hace llegar su más sentido pésame a sus deudos y a todos aquellos que lo conocieron y lo quisieron bien.
Walter Quinteros fue profesor en la Universidad de Puerto Rico - Río Piedras (Puerto Rico) hasta diciembre de 2008, fecha en la que se retiró.
Estuvo casado, por 45 años, con Myrta Meléndez, jíbara de Orocovis. Luego de varias décadas de peregrinaje político por diversos países, decidieron establecerse en Puerto Rico, a mediados de los años ochenta.
Walter Quinteros Salazar nació en Rancas. Rancas era la hacienda de sus padres y se ubicaba a unas dos horas, en acémila, de la ciudad de Cajatambo (departamento de Lima).
Walter era una persona muy sencilla y por eso fue muy querido en la provincia. Era conocido porque conversaba con todos, porque no discriminaba a nadie.
Él impresionaba a la gente porque tocaba guitarra y, fuera del Perú, hacía conocer las canciones peruanas, especialmente huaynos. En él, la música cajatambina tuvo un magnífico cultor. Era una persona muy regionalista que gustaba utilizar un lenguaje sencillo y antiguo. Walter Quinteros era uno de los más queridos y destacados de su tierra.
En Puerto Rico, siempre hablaba de su vida en Perú, de su familia materna, de las costumbres de la tierra a la que sabía que volvería.
Su bella esposa compartía con él esos gustos por la música andina. Cada vez que había fiesta ambos llegaban a Cajatambo. Ella -portorriqueña- bailaba el huayno tan bien como una buena cajatambina y él lo hacía como todo un campesino.
Por eso es que sus hijos (Illary, Guillermo, Alejandro, Alonso y Myrta), han manifestado que “a mediados del mes de mayo llevaremos sus cenizas al Perú donde esperamos celebrar primero un acto de recordación en Lima y después llevarlo a su querida tierra Cajatambo, a Rancas... hermoso y especial lugar en el que descansarán sus restos junto a los de su abuelo y su padre, entre las montañas y el aire de lo siempre vivo y nunca muerto.” Lo que nos da una idea de cómo Walter Quinteros cultivó el amor por Cajatambo siempre en sus hijos desde siempre.
¡Con qué hermosa expresión se le conoce a Cajatambo: "Posada de los dioses"! Esta provincia serrana limeña, tiene diversidad de recursos y paisajes de singular belleza.
Desde muy antiguo, Cajatambo ha sido una población dedicada a labores agrícolas y al pastoreo de animales, que se realiza en forma tradicional.
Las tierras de cultivo, dispersas unas de otras, se encuentran distribuidas en pequeñas extensiones, predominando la economía de autoabastecimiento. Cajatambo, ocupa uno de los últimos lugares en las estadísticas nacionales.
En el tiempo en que Atahualpa ofrece, a Francisco Pizarro, rescate por su libertad y por su vida, cuando sus captores lo mataron, se enterró el tesoro que pasaba por las alturas de Cajatambo hacia Cajamarca.
Pizarro, tuvo conocimiento del cargamento. Entonces envía a Gonzalo Pizarro para encontrarlo. Éste recorrió infructuosamente parte de los territorios, fundando –el 23 de agosto de 1533- la ciudad de Cajatambo.
Este lugar, durante los incas, fue un tambo lleno de espinas y se llamaba “Cashatambo” o "tambo espinoso". Elige como patrona a Santa María Magdalena.
Los bailes, la vestimenta, las comidas, las actividades agrícolas, las fiestas, en fin, todo lo que se vive en Cajatambo es de una gran hermosura.
Walter Quinteros Salazar, estudió antropología en San Marcos. Antes había estudiado la carrera de maestro en La Cantuta. Cursó estudios de post-grado en la Universidad de Raleigh, en North Carolina. Hizo estudios post-doctorales en varias disciplinas.
Su trabajo académico e investigativo, fue abundante y fructífero. En su relación profesional y amical, predominaba el diálogo serio, pausado y reflexivo. Su palabra era divertida, llena de vericuetos, matices e inflexiones, lo que era muy típico de un cajatambino. Fue generoso, y optimista, gran amigo de la alegría y de la risa. Para quienes lo han conocido y tratado, es difícil no imaginarlo riéndose a carcajadas.
“Cuando era una "cachimba" (recién ingresante a la Universidad); decidí hacer un recorrido por aulas y escuchar a la mayor parte de los profesores que tendría. También confeccioné una lista de los "mejores catedráticos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos". / Un día, vi al alto profesor Walter Quinteros, riéndose con una abierta y sonora carcajada, en el famoso Patio de Letras; me inspiró una gran confianza. Pregunté por él, y los otros estudiantes me dijeron que era "el mejor metodólogo", titular de la Cátedra de Metodología de Investigación; sin embargo, no tuve la suerte que me enseñara, porque había obtenido una beca para una Universidad de Puerto Rico. Y sucedió lo "normal" en estos casos, que nuestros becarios no regresen; porque las posibilidades de trabajo y estima del profesional en nuestro país sólo pasa el tamiz del cariño y respeto de alumnos y colegas” (Angélica Aranguren Paz).
Amante de la palabra y de su dificultad, Walter Quinteros vivía convencido de que el goce de la vida se encontraba en intentar acercarse, una y otra vez, y de la forma más digna posible, a lo insondable. Para él no había escisión entre el trabajo intelectual y el placer. No concebía una separación entre el pensamiento y la existencia. Amaba el conocimiento y también compartirlo. En él todo se transformaba en misterio: el lenguaje, la escritura, la belleza, la naturaleza.
Disfrutaba mucho del oficio de educar. Tenía un don especial para enseñar, para hacer que sus alumnos fueran desencadenando sus modos de pensar y de pensarse a sí mismos, sus modos de decir y de decirse y los modos de hacer y de hacerse.
Fue un hombre entusiasta y a quien le gustaba apoyar todo proyecto nuevo que tuviera fines claros y objetivos sociales.
Walter Quinteros Salazar era acertado en sus intervenciones, de fácil y bonita palabra, imponente y también extravagante. Era realmente increíble cómo su cuerpo se transformaba mientras enseñaba. Fueron sus ojos, el movimiento de esos ojos, el signo más evidente de esa transmutación.
Walter Quinteros mostró que se puede intentar pensar en la universidad, mostró que dar cátedra es pensar profundamente, en voz alta, sin descanso, sin tregua. Siempre hacía profundas preguntas y amplios análisis. Reflexionaba sobre nuestra existencia, sobre nuestras relaciones, sobre nuestro orden social.
Supo ganarse el respeto y la admiración de quienes lo trataron y hasta de quienes no lo trataron. La pasión por su cátedra, la complejidad de su pensamiento, el respeto y desafío que Walter demostraba hacia el saber y las tradiciones intelectuales eran excepcionales. Tenía una postura crítica, seria y política hacia la vida y la reflexión, basada en el respeto por el otro y la complejidad del saber.
Siempre estaba al tanto de lo que sucedía en el mundo y gustaba escribir y pronunciarse sobre los diferentes acontecimientos que conmocionaban diversas partes de ese mundo en el que vivía siempre en guardia. Muy poca gente se acercaba a los fenómenos con tanto asombro y gracia.
El legado que se puede considerar como el más importante en él, en su vida como profesor, es la pasión por el conocimiento y el profundo respeto les tenía a sus alumnos, a quienes consideraba genuinamente sus interlocutores.

Elaborado en base a los testimonios de:

Angélica Aranguren Paz.
Javier Cardona.
Carmen L. Colón.
Máximo Echevarría Atachagua.
Centro de Investigación y Desarrollo de Comunidades Andinas Yachay Wayta.
Juan Huaylupo.
Humberto Rodríguez Pastor.
Ramón Rosario Luna.
Vanessa Vilches Norat.
Rosina Valcárcel.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Walter Quinteros fue mi primer profesor de sociologia. Yo tenia 17 años y aun no sabia lo excepcional que podia ser sentarme en ruedo con mis compañeros y mi profesor, tomar un cafecito y conversar amigablemente sobre "nuestro oficio". En su oficina, de la U. Agraria tuve mi primera clase de sociologia que aun no olvido. El metodologo dijo algo que -39 años mas tarde- no lvido: el oficio del cientifico-sociologo es su imaginacion. Todo lo demas -la prueba de demostracion- es tecnologia. Miles de años mas tarde, todo ha caido a mi alrededor, incluidos mis deseos de practicar esa profesion que se reduce al servilismo de los amos de turno... todo, menos el recuerdo de Walter Quinteros, que viene a mi mente cada vez que me pregunto algun "¿por que?" sobre las relaciones sociales. Empece a conocerlo en aquella clase de sociologia en su oficina, con cafecito de por medio y hoy creo que aun estoy empezando a conocerlo. Gracias por la informacion
Carmen Luz Gorriti

Anónimo dijo...

J. Walter Quinteros Salazar
Muchos lo recordaremos en aulas libres , y abiertas donde su identidad se tornaba sabia , plena , y de una alegria inspiradora..

Muchos lo siguieron a el , porque con el no se conocia el miedo. El conocimiento se desdoblaba en matices. Donde cada uno podia ver y hacer uso del color de su preferencia.
Cada valor tenia un significado para su existencia .
Asi es el conocimiento fluye de manera natural , integrando lo humano de la existencia . Donde la critica no responde a un juicio, sino a la transformacion de lo conocido y lo desconocido ; bajo razones y/o bajo instintos . De respeto y reciprocidad .

Recordaremos por siempre tu risa feliz, chispeante, plasmada en carcajada .
Y un dicho que se manifiesta diciendo :
" !! Dejen vivir a la gente carajo!!!"
que despierta a la sensibilidad.

Gracias.

Tu familia , tus amigos , quienes te amamos y admiramos . Te rendimos hoy dia este homenaje.
Cajatambo te espera!!.

Anónimo dijo...

J. Walter Quinteros Salazar
Muchos lo recordaremos en aulas libres , y abiertas donde su identidad se tornaba sabia , plena , y de una alegria inspiradora..

Muchos lo siguieron a el , porque con el no se conocia el miedo. El conocimiento se desdoblaba en matices. Donde cada uno podia ver y hacer uso del color de su preferencia.
Cada valor tenia un significado para su existencia .
Asi es el conocimiento fluye de manera natural , integrando lo humano de la existencia . Donde la critica no responde a un juicio, sino a la transformacion de lo conocido y lo desconocido ; bajo razones y/o bajo instintos . De respeto y reciprocidad .

Recordaremos por siempre tu risa feliz, chispeante, plasmada en carcajada .
Y un dicho que se manifiesta diciendo :
" !! Dejen vivir a la gente carajo!!!"
que despierta a la sensibilidad.

Gracias.

Tu familia , tus amigos , quienes te amamos y admiramos . Te rendimos hoy dia este homenaje.
Cajatambo te espera!!.

mariette8 dijo...

Walter Quinteros fue mi profesor en la UPR Río Piedras, Fundamentos Filosóficos de la psicología, guardo los apuntes de sus clases como un tesoro, era un catedrático en el buen sentido de la palabra, daba verdadera catedra, y era un gusto escucharlo por horas, decía frases inolvidables, como, "descarado es decir publicamente lo que se dice en la intimidad, y en esto el era un modelo, en una clase dijo "¡Me chinga la validez!". En el sentido sentido de que se para hacer ciencia no es necesario que todo sea científico.

Mario Moreno Herrera

Anónimo dijo...

Fue fundador de Vanguardia Revolucionaria en 1965 junto a Edmundo Murrugarra, Ricardo Letts, Efraín Franco y César Benavides vinculados todos ellos a la Universidad Nacional Agraria de La Molina.

East Elmhurst, New York, United States

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