Nuestra colega Fánel Guevara es de una experiencia abrumadora, por así decirlo, en los temas que hoy tocamos en TUTAYKIRI: el agua y su relación con el género.
Mucho tiempo llevamos viendo -todas las semanas-, a nuestra querida amiga y colega en las reuniones de los lunes, reuniones del Colegio Profesional de Antropólogos de Lima.
Fánel interviene diligentemente y nos permite conocer toda la dimensión de su experiencia, nos permite conocer mucho más allá de lo que muchos de nosotros conocemos, en los temas que ella domina.
Ella viaja constantemente a diversos lugares del Perú, por eso está bien enterada de los temas que toca, como este que hoy damos a publicidad en TUTAYKIRI. Cuando estamos allí, reunidos, la vemos escuchar con atención lo que cada uno dice. Sus intervenciones son escuetas pero certeras y directas, llenas de contenido.
Por cierto que las intervenciones de los demás personas que forman parte del Colegio Profesional de Antropólogos de Lima, son también certeras y llenas de un conocimiento que surge de la particular experiencia de cada uno.
Los miembros del Colegio, brindan generosamente su tiempo a pesar de las múltiples ocupaciones que desempeñan y están preocupándose por todo lo que atañe a los intereses de los antropólogos. Fánel tiene un papel importante en las múltiples tareas que debemos desempeñar cada uno de nosotros.
Los miembros del Colegio, brindan generosamente su tiempo a pesar de las múltiples ocupaciones que desempeñan y están preocupándose por todo lo que atañe a los intereses de los antropólogos. Fánel tiene un papel importante en las múltiples tareas que debemos desempeñar cada uno de nosotros.
Muchas cosas suceden en esta Lima, en este Perú, que nos llevan a preocuparnos por el futuro de nuestros colegas: existe gente interesada en seguir con las línea de actuación que han tenido aquellos que se quedaron más de veinte años en la directiva, ilegalmente, por cierto. Aquellas personas hoy en día pretenden enmascararse atrayendo a otros colegas que quizás ignoren la relación que tienen con ese pasado que no quiere ser cerrado.
Pero, tenemos que mostrar serenidad porque aquellos que sacan las garras para desgarrar la vida de quienes se dejan -sin saberlo seguramente- embaucar por sus cantares de sierpes (que no de sirenas), no han de ir más allá. No podrán engañar a quienes desean que nuestra institución sirva realmente a los colegas y no a los intereses de unos cuantos, como ha sucedido hasta ahora.
Ellos están mostrándose abiertamente ligados a la oficialidad, aunque pretenden mostrar que no es así. Esto se nota claramente en cada una de sus acciones y de sus opiniones, aunque pretendan esconderlas con una tibieza que deja al descubierto sus reales intenciones. Hay quienes se han dejado engañar, repetimos, por estas personas que se presentan como no son realmente.
Nosotros buscamos servir a nuestros colegas, no queremos servirnos de ellos. Todos aquellos que tengan su título tienen cabida en el Colegio Profesional de Antropólogos de Lima, sin importar sus ideas.
Nosotros buscamos servir a nuestros colegas, no queremos servirnos de ellos. Todos aquellos que tengan su título tienen cabida en el Colegio Profesional de Antropólogos de Lima, sin importar sus ideas.
Todos aquí trabajamos en favor de los intereses de los antropólogos. Es nuestra razón de ser. No nos intesan los enfrentamientos vanales. todos los antropólogos tenemos que ayudarnos y sobre todo ayudar a las nuevas generaciones que tanto lo precisan.
En nuestras reuniones vemos a nuestra querida colega Fánel Guevara, llevarse bien con todos. Incluso en los instantes en que las discusiones se ponen más intensas, ella mantiene su tranquilidad, incluso en los instantes más intensos de discusión e intercambio de ideas... mantiene una tranquilidad que a algunos de nosotros nos gustaría mantener en todo instante.
Lo cierto es que hablar con intensidad nos permite decir las cosas que queremos y nos permite asimismo acercarnos más a nosotros y Fánel lo comprende así, como lo comprendemos todos nosotros.
Vemos a Fánel Guevara observarlo todo con esa mirada penetrante, con esa expresión tan suya, que nos dice que sus pensamientos serán manifestados con sencillez y profundidad.
Este texto que Fánel Guevara Guillén nos ha entregado para que lo publiquemos, expresa por si mismo todo esto que hemos dicho. Los dejamos pues con este escrito.
II CONGRESO NACIONAL DEL AGUA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERIA, LIMA PERU, ABRIL 2010
UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERIA, LIMA PERU, ABRIL 2010
EL ROL DE LA MUJER EN LA GESTION DEL AGUA
fgg53@hotmail.com
RESUMEN:
En el Perú, son las mujeres las que sufren más de los efectos de la pobreza, debido a su responsabilidad en los trabajos reproductivos, su posición desigual en el mercado laboral y los estereotipos vigentes sobre ellas, especialmente en la gestión y en la toma de decisiones. La seguridad alimentaria depende muchas veces del trabajo agrícola de las mujeres, ellas cultivan vegetales y mantienen el ganado para alimentar a su familia o vender en el mercado local, el riego y la administración del agua para estos cultivos está en sus manos, los varones se ocupan principalmente de los cultivos comerciales. Es muy importante su rol en el abastecimiento de agua para consumo humano, ella invierte buena parte de su tiempo y esfuerzo en acarreo de agua para las necesidades domésticas. Pero cuando se construyen irrigaciones o sistemas de agua potable, ellas son excluidas de los procesos de consulta, planeación, capacitación o toma de decisiones. Las cumbres mundiales reconocen que la gestión ambiental y el desarrollo sostenible, no es posible sin la integración de la mujer. Eso hace indispensable, propiciar la distribución equitativa de responsabilidades y beneficios entre mujeres y varones, y su participación como iguales en los procesos de gestión y toma de decisiones para el desarrollo y la gestión de RR.NN.
ABSTRACT:
When we speak of poverty in Peru, it is women who suffer most from its effects, because of their responsibility for reproductive work, their unequal position in the labor market and existing stereotypes about women, especially in the management and the decision making. The food security of many poor regions, depend on agricultural work of women, they grow vegetables and keep livestock to feed their family or to sell it in the local market, and irrigation and water management for these crops is their hands, men are primarily concerned with commercial crops. It is also very important her role in providing water for human consumption; she spends much of her time and effort in fetching water for domestic needs. But when building irrigation or drinking water systems, women are excluded from consultation, planning, training, or making decisions because there is a prejudice that this art is only a matter for men. International events recognize that environmental management and sustainable development is not possible without the integration of women. It is therefore very important to promote and encourage the equitable sharing of responsibilities and benefits between women and men and their participation as equals in the processes of dialogue and decision making for development.
INTRODUCCIÓN
Ubicado en la costa del Pacífico de América del Sur, el Perú posee tres regiones naturales, costa, sierra y selva sumamente diferentes en términos de recursos, altitudes y climas. El país está dividido en 24 departamentos, 188 provincias y 1.793 distritos. La población total del Perú asciende a 28 millones 220 mil 764 habitantes, según los resultados del XI Censo de Población (INEI 2007). La distribución de la población muestra que en la capital de la republica y los valles de la costa están asentados 14 millones 973 mil 264 habitantes (54.6 %), en los valles interandinos y zonas altas de la Sierra llega a ocho millones 770 mil 738, y en la Selva es de tres millones 675 mil 292.
En conjunto alrededor del 72% de la población reside en áreas urbanas, poblados mayores de 2000 habitantes y el 28% restante en áreas rurales.
La pobreza es un problema de larga data en el Perú, actualmente tenemos, que Lima Metropolitana es la que tiene menores niveles de pobreza y de pobreza extrema, mientras que las áreas rurales de Selva, Sierra y Costa son, en este orden, bastante más pobres y con porcentajes mayores de pobreza extrema.
Perú es un país de ingreso medio bajo con marcada heterogeneidad distributiva, el Producto Interno Bruto per cápita es de US $2,000 anuales; y, mientras que el 20% de la población con ingresos más altos concentra el 51% del ingreso nacional, el 40% de la población con ingresos más bajos se queda sólo con el 13%. Acorde con ello, alrededor del 54% de la población nacional se encuentra en condición de pobreza y el 15% en pobreza extrema, según la Encuesta Nacional de niveles de vida del 2001.
Y según la encuesta nacional de demografía y salud (ENDES 2000) La esperanza de vida era en el 2001 de 69 años, con una dispersión provincial entre 72,4 y 50,8 años. La tasa de mortalidad materna es de 185 por 100,000 nacidos vivos, siendo una de las más altas de América Latina y la desnutrición severa en niños menores de 5 años es del 27%
En el contexto peruano la pobreza y el cambio climático con secuelas en la escasez de agua, son los puntos que marcan la gestión del agua, especialmente la de consumo humano y la de uso productivo, el 70% de los conflictos en el Perú, son por uso de agua y se requiere mantener la vida mediante la seguridad alimentaria y se busca superar la escasez con una cultura del agua que sea asumida por todos.
Esta creciente pobreza se ha feminizado en el Perú, como lo está siendo en el mundo entero. Parte del problema es por el abandono familiar y la irresponsabilidad en la paternidad, indirectamente permitida por la legislación complaciente y, sobre todo, por las malas prácticas judiciales. Pero esta mayor incidencia de la pobreza, es producto, además, de las desigualdades en las posibilidades de acceso al trabajo y a mejores ingresos.
En suma, las inequidades de género se producen de manera constante y sistémica, acompañando a las mujeres en sus procesos vitales más importantes (vivir libre de violencia, acceder a la educación, al trabajo, a la salud, a la cultura y a las decisiones), de manera usualmente adversa a ellas, pero también con cambios positivos muy trascendentes, que es necesario reconocer, reafirmar y hacer progresar.
El agua es un elemento vital, no solo para beber, la preparación de alimentos y el uso en la vivienda; sino también para la agricultura y para casi toda actividad económica. La competencia por el agua entre distintos usos y los diversos usuarios conduce a conflictos, y a dejar a los agricultores en condiciones de marginalidad y pobreza, lo que genera condiciones desfavorables para la buena salud y la sostenibilidad de la vida en general.
En particular, una de las formas a través de las cuales la pobreza incide negativamente en la calidad de vida de hombres y mujeres, es el deterioro del medio ambiente: la contaminación del agua, del suelo y del aire; la erosión; el manejo inadecuado de residuos y los eventos extremos como las sequías e inundaciones.
El acceso limitado al agua es un obstáculo insuperable para escapar de la pobreza. Las mujeres del área rural deben invertir varias horas diarias en el acarreo de agua. En las poblaciones urbanas, los más pobres usualmente pagan más por el agua que aquellos que se encuentran en mejores condiciones económicas y disponen de sistemas para el abastecimiento de agua de consumo humano.
El cambio climático y la gestión del agua
El cambio climático, produce impactos en los recursos hídricos, con el incremento en la temperatura, el ascenso del nivel del mar y la variabilidad de precipitaciones, generando escasez del agua, que se agudiza con el crecimiento de la población humana y de los centros urbanos, el aumento de la industrialización, su desperdicio y/o mal uso, la contaminación, la disminución y/o agotamiento de algunos cuerpos de aguas dulce y la alteración del ciclo hidrológico por algunas actividades y acciones humanas.
La demanda de agua aumenta muy rápidamente en el Perú como en todo el mundo, por el crecimiento de las poblaciones y el desarrollo de actividades que demandan uso de agua y el costo de desarrollar nuevos sistemas de agua potable resulta elevado y no siempre es atendido con la urgencia necesaria. Paralelamente, la creciente contaminación del agua, agrava el ya existente desequilibrio entre demanda y abastecimiento. De ahí la vital importancia de desarrollar un mejor sistema de gestión del agua de riego y de consumo humano en el marco de los esfuerzos por mejorar la salud, la seguridad alimentaria y la producción agrícola sostenible.
La escasez del agua repercute en la salud y la economía, especialmente en la agricultura y la ganadería así como también en las cuestiones de higiene, la contaminación del agua causa enfermedades y también altera el medio ambiente, la flora y la fauna, poniendo en riesgo la vida.
Históricamente, la mujer juega un importante papel en el manejo del agua: a menudo es ella quien la recoge, utiliza y administra no solo en los hogares, también en la agricultura en secano y de riego. Ello le ha proporcionado un valioso conocimiento sobre este recurso, su calidad, fiabilidad, restricciones y métodos para almacenarla. La mujer es, pues, la clave del éxito de toda política y programa para el desarrollo de una gestión sostenible del agua de riego y el agua de consumo humano.
La pobreza y la situación de las mujeres en el Perú
Cuando se habla de pobreza en el Perú son las mujeres las que sufren más de sus efectos, incluso se afirma que hay una feminización de la pobreza, fenómeno que se da sobre todo a partir de los años setenta en el contexto de la creciente globalización económica, los ajustes estructurales en los países empobrecidos, y las nuevas dinámicas en el mercado laboral, medidas que han generado el mayor empobrecimiento de las familias pobres, la exclusión y la segregación.
Las causas de esta situación están entre otras, en la responsabilidad de las mujeres para los trabajos reproductivos, su posición desigual en el mercado laboral y los estereotipos vigentes sobre ellas - todos ellos relacionados con la desigualdad entre hombres y mujeres; fenómeno que se da tanto en los países del Sur como en los del Norte. Se estima que un 80% de las personas más pobres del mundo son mujeres (PNUD 2000) con tendencia creciente.
En las últimas décadas del siglo pasado diferentes estudios dieron evidencia de que los beneficios del denominado “Desarrollo” no llegaban por igual a todos los grupos sociales. Un trabajo pionero de Esther Bosreup (1970) demostró que aunque buena parte de la producción agrícola se encontraba en manos de las mujeres, especialmente en los países con bajo nivel de industrialización: ni las estadísticas nacionales ni los procesos de planificación reflejaban esta situación, las mujeres eran invisibles en estas esferas.
Poco a poco fue quedando claro, que los supuestos sobre los que se arman, incluso hoy, las políticas y proyectos de Desarrollo, las propuestas de los partidos y aun los programas municipales, reflejaban una ideología patriarcal que consideraba al hombre como jefe y sostén económico de la familia, mientras que en muchos casos, la mujer es cabeza de hogar y tiene bajo su responsabilidad el sostenimiento económico de la familia, y en el caso del Perú este número es cada vez mayor.
Se conoce que en las zonas rurales hay mucha migración masculina por otras ofertas de trabajo remuneradas, como el caso del trabajo minero, construcciones y carreteras, haciendo que las mujeres asuman la responsabilidad de la familia y de la conducción de las parcelas y el ganado; lo que determina que tenga que elegir cultivos de su mayor conocimiento y manejo; impulsar el trabajo de la familia incluyendo a los niños y la conducción del riego para dichos cultivos, así como el manejo del agua para los alimentos, lavado de ropa y el cuidado de la salud en la familia.
En las ciudades se presentan también un creciente número de madre solteras o mujeres que por separación o abandono asumen la responsabilidad familiar, eso determina también su responsabilidad en el abastecimiento familiar y el uso del agua, si se da en las zonas periurbanas o marginales, es ella la encargada del acarreo, almacenamiento y manejo del agua en la familia y muchas veces participa en las acciones de la comunidad.
Pero sobre las decisiones, se ha podido comprobar que la creencia que los hogares considerados como sitios donde se toman las decisiones por consenso, sucede que la mayoría de las veces quienes deciden son los hombres y por lo tanto las propuestas de mejoras comunales no tienen en cuenta expectativas y necesidades de las mujeres.
Importancia del análisis de Género
De ahí la importancia de la emergencia de la categoría Género, pues ha permitido entender que los roles, las identidades y las relaciones entre hombres y mujeres son una construcción social basada en prácticas determinadas cultural e históricamente. Como lo plantea Mariela García (2006) la mujer no es observada aisladamente del hombre si no en relación con él y por lo tanto permite dirigir la atención al tipo de interacción que se da entre hombres y mujeres y al manejo de las relaciones de poder entre ellos. Permite visualizar que la situación de subordinación que generalmente ha tenido la mujer con respecto al hombre debe ser transformada para lograr obtener los beneficios de todo trabajo existente, sea de desarrollo, de incidencia política o de gestión municipal.
Genero (Guevara, 2005) es una construcción socio cultural que determina el comportamiento y las relaciones entre hombres y mujeres en un sistema social, que varía según cada sociedad, según la región geográfica, la cultura y cambia con el tiempo; es también una estrategia para diferenciar que hombres y mujeres tienen necesidades intereses y potenciales de desarrollo diferentes y sirve para lograr que hombres y mujeres participen conjunta y equitativamente en la orientación y definición de los objetivos de desarrollo que atiendan a estas necesidades diferenciadas.
El Enfoque de Género se refiere a la manera de trabajar en base a comprender la importancia de relaciones sociales para el proceso del desarrollo, especialmente las relaciones de género. Dadas las circunstancias desventajosas para las mujeres es importante trabajar sistemáticamente para la eliminación de las desigualdades para lograr un mayor nivel de desarrollo.
Trabajar desde la perspectiva de género, consiste en asegurar que todas las actividades, decisiones o planes del desarrollo tomen en cuenta y aspiren a cambiar las relaciones de género, al igual que analice los efectos del proceso de desarrollo para las mujeres en relación a los hombres. Resulta importante comprender que el enfoque de género implica un cambio de mentalidad, tener en cuenta los prejuicios y los estereotipos presentes en las representaciones mentales y de los imaginarios, a efecto de evitar todo tipo de intervención que margine a las mujeres.
Es necesario por ello, analizar la situación en cuanto a equidad de género en el ámbito rural, y en el manejo de los recursos naturales, especialmente el Agua que presenta cada vez mayores niveles de escasez debido al cambio climático, y otros factores que influyen en ello.
En el uso domestico
La mujer es la más duramente afectada por la escasez de agua, debido a la injusta distribución del agua el desperdicio que se hace de ella y su cada vez más pobre calidad, por su uso indiscriminado y su contaminación; ya que es ella las responsable de suministrar el agua para el hogar, la salud y la alimentacion y para algunas las actividades agrícolas de sus familias y comunidades.
A menudo pasan horas cada día yendo a buscar agua para cubrir las necesidades de sus familias, especialmente en las zonas rúales o amazónicas. Ellas, han sido las primeras en señalar las consecuencias de la escasez del agua y de los altos costos de agua por cilindros y consumos promedios. En otras partes del mundo, las mujeres pobres y trabajadoras en ocasiones se han visto obligadas a elegir entre pagar el agua o alimentar a sus hijos.
Las mujeres también son las mayormente impactadas por la falta de acceso a servicios básicos. Muchas mujeres dedican en promedio entre 4 y 6 horas diarias para asegurar el abastecimiento de agua y en las zonas rurales caminan este tiempo para llegar a la fuente de agua (PNUD 2008). Las mujeres son quienes más frecuentemente se enferman, del total de población que durante el año 2007 sufrió de alguna enfermedad o padecimiento, las mujeres ocuparon el 55.6% (Encuesta de Hogares, 2007), debido a las precarias condiciones de vida y la triple jornada de trabajo se ven obligadas a cumplir.
En las ciudades estos problemas se presentan con la falta de reglamentación jurídica y aplicación estricta de la ley para el uso del agua, hay muy poca o nula conciencia ambiental y de aprovechamiento racional del agua por parte de los habitantes, en Lima por ejm: hay distritos que usan 430 Lts. por día y otros que no tienen ni el mínimo indispensable diario(30 litros) y muchas veces se desperdicia y contamina el agua de uso domestico; hay falta de zonas verdes o parques naturales que aunado a la falta de drenaje pluvial en las ciudades, inhiben la filtración y la recarga de los acuíferos.
Otro problema importante también es la injusta racionalización del líquido entre los distintos sectores de la sociedad; los que tienen mejor abastecimiento son las capitales nacional y departamentales, los barrios residenciales pero los sectores rurales, marginales o periurbanos no tienen acceso a servicios formales; usando cisternas o pozos precarios que sufren contaminación; que generan problemas de salud de los habitantes que no siempre pueden tener la seguridad de que el agua que llega a sus hogares es potable.
Es muy importante, el papel de la mujer en el abastecimiento de agua para consumo humano. Muchas mujeres invierten buena parte de su tiempo y esfuerzo en acarreo de agua para las necesidades domésticas. Sin embargo cuando se construyen los acueductos las mujeres son excluidas de los procesos de consulta, planeación, capacitación o toma de decisiones porque existe el prejuicio de que la técnica es asunto masculino. a pesar que las mujeres de la zona rural utilizan más del 30% de su tiempo diario en conseguir el vital líquido para sus familias.
Actualmente con los programas de instalación masiva de servicios de agua potable se impulsa su participación pero aún hay mucho por hacer, especialmente en información, capacitación y asistencia técnica que le permita participar en igualdad de condiciones y con mayores criterios en la gestión del agua de consumo humano.
En las zonas rurales y amazónicas se genera la preocupación por la actividad forestal que realizada con intensidad y sin planificación genera deforestación y se asocia a la escasez de agua, así como el uso de cabeceras de cuenca como vetas de actividad minera o de explotación de hidrocarburos.
El agua es un elemento vital, no solo para beber, la preparación de alimentos y el uso en la vivienda; sino también para la agricultura y para casi toda actividad económica. La competencia por el agua entre distintos usos y los diversos usuarios conduce a conflictos, y a dejar a los agricultores en condiciones de marginalidad y pobreza, lo que genera condiciones desfavorables para la buena salud y la sostenibilidad de la vida en general.
El uso de agua de riego
El uso del agua de riego es un proceso que define también una adecuada gestión del agua para la producción, en ese proceso participan las mujeres de diversas maneras, en la costa a veces llegan a participar en las acciones de mantenimiento de los sistemas, en la sierra asumen la tarea de cuidar los turnos de agua, regar las parcelas, participan en la operación y el mantenimiento de los sistemas, especialmente en la zona sur del Perú.
En este terreno se puede ver la inequidad de género que se registra principalmente porque las legislaciones de agua en los países de Latinoamérica que ubican al hombre como jefe de familia y sujeto de derecho, mientras que la mujer no figura en los padrones de usuarios del agua de riego.
Los derechos individuales están ubicados en los hombres, mientras que las mujeres actúan, pero no oficialmente y por lo tanto no gozan de estos derechos a pesar de que trabajan en los canales de riego y realizan las mismas labores de los hombres.
Según Margreet Zwarteveen, (2008) el problema recae en que las decisiones son generalmente tomadas por los hombres que forman parte de las directivas de las organizaciones de usuarios de agua. La toma de decisiones es considerada algo de hombres, muchas veces las organizaciones no representan a las mujeres y es más difícil defender sus intereses. Afirma también que en gran parte de las sociedades, las labores que efectúan las mujeres tienen menor importancia cultural que las tareas de los hombres y son consideradas como mano de obra sin poder de decisión.
El riego muchas veces se considera un asunto de hombres y muchos proyectos de riego del siglo pasado terminaron en fracaso porque no se consideró la importancia del análisis de género y de la participación de las mujeres.
Es muy necesaria la participación de las mujeres en las directivas de las organizaciones de usuarios de riego porque en estos espacios, también se impulsan actividades involucradas con la identidad, la política y la movilización. Las mujeres sin representatividad en las directivas generalmente se quedan al margen de estos procesos de desarrollo, pero si participan como en algunos casos, se puede ver una dinámica mayor en el funcionamiento de la organización, mayor democracia y buena vigilancia de la idoneidad de los dirigentes.
Juana Vera (2007) coincide en que la participación de la mujer es invisible y agrega que esta particularidad se presenta por la presencia de un modelo occidental impuesto por la conquista española, en el que se reconoce al hombre como responsable de asumir decisiones, Indica también que a nivel familiar las mujeres participan activamente en las decisiones con los hombres, pero en el ámbito legal ya no tienen intervención.
Sin embargo conforme lo plantea María Nieves Rico (1998) el análisis por Sexo de la tenencia de la tierra con irrigación muestran que mientras los hombres son propietarios y trabajan en tierra irrigada, las mujeres no tienen la misma posición ventajosa. Esto ocasiona que las mujeres sean generalmente excluidas de las organizaciones de regantes porque carecen de título de propiedad sobre la tierra o carecen del status de regador por no ser cabeza de familia.
En el país la participación de las mujeres todavía es muy reducida en las comisiones y comités de regantes y aun no ha sido posible verlas en las juntas de usuarios, a pesar de que la Legislación respectiva indica que la persona con derecho puede ser un hombre o mujer; igualmente en el caso de las directivas de administración de Agua potable o entubada, donde la administración de los servicios de agua está en manos de las comunidades, las mujeres generalmente ocupan los cargos de secretarias o tesoreras, es excepcional el caso de encontrar mujeres como presidentas.
La seguridad alimentaria:
La seguridad alimentaria de muchas de las regiones pobres, dependen del trabajo agrícola de las mujeres. Mientras que los hombres se ocupan principalmente de los cultivos comerciales, son las mujeres quienes cultivan vegetales y mantienen el ganado para alimentar a su familia o vender en el mercado local. Igualmente es frecuente que tanto hombres como mujeres cultiven diferentes plantas y por lo tanto sus demandas de irrigación sean diferentes
Las mujeres producen entre el 60 y el 80 por ciento de los alimentos de los países en desarrollo y la mitad de los de todo el mundo. No obstante, solo recientemente se empezó a reconocer su papel clave como productoras y suministradoras de alimentos y su decisiva contribución a la seguridad alimentaria del hogar.
RESUMEN:
En el Perú, son las mujeres las que sufren más de los efectos de la pobreza, debido a su responsabilidad en los trabajos reproductivos, su posición desigual en el mercado laboral y los estereotipos vigentes sobre ellas, especialmente en la gestión y en la toma de decisiones. La seguridad alimentaria depende muchas veces del trabajo agrícola de las mujeres, ellas cultivan vegetales y mantienen el ganado para alimentar a su familia o vender en el mercado local, el riego y la administración del agua para estos cultivos está en sus manos, los varones se ocupan principalmente de los cultivos comerciales. Es muy importante su rol en el abastecimiento de agua para consumo humano, ella invierte buena parte de su tiempo y esfuerzo en acarreo de agua para las necesidades domésticas. Pero cuando se construyen irrigaciones o sistemas de agua potable, ellas son excluidas de los procesos de consulta, planeación, capacitación o toma de decisiones. Las cumbres mundiales reconocen que la gestión ambiental y el desarrollo sostenible, no es posible sin la integración de la mujer. Eso hace indispensable, propiciar la distribución equitativa de responsabilidades y beneficios entre mujeres y varones, y su participación como iguales en los procesos de gestión y toma de decisiones para el desarrollo y la gestión de RR.NN.
ABSTRACT:
When we speak of poverty in Peru, it is women who suffer most from its effects, because of their responsibility for reproductive work, their unequal position in the labor market and existing stereotypes about women, especially in the management and the decision making. The food security of many poor regions, depend on agricultural work of women, they grow vegetables and keep livestock to feed their family or to sell it in the local market, and irrigation and water management for these crops is their hands, men are primarily concerned with commercial crops. It is also very important her role in providing water for human consumption; she spends much of her time and effort in fetching water for domestic needs. But when building irrigation or drinking water systems, women are excluded from consultation, planning, training, or making decisions because there is a prejudice that this art is only a matter for men. International events recognize that environmental management and sustainable development is not possible without the integration of women. It is therefore very important to promote and encourage the equitable sharing of responsibilities and benefits between women and men and their participation as equals in the processes of dialogue and decision making for development.
INTRODUCCIÓN
Ubicado en la costa del Pacífico de América del Sur, el Perú posee tres regiones naturales, costa, sierra y selva sumamente diferentes en términos de recursos, altitudes y climas. El país está dividido en 24 departamentos, 188 provincias y 1.793 distritos. La población total del Perú asciende a 28 millones 220 mil 764 habitantes, según los resultados del XI Censo de Población (INEI 2007). La distribución de la población muestra que en la capital de la republica y los valles de la costa están asentados 14 millones 973 mil 264 habitantes (54.6 %), en los valles interandinos y zonas altas de la Sierra llega a ocho millones 770 mil 738, y en la Selva es de tres millones 675 mil 292.
En conjunto alrededor del 72% de la población reside en áreas urbanas, poblados mayores de 2000 habitantes y el 28% restante en áreas rurales.
La pobreza es un problema de larga data en el Perú, actualmente tenemos, que Lima Metropolitana es la que tiene menores niveles de pobreza y de pobreza extrema, mientras que las áreas rurales de Selva, Sierra y Costa son, en este orden, bastante más pobres y con porcentajes mayores de pobreza extrema.
Perú es un país de ingreso medio bajo con marcada heterogeneidad distributiva, el Producto Interno Bruto per cápita es de US $2,000 anuales; y, mientras que el 20% de la población con ingresos más altos concentra el 51% del ingreso nacional, el 40% de la población con ingresos más bajos se queda sólo con el 13%. Acorde con ello, alrededor del 54% de la población nacional se encuentra en condición de pobreza y el 15% en pobreza extrema, según la Encuesta Nacional de niveles de vida del 2001.
Y según la encuesta nacional de demografía y salud (ENDES 2000) La esperanza de vida era en el 2001 de 69 años, con una dispersión provincial entre 72,4 y 50,8 años. La tasa de mortalidad materna es de 185 por 100,000 nacidos vivos, siendo una de las más altas de América Latina y la desnutrición severa en niños menores de 5 años es del 27%
En el contexto peruano la pobreza y el cambio climático con secuelas en la escasez de agua, son los puntos que marcan la gestión del agua, especialmente la de consumo humano y la de uso productivo, el 70% de los conflictos en el Perú, son por uso de agua y se requiere mantener la vida mediante la seguridad alimentaria y se busca superar la escasez con una cultura del agua que sea asumida por todos.
Esta creciente pobreza se ha feminizado en el Perú, como lo está siendo en el mundo entero. Parte del problema es por el abandono familiar y la irresponsabilidad en la paternidad, indirectamente permitida por la legislación complaciente y, sobre todo, por las malas prácticas judiciales. Pero esta mayor incidencia de la pobreza, es producto, además, de las desigualdades en las posibilidades de acceso al trabajo y a mejores ingresos.
En suma, las inequidades de género se producen de manera constante y sistémica, acompañando a las mujeres en sus procesos vitales más importantes (vivir libre de violencia, acceder a la educación, al trabajo, a la salud, a la cultura y a las decisiones), de manera usualmente adversa a ellas, pero también con cambios positivos muy trascendentes, que es necesario reconocer, reafirmar y hacer progresar.
El agua es un elemento vital, no solo para beber, la preparación de alimentos y el uso en la vivienda; sino también para la agricultura y para casi toda actividad económica. La competencia por el agua entre distintos usos y los diversos usuarios conduce a conflictos, y a dejar a los agricultores en condiciones de marginalidad y pobreza, lo que genera condiciones desfavorables para la buena salud y la sostenibilidad de la vida en general.
En particular, una de las formas a través de las cuales la pobreza incide negativamente en la calidad de vida de hombres y mujeres, es el deterioro del medio ambiente: la contaminación del agua, del suelo y del aire; la erosión; el manejo inadecuado de residuos y los eventos extremos como las sequías e inundaciones.
El acceso limitado al agua es un obstáculo insuperable para escapar de la pobreza. Las mujeres del área rural deben invertir varias horas diarias en el acarreo de agua. En las poblaciones urbanas, los más pobres usualmente pagan más por el agua que aquellos que se encuentran en mejores condiciones económicas y disponen de sistemas para el abastecimiento de agua de consumo humano.
El cambio climático y la gestión del agua
El cambio climático, produce impactos en los recursos hídricos, con el incremento en la temperatura, el ascenso del nivel del mar y la variabilidad de precipitaciones, generando escasez del agua, que se agudiza con el crecimiento de la población humana y de los centros urbanos, el aumento de la industrialización, su desperdicio y/o mal uso, la contaminación, la disminución y/o agotamiento de algunos cuerpos de aguas dulce y la alteración del ciclo hidrológico por algunas actividades y acciones humanas.
La demanda de agua aumenta muy rápidamente en el Perú como en todo el mundo, por el crecimiento de las poblaciones y el desarrollo de actividades que demandan uso de agua y el costo de desarrollar nuevos sistemas de agua potable resulta elevado y no siempre es atendido con la urgencia necesaria. Paralelamente, la creciente contaminación del agua, agrava el ya existente desequilibrio entre demanda y abastecimiento. De ahí la vital importancia de desarrollar un mejor sistema de gestión del agua de riego y de consumo humano en el marco de los esfuerzos por mejorar la salud, la seguridad alimentaria y la producción agrícola sostenible.
La escasez del agua repercute en la salud y la economía, especialmente en la agricultura y la ganadería así como también en las cuestiones de higiene, la contaminación del agua causa enfermedades y también altera el medio ambiente, la flora y la fauna, poniendo en riesgo la vida.
Históricamente, la mujer juega un importante papel en el manejo del agua: a menudo es ella quien la recoge, utiliza y administra no solo en los hogares, también en la agricultura en secano y de riego. Ello le ha proporcionado un valioso conocimiento sobre este recurso, su calidad, fiabilidad, restricciones y métodos para almacenarla. La mujer es, pues, la clave del éxito de toda política y programa para el desarrollo de una gestión sostenible del agua de riego y el agua de consumo humano.
La pobreza y la situación de las mujeres en el Perú
Cuando se habla de pobreza en el Perú son las mujeres las que sufren más de sus efectos, incluso se afirma que hay una feminización de la pobreza, fenómeno que se da sobre todo a partir de los años setenta en el contexto de la creciente globalización económica, los ajustes estructurales en los países empobrecidos, y las nuevas dinámicas en el mercado laboral, medidas que han generado el mayor empobrecimiento de las familias pobres, la exclusión y la segregación.
Las causas de esta situación están entre otras, en la responsabilidad de las mujeres para los trabajos reproductivos, su posición desigual en el mercado laboral y los estereotipos vigentes sobre ellas - todos ellos relacionados con la desigualdad entre hombres y mujeres; fenómeno que se da tanto en los países del Sur como en los del Norte. Se estima que un 80% de las personas más pobres del mundo son mujeres (PNUD 2000) con tendencia creciente.
En las últimas décadas del siglo pasado diferentes estudios dieron evidencia de que los beneficios del denominado “Desarrollo” no llegaban por igual a todos los grupos sociales. Un trabajo pionero de Esther Bosreup (1970) demostró que aunque buena parte de la producción agrícola se encontraba en manos de las mujeres, especialmente en los países con bajo nivel de industrialización: ni las estadísticas nacionales ni los procesos de planificación reflejaban esta situación, las mujeres eran invisibles en estas esferas.
Poco a poco fue quedando claro, que los supuestos sobre los que se arman, incluso hoy, las políticas y proyectos de Desarrollo, las propuestas de los partidos y aun los programas municipales, reflejaban una ideología patriarcal que consideraba al hombre como jefe y sostén económico de la familia, mientras que en muchos casos, la mujer es cabeza de hogar y tiene bajo su responsabilidad el sostenimiento económico de la familia, y en el caso del Perú este número es cada vez mayor.
Se conoce que en las zonas rurales hay mucha migración masculina por otras ofertas de trabajo remuneradas, como el caso del trabajo minero, construcciones y carreteras, haciendo que las mujeres asuman la responsabilidad de la familia y de la conducción de las parcelas y el ganado; lo que determina que tenga que elegir cultivos de su mayor conocimiento y manejo; impulsar el trabajo de la familia incluyendo a los niños y la conducción del riego para dichos cultivos, así como el manejo del agua para los alimentos, lavado de ropa y el cuidado de la salud en la familia.
En las ciudades se presentan también un creciente número de madre solteras o mujeres que por separación o abandono asumen la responsabilidad familiar, eso determina también su responsabilidad en el abastecimiento familiar y el uso del agua, si se da en las zonas periurbanas o marginales, es ella la encargada del acarreo, almacenamiento y manejo del agua en la familia y muchas veces participa en las acciones de la comunidad.
Pero sobre las decisiones, se ha podido comprobar que la creencia que los hogares considerados como sitios donde se toman las decisiones por consenso, sucede que la mayoría de las veces quienes deciden son los hombres y por lo tanto las propuestas de mejoras comunales no tienen en cuenta expectativas y necesidades de las mujeres.
Importancia del análisis de Género
De ahí la importancia de la emergencia de la categoría Género, pues ha permitido entender que los roles, las identidades y las relaciones entre hombres y mujeres son una construcción social basada en prácticas determinadas cultural e históricamente. Como lo plantea Mariela García (2006) la mujer no es observada aisladamente del hombre si no en relación con él y por lo tanto permite dirigir la atención al tipo de interacción que se da entre hombres y mujeres y al manejo de las relaciones de poder entre ellos. Permite visualizar que la situación de subordinación que generalmente ha tenido la mujer con respecto al hombre debe ser transformada para lograr obtener los beneficios de todo trabajo existente, sea de desarrollo, de incidencia política o de gestión municipal.
Genero (Guevara, 2005) es una construcción socio cultural que determina el comportamiento y las relaciones entre hombres y mujeres en un sistema social, que varía según cada sociedad, según la región geográfica, la cultura y cambia con el tiempo; es también una estrategia para diferenciar que hombres y mujeres tienen necesidades intereses y potenciales de desarrollo diferentes y sirve para lograr que hombres y mujeres participen conjunta y equitativamente en la orientación y definición de los objetivos de desarrollo que atiendan a estas necesidades diferenciadas.
El Enfoque de Género se refiere a la manera de trabajar en base a comprender la importancia de relaciones sociales para el proceso del desarrollo, especialmente las relaciones de género. Dadas las circunstancias desventajosas para las mujeres es importante trabajar sistemáticamente para la eliminación de las desigualdades para lograr un mayor nivel de desarrollo.
Trabajar desde la perspectiva de género, consiste en asegurar que todas las actividades, decisiones o planes del desarrollo tomen en cuenta y aspiren a cambiar las relaciones de género, al igual que analice los efectos del proceso de desarrollo para las mujeres en relación a los hombres. Resulta importante comprender que el enfoque de género implica un cambio de mentalidad, tener en cuenta los prejuicios y los estereotipos presentes en las representaciones mentales y de los imaginarios, a efecto de evitar todo tipo de intervención que margine a las mujeres.
Es necesario por ello, analizar la situación en cuanto a equidad de género en el ámbito rural, y en el manejo de los recursos naturales, especialmente el Agua que presenta cada vez mayores niveles de escasez debido al cambio climático, y otros factores que influyen en ello.
En el uso domestico
La mujer es la más duramente afectada por la escasez de agua, debido a la injusta distribución del agua el desperdicio que se hace de ella y su cada vez más pobre calidad, por su uso indiscriminado y su contaminación; ya que es ella las responsable de suministrar el agua para el hogar, la salud y la alimentacion y para algunas las actividades agrícolas de sus familias y comunidades.
A menudo pasan horas cada día yendo a buscar agua para cubrir las necesidades de sus familias, especialmente en las zonas rúales o amazónicas. Ellas, han sido las primeras en señalar las consecuencias de la escasez del agua y de los altos costos de agua por cilindros y consumos promedios. En otras partes del mundo, las mujeres pobres y trabajadoras en ocasiones se han visto obligadas a elegir entre pagar el agua o alimentar a sus hijos.
Las mujeres también son las mayormente impactadas por la falta de acceso a servicios básicos. Muchas mujeres dedican en promedio entre 4 y 6 horas diarias para asegurar el abastecimiento de agua y en las zonas rurales caminan este tiempo para llegar a la fuente de agua (PNUD 2008). Las mujeres son quienes más frecuentemente se enferman, del total de población que durante el año 2007 sufrió de alguna enfermedad o padecimiento, las mujeres ocuparon el 55.6% (Encuesta de Hogares, 2007), debido a las precarias condiciones de vida y la triple jornada de trabajo se ven obligadas a cumplir.
En las ciudades estos problemas se presentan con la falta de reglamentación jurídica y aplicación estricta de la ley para el uso del agua, hay muy poca o nula conciencia ambiental y de aprovechamiento racional del agua por parte de los habitantes, en Lima por ejm: hay distritos que usan 430 Lts. por día y otros que no tienen ni el mínimo indispensable diario(30 litros) y muchas veces se desperdicia y contamina el agua de uso domestico; hay falta de zonas verdes o parques naturales que aunado a la falta de drenaje pluvial en las ciudades, inhiben la filtración y la recarga de los acuíferos.
Otro problema importante también es la injusta racionalización del líquido entre los distintos sectores de la sociedad; los que tienen mejor abastecimiento son las capitales nacional y departamentales, los barrios residenciales pero los sectores rurales, marginales o periurbanos no tienen acceso a servicios formales; usando cisternas o pozos precarios que sufren contaminación; que generan problemas de salud de los habitantes que no siempre pueden tener la seguridad de que el agua que llega a sus hogares es potable.
Es muy importante, el papel de la mujer en el abastecimiento de agua para consumo humano. Muchas mujeres invierten buena parte de su tiempo y esfuerzo en acarreo de agua para las necesidades domésticas. Sin embargo cuando se construyen los acueductos las mujeres son excluidas de los procesos de consulta, planeación, capacitación o toma de decisiones porque existe el prejuicio de que la técnica es asunto masculino. a pesar que las mujeres de la zona rural utilizan más del 30% de su tiempo diario en conseguir el vital líquido para sus familias.
Actualmente con los programas de instalación masiva de servicios de agua potable se impulsa su participación pero aún hay mucho por hacer, especialmente en información, capacitación y asistencia técnica que le permita participar en igualdad de condiciones y con mayores criterios en la gestión del agua de consumo humano.
En las zonas rurales y amazónicas se genera la preocupación por la actividad forestal que realizada con intensidad y sin planificación genera deforestación y se asocia a la escasez de agua, así como el uso de cabeceras de cuenca como vetas de actividad minera o de explotación de hidrocarburos.
El agua es un elemento vital, no solo para beber, la preparación de alimentos y el uso en la vivienda; sino también para la agricultura y para casi toda actividad económica. La competencia por el agua entre distintos usos y los diversos usuarios conduce a conflictos, y a dejar a los agricultores en condiciones de marginalidad y pobreza, lo que genera condiciones desfavorables para la buena salud y la sostenibilidad de la vida en general.
El uso de agua de riego
El uso del agua de riego es un proceso que define también una adecuada gestión del agua para la producción, en ese proceso participan las mujeres de diversas maneras, en la costa a veces llegan a participar en las acciones de mantenimiento de los sistemas, en la sierra asumen la tarea de cuidar los turnos de agua, regar las parcelas, participan en la operación y el mantenimiento de los sistemas, especialmente en la zona sur del Perú.
En este terreno se puede ver la inequidad de género que se registra principalmente porque las legislaciones de agua en los países de Latinoamérica que ubican al hombre como jefe de familia y sujeto de derecho, mientras que la mujer no figura en los padrones de usuarios del agua de riego.
Los derechos individuales están ubicados en los hombres, mientras que las mujeres actúan, pero no oficialmente y por lo tanto no gozan de estos derechos a pesar de que trabajan en los canales de riego y realizan las mismas labores de los hombres.
Según Margreet Zwarteveen, (2008) el problema recae en que las decisiones son generalmente tomadas por los hombres que forman parte de las directivas de las organizaciones de usuarios de agua. La toma de decisiones es considerada algo de hombres, muchas veces las organizaciones no representan a las mujeres y es más difícil defender sus intereses. Afirma también que en gran parte de las sociedades, las labores que efectúan las mujeres tienen menor importancia cultural que las tareas de los hombres y son consideradas como mano de obra sin poder de decisión.
El riego muchas veces se considera un asunto de hombres y muchos proyectos de riego del siglo pasado terminaron en fracaso porque no se consideró la importancia del análisis de género y de la participación de las mujeres.
Es muy necesaria la participación de las mujeres en las directivas de las organizaciones de usuarios de riego porque en estos espacios, también se impulsan actividades involucradas con la identidad, la política y la movilización. Las mujeres sin representatividad en las directivas generalmente se quedan al margen de estos procesos de desarrollo, pero si participan como en algunos casos, se puede ver una dinámica mayor en el funcionamiento de la organización, mayor democracia y buena vigilancia de la idoneidad de los dirigentes.
Juana Vera (2007) coincide en que la participación de la mujer es invisible y agrega que esta particularidad se presenta por la presencia de un modelo occidental impuesto por la conquista española, en el que se reconoce al hombre como responsable de asumir decisiones, Indica también que a nivel familiar las mujeres participan activamente en las decisiones con los hombres, pero en el ámbito legal ya no tienen intervención.
Sin embargo conforme lo plantea María Nieves Rico (1998) el análisis por Sexo de la tenencia de la tierra con irrigación muestran que mientras los hombres son propietarios y trabajan en tierra irrigada, las mujeres no tienen la misma posición ventajosa. Esto ocasiona que las mujeres sean generalmente excluidas de las organizaciones de regantes porque carecen de título de propiedad sobre la tierra o carecen del status de regador por no ser cabeza de familia.
En el país la participación de las mujeres todavía es muy reducida en las comisiones y comités de regantes y aun no ha sido posible verlas en las juntas de usuarios, a pesar de que la Legislación respectiva indica que la persona con derecho puede ser un hombre o mujer; igualmente en el caso de las directivas de administración de Agua potable o entubada, donde la administración de los servicios de agua está en manos de las comunidades, las mujeres generalmente ocupan los cargos de secretarias o tesoreras, es excepcional el caso de encontrar mujeres como presidentas.
La seguridad alimentaria:
La seguridad alimentaria de muchas de las regiones pobres, dependen del trabajo agrícola de las mujeres. Mientras que los hombres se ocupan principalmente de los cultivos comerciales, son las mujeres quienes cultivan vegetales y mantienen el ganado para alimentar a su familia o vender en el mercado local. Igualmente es frecuente que tanto hombres como mujeres cultiven diferentes plantas y por lo tanto sus demandas de irrigación sean diferentes
Las mujeres producen entre el 60 y el 80 por ciento de los alimentos de los países en desarrollo y la mitad de los de todo el mundo. No obstante, solo recientemente se empezó a reconocer su papel clave como productoras y suministradoras de alimentos y su decisiva contribución a la seguridad alimentaria del hogar.
Los estudios de la FAO confirman que la mujer, pilar de la agricultura de pequeña escala, del trabajo campesino y de la cotidiana subsistencia familiar, tiene mayores dificultades que el hombre a la hora de acceder a recursos como la tierra y el crédito y los insumos y servicios que aumentan la productividad.
La seguridad alimentaria ha sido definida por la FAO no solo en función del acceso a los alimentos y la disponibilidad de éstos, sino también de la distribución de recursos para producirlos, así como de la generación de poder adquisitivo para comprarlos ahí donde no se producen.
La seguridad alimentaria ha sido definida por la FAO no solo en función del acceso a los alimentos y la disponibilidad de éstos, sino también de la distribución de recursos para producirlos, así como de la generación de poder adquisitivo para comprarlos ahí donde no se producen. Dado el papel fundamental de la mujer en la producción y suministro de alimentos, toda estrategia para lograr la seguridad alimentaria sostenible debe necesariamente abordar este problema y su limitado acceso a los recursos productivos.
Adelia Branco (2008) señala que las mujeres tienen muy buena capacidad para insertarse en la actividad económica informal y para explorar fuentes alternativas de ingreso e incidir en la calidad de vida de los núcleos familiares al contrarrestar los efectos de la sequía, la pérdida de los cultivos y la disminución de los bancos de peces. Evidencia su capacidad para organizar proyectos a nivel local, así como el papel vital que desempeñan en las organizaciones no gubernamentales, comunales y sociales de base y para garantizar la continuidad de estas organizaciones. Esta tesis es reiterada en un reciente estudio realizado por el Banco Mundial (2003) de acuerdo con el cual al incorporar a las mujeres en los proyectos de riego se mejoran las posibilidades de sostenibilidad y éxito del proyecto.
En la mayor parte de las áreas rurales, las dos actividades que más consumen el tiempo de la mujer son el recojo del agua y de la leña. La vasta deforestación y desertificación convierten estas tareas en cargas cada vez más pesadas e impiden a la mujer dedicar más tiempo a labores productivas y generadoras de ingreso.
En algunos casos, las mujeres pasan parte de esta carga a sus hijos, y en general a las hijas. Aliviar este penoso trabajo de recojo de agua y leña y elaboración de alimentos, permitiría a la mujer disponer de más tiempo para el trabajo productivo y brindaría a sus hijos la posibilidad de acudir a la escuela, (FAO, 1990) en muchos casos esto se refleja en la deserción y abandono de la escuela especialmente de las niñas.
El número de hogares encabezados por mujeres registra un aumento considerable en las áreas rurales de muchos países en desarrollo, al emigrar los varones rurales por falta de oportunidades de empleo y generación de ingresos.
Aún cuando existen distintos tipos de hogares encabezados por mujeres, en casi todos los países éstos se concentran en las franjas más pobres de la sociedad y a menudo disponen de menores ingresos que los encabezados por hombres.
Los problemas de los hogares encabezados por mujeres en las áreas rurales varían en función de su grado de acceso a los recursos productivos. Por ejemplo, la FAO ha identificado las potenciales consecuencias de la ausencia del trabajo masculino, se verifica que hay baja en el rendimiento de los cultivos y la producción, hay un cambio de los mismos hacia cosechas con menos nutrientes y que requieren menos trabajo, también influye en el aumento del trabajo infantil que, y a la vez, tiene mayores implicancias para la familia y el capital humano del país. Por lo tanto, el acceso de la mujer a la tecnología economizadora del trabajo y el esfuerzo adquiere, en estos casos, una importancia especial.
Se puede verificar que el limitado acceso de la mujer a los recursos y su insuficiente poder adquisitivo derivan de factores sociales, económicos y culturales, todos interrelacionados, que le relegan a un papel subordinado, en detrimento de su propio desarrollo y el de la sociedad en su totalidad.
Los esfuerzos e iniciativas internacionales, realizados sobre todo desde la Conferencia Mundial sobre la Mujer, México, 1975, potenciaron el reconocimiento de la participación decisiva de la mujer en el desarrollo rural y de otros sectores. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.
Es importante que en el proceso de cuidar la seguridad alimentaria, se defina la variación de los cultivos y crianzas hacia aquellos que requieren menos agua a futuro y la mujer si tiene la información y educación adecuada puede ser impulsora desde sus hijos del cambio de matriz alimenticia que cuide el agua y que genere una cultura del agua en el País.
Es vital trabajar para recuperar la cultura del agua y de la seguridad alimentaria con el cultivo de granos y tubérculos de mejor conservación que usaron los andinos por cientos de años y les permitió vivir no solo en acuerdo con a naturaleza sino también tener alimentos para todos durante el año y en tiempo de guerra o fenómenos climáticos adversos.
Las perspectivas a futuro
Cuando hablamos de Desarrollo sostenible entendido como un proceso de mejoramiento sostenido y equitativo de la calidad de vida, fundado en la conservación y protección del medio ambiente, minimizando costos sociales y económicos, de manera que no comprometa las expectativas y necesidades de las generaciones futuras, de tal manera que dicho desarrollo busque un equilibrio entre el desarrollo social, el económico y el del Medio Ambiente; implica cuatro equidades en el ámbito cultural y social: equidad intergeneracional, intrageneracional, equidad de género y equidad regional (Gina Uribe 2000) .
En este contexto, debe buscarse la inclusión de todos los sectores, los jóvenes, los diversos pueblos de las zonas urbanas y rurales para evitar el deterioro ambiental y buscando mecanismos que nos permitan superar la creciente desertificación debido a la deforestación, el mal uso del agua, y el mal uso de los suelos y la erosión; estos procesos que se hacen más frecuentes debido al sistema económico que busca la máxima ganancia inmediata sin pensar en el largo plazo, ha determinado el deterioro ambiental y social que ha dado lugar a inequidades sociales y de género; estas nuevas condiciones sociopolíticas y ambientales han provocado transformaciones en sistemas de vida y el uso intensivo de los recursos naturales, generando además cambios en las normas de organización social y migraciones hacia centros de producción y ciudades; deben ser abordados con responsabilidad por todos los sectores sociales.
La Conferencia de Dublín, incluyó como principio “la mujer tiene un papel central en el suministro, gestión y defensa del agua”. Igualmente la Declaración de Río sobre Ambiente y Desarrollo y la Agenda 21 afirmaron el importante papel jugado por la mujer en la gestión ambiental, el desarrollo sostenible y reconocieron que sin la integración de la mujer, el desarrollo sostenible no podría ocurrir.
En el 2001, la Conferencia Internacional sobre Agua dulce celebrada en Bonn, Alemania, en diciembre de 2001, el tema de género ocupó un lugar destacado en la Declaración Ministerial: “Hombres y mujeres deben participar en pie de igualdad en la gestión del aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos y en la distribución de los beneficios. Debe fortalecerse la función de la mujer en las esferas relacionadas con el agua, y ampliarse su participación.”
Finalmente, la Cumbre de Johannesburgo (28 Agosto - 4 de septiembre de 2002) ha promulgado en su Declaración Política. varios compromisos importantes relacionados con la mujer: “Promover la igualdad de acceso de las mujeres y su plena participación, en condiciones de igualdad con el hombre, en la toma de decisiones a todos los niveles, dando mayor importancia al punto de vista de la mujer en todas las políticas y estrategias…” , “Mejorar el acceso a la tierra y la propiedad, a una vivienda digna y a los servicios básicos de las zonas pobres urbanas y rurales, con especial atención a las mujeres cabeza de familia” y “facilitar el acceso a la información y participación pública, incluyendo a las mujeres, en todos los niveles de la sociedad para apoyar la política y la toma de decisiones relacionadas con la gestión de los recursos hídricos y la implementación de proyectos”
El enfoque de género al dejar de mirar las comunidades como grupos homogéneos para indagar en cada situación las diferencias de género en cuanto a actividades, responsabilidades, acceso y control de recursos, conocimientos y habilidades; permite que en cada proyecto, propuesta o política gubernamental, que se desarrolle se tenga presente en el proceso: quién participa, quién tiene el poder, quién toma las decisiones, (los hombres? las mujeres? o ambos?)
Denise Soares describe que a pesar de que las mujeres participen activamente en gestiones para el acceso a los servicios de agua, ello no se traduce en iguales oportunidades que los hombres, de integrar espacios de toma de decisión, esto muestra que teniendo en cuenta la falta de equidad en las relaciones de género, se ha excluido a las mujeres de aportar todo su potencial para un mejor manejo del recurso hídrico o ha centrado toda su atención en ellas dejando a los hombres por fuera de temáticas como educación en higiene, salud, nutrición.
En la cumbre mundial del agua, en el documento denominado, la visión global del agua, ha declarado que cada mujer, hombre y niño debe tener acceso a agua potable y en cantidad suficiente, para llevar una vida sana, al saneamiento y a alimentos, pero también ser responsable de asegurar el mantenimiento de los ecosistemas.
Al decir de Liliana Arrieta Los hombres y las mujeres tienen un acceso diferente a los recursos naturales; los problemas del ambiente los afectan de manera diferente. Así su participación en la administración sostenible de los recursos no es equitativa, ni lo son tampoco los beneficios que de ellos reciben. Un marco de desarrollo sostenible que incorpore el enfoque de género está orientado al conocimiento holístico de personas y recursos, acentuando el diseño de programas integrados para mejorar la calidad de la vida del planeta y la calidad de vida de las personas.
Las mujeres han participado en diferentes foros internacionales donde uno de los temas principales ha sido el agua. Estos foros son la Conferencia sobre Agua y Medio Ambiente, realizada en Dublín en 1992; la Conferencia Mundial de las Mujeres realizada en Beijing en 1995; la Cumbre del Milenio en el año 2000 y en los tres Foros Mundiales del Agua antes realizados. Además algunos países de América Latina han suscrito algunos instrumentos, el problema es que se ha avanzado poco en su incorporación en las políticas públicas.
Pero, el logro mas importante de la mujer es haber permitido que todos y todas tengamos una herramienta como es el Plan Nacional de Derechos Humanos, que garantiza la elaboración de diagnósticos integrales sobre la situación de la mujer y su tratamiento en las políticas públicas. Es destacable que ellas hayan incorporado la adopción de normas sancionadoras adecuadas a los diversos ámbitos públicos y privados y las distintas formas de materialización de la discriminación.
Alternativas y proyecciones a futuro
Se plantea la necesidad de medidas transversales como Equidad de género en las políticas, estrategias e intervenciones de desarrollo, lo que debe traducirse en la participación de mujeres y hombres en la definición de objetivos y en la planificación de manera que el desarrollo cumpla con las prioridades y necesidades de ambos, y es importante puntualizar que una política de equidad de género está constituida por un conjunto de principios, acciones y medidas estructuradas en forma lógica, continua y sistemática, orientados a lograr relaciones más equitativas entre mujeres y hombres dentro de la organización y en las realidades donde interviene(Gina Uribe 2000).
Debe existir una participación activa en el manejo y gestión sustentable del agua mediante algunas acciones como fomentar la cultura del no desperdicio del agua; la preservación de la calidad del agua potable en el hogar y en la comunidad; el vigilar la desinfección del agua; la verificación de las características de potabilidad del agua y el cumplimiento de las normas correspondientes y también el participar activamente en las gestiones para la dotación y administración del agua y las obras de saneamiento.
Debe modificarse la política de dotación de agua en el área rural que privilegia la cobertura y no el acceso al agua en cantidad y calidad adecuados; porque el aumento de la contaminación hídrica implica impacto en la salud provocando enfermedades y gasto en la familia, y quien se queda cuidando a los niños enfermos es la mujer y no el hombre.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
En conclusión podemos decir que la gestión del agua en general es responsabilidad de varones y mujeres, y es indispensable la participación de la mujer en este proceso porque es la que garantiza la seguridad alimentaria, la salud familiar y una gestión democrática y equitativa de este recurso.
El hacer un análisis de género es vital en los proyectos, políticas y legislación en el país, especialmente en la gestión del agua de uso domestico, el agua de riego y el cuidado del medio ambiente, si queremos superar la pobreza, la inequidad y exclusión existente en el país y en el mundo.
Para luchar contra la pobreza es indispensable la participación equitativa en las decisiones, beneficios y responsabilidades por parte de mujeres y varones en pie de igualdad, buscando una visión de desarrollo sostenible que cuide la calidad de vida humana y la sostenibilidad ambiental.
Es importante por eso, desarrollar la promoción del acceso seguro al agua, tanto para hombres como para mujeres, como parte integral de la eficiencia en la gestión de los recursos hídricos y los servicios de agua.
Las recomendaciones que se plantean son:
Desarrollar la información y las capacidades de los diversos usuarios del agua, varones y mujeres para hacer uso racional del agua y generar una cultura del agua que implique la adaptación al cambio climático y garantizar la una gestión sostenible de los sistemas de agua potable y riego principalmente.
Siendo la Cuenca el espacio natural para la gestión de los recursos naturales, especialmente el agua, la participación en la organización que gestione el agua en la cuenca debe tomar en cuenta la participación de las mujeres y varones informados en las decisiones, actividades y proyectos a su interior.
Propiciar y fomentar la distribución equitativa de responsabilidades, cargas y beneficios entre mujeres y hombres lo mismo que en su participación como iguales en los procesos de diálogo y toma de decisiones para el desarrollo y gestión de recursos naturales e hídricos sostenibles.
Se necesita fortalecer la generación de compromisos por parte de los gobiernos, los profesionales, el sector privado, las organizaciones de base comunitaria, las organizaciones políticas y otras organizaciones de la sociedad civil, para posicionar los planteamientos de participación equitativa de varones y mujeres en la gestión del agua y en las propuestas, políticas y proyectos.
Implica también la necesidad de incidir en la educación y en la formación de cuadros varones y mujeres que incidan en el desarrollo de posiciones más equitativas dentro de las organizaciones, especialmente en los niveles directivos, en las acciones estratégicas y en la toma de decisiones para la dirección de estas, como en los asuntos de poder, en la lucha contra la pobreza y la exclusión.
Hay que propiciar que en cada organización, barrio y gobierno local se desarrollen acciones para lograr un acceso mas equitativo a los servicios de agua y saneamiento y al uso del agua de riego, con seguridad y calidad suficiente para un nivel de vida adecuado de varones y mujeres en el país.
Es importante tomar en cuenta el doble trabajo de la mujer, en el hogar y las actividades productivas, por tanto, el desarrollo de las intervenciones tendientes a reducir esa pesada carga, puede reforzar considerablemente la contribución de la mujer a la seguridad alimentaria del hogar. Asegurar el suministro de agua e introducir el uso de equipos para el procesamiento de las cosechas, son medios decisivos para liberar el tiempo de la mujer en las zonas rurales, instalar cunas y comedores populares ayudara también en la ciudad.
Tales tecnologías no sólo le brindan más oportunidades de participación en las actividades generadoras de ingreso, sino también ayudan a reducir su estrés y mejorar las condiciones de salud y nutrición de mujeres y niños.
La alternativa final es promover la gestión social del territorio y los recursos naturales buscando el acceso equitativo y la gestión eficiente de agua segura y adecuada de hombres y mujeres, para abastecimiento doméstico, saneamiento, seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental. Se reconoce que el acceso equitativo y el control sobre el agua es un derecho básico para todos, y es un factor crucial en la promoción de la superación de la pobreza y la sostenibilidad del agua
La gestión social del territorio permite tener una visión estratégica conjunta del desarrollo, abordar la integridad de sus potencialidades y posibilidades en base al esfuerzo conjunto y concertado de todos los involucrados: los usuarios, las entidades normativas, ejecutivas, las organizaciones de usuarios, las organizaciones de la sociedad civil y las autoridades.
Finalmente recoger las recomendaciones de la Conferencia Internacional de Agua y Saneamiento- Cali –Colombia: Los elementos esenciales de cualquier política internacional o nacional en materia de agua:
Mantener el control público de las fuentes de agua.
Considerar el agua como un bien social.
Tener un enfoque de pobreza y equidad de género.
Fortalecer la gestión comunitaria y
Establecer el control ciudadano de la calidad del servicio.
La seguridad alimentaria ha sido definida por la FAO no solo en función del acceso a los alimentos y la disponibilidad de éstos, sino también de la distribución de recursos para producirlos, así como de la generación de poder adquisitivo para comprarlos ahí donde no se producen.
La seguridad alimentaria ha sido definida por la FAO no solo en función del acceso a los alimentos y la disponibilidad de éstos, sino también de la distribución de recursos para producirlos, así como de la generación de poder adquisitivo para comprarlos ahí donde no se producen. Dado el papel fundamental de la mujer en la producción y suministro de alimentos, toda estrategia para lograr la seguridad alimentaria sostenible debe necesariamente abordar este problema y su limitado acceso a los recursos productivos.
Adelia Branco (2008) señala que las mujeres tienen muy buena capacidad para insertarse en la actividad económica informal y para explorar fuentes alternativas de ingreso e incidir en la calidad de vida de los núcleos familiares al contrarrestar los efectos de la sequía, la pérdida de los cultivos y la disminución de los bancos de peces. Evidencia su capacidad para organizar proyectos a nivel local, así como el papel vital que desempeñan en las organizaciones no gubernamentales, comunales y sociales de base y para garantizar la continuidad de estas organizaciones. Esta tesis es reiterada en un reciente estudio realizado por el Banco Mundial (2003) de acuerdo con el cual al incorporar a las mujeres en los proyectos de riego se mejoran las posibilidades de sostenibilidad y éxito del proyecto.
En la mayor parte de las áreas rurales, las dos actividades que más consumen el tiempo de la mujer son el recojo del agua y de la leña. La vasta deforestación y desertificación convierten estas tareas en cargas cada vez más pesadas e impiden a la mujer dedicar más tiempo a labores productivas y generadoras de ingreso.
En algunos casos, las mujeres pasan parte de esta carga a sus hijos, y en general a las hijas. Aliviar este penoso trabajo de recojo de agua y leña y elaboración de alimentos, permitiría a la mujer disponer de más tiempo para el trabajo productivo y brindaría a sus hijos la posibilidad de acudir a la escuela, (FAO, 1990) en muchos casos esto se refleja en la deserción y abandono de la escuela especialmente de las niñas.
El número de hogares encabezados por mujeres registra un aumento considerable en las áreas rurales de muchos países en desarrollo, al emigrar los varones rurales por falta de oportunidades de empleo y generación de ingresos.
Aún cuando existen distintos tipos de hogares encabezados por mujeres, en casi todos los países éstos se concentran en las franjas más pobres de la sociedad y a menudo disponen de menores ingresos que los encabezados por hombres.
Los problemas de los hogares encabezados por mujeres en las áreas rurales varían en función de su grado de acceso a los recursos productivos. Por ejemplo, la FAO ha identificado las potenciales consecuencias de la ausencia del trabajo masculino, se verifica que hay baja en el rendimiento de los cultivos y la producción, hay un cambio de los mismos hacia cosechas con menos nutrientes y que requieren menos trabajo, también influye en el aumento del trabajo infantil que, y a la vez, tiene mayores implicancias para la familia y el capital humano del país. Por lo tanto, el acceso de la mujer a la tecnología economizadora del trabajo y el esfuerzo adquiere, en estos casos, una importancia especial.
Se puede verificar que el limitado acceso de la mujer a los recursos y su insuficiente poder adquisitivo derivan de factores sociales, económicos y culturales, todos interrelacionados, que le relegan a un papel subordinado, en detrimento de su propio desarrollo y el de la sociedad en su totalidad.
Los esfuerzos e iniciativas internacionales, realizados sobre todo desde la Conferencia Mundial sobre la Mujer, México, 1975, potenciaron el reconocimiento de la participación decisiva de la mujer en el desarrollo rural y de otros sectores. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.
Es importante que en el proceso de cuidar la seguridad alimentaria, se defina la variación de los cultivos y crianzas hacia aquellos que requieren menos agua a futuro y la mujer si tiene la información y educación adecuada puede ser impulsora desde sus hijos del cambio de matriz alimenticia que cuide el agua y que genere una cultura del agua en el País.
Es vital trabajar para recuperar la cultura del agua y de la seguridad alimentaria con el cultivo de granos y tubérculos de mejor conservación que usaron los andinos por cientos de años y les permitió vivir no solo en acuerdo con a naturaleza sino también tener alimentos para todos durante el año y en tiempo de guerra o fenómenos climáticos adversos.
Las perspectivas a futuro
Cuando hablamos de Desarrollo sostenible entendido como un proceso de mejoramiento sostenido y equitativo de la calidad de vida, fundado en la conservación y protección del medio ambiente, minimizando costos sociales y económicos, de manera que no comprometa las expectativas y necesidades de las generaciones futuras, de tal manera que dicho desarrollo busque un equilibrio entre el desarrollo social, el económico y el del Medio Ambiente; implica cuatro equidades en el ámbito cultural y social: equidad intergeneracional, intrageneracional, equidad de género y equidad regional (Gina Uribe 2000) .
En este contexto, debe buscarse la inclusión de todos los sectores, los jóvenes, los diversos pueblos de las zonas urbanas y rurales para evitar el deterioro ambiental y buscando mecanismos que nos permitan superar la creciente desertificación debido a la deforestación, el mal uso del agua, y el mal uso de los suelos y la erosión; estos procesos que se hacen más frecuentes debido al sistema económico que busca la máxima ganancia inmediata sin pensar en el largo plazo, ha determinado el deterioro ambiental y social que ha dado lugar a inequidades sociales y de género; estas nuevas condiciones sociopolíticas y ambientales han provocado transformaciones en sistemas de vida y el uso intensivo de los recursos naturales, generando además cambios en las normas de organización social y migraciones hacia centros de producción y ciudades; deben ser abordados con responsabilidad por todos los sectores sociales.
La Conferencia de Dublín, incluyó como principio “la mujer tiene un papel central en el suministro, gestión y defensa del agua”. Igualmente la Declaración de Río sobre Ambiente y Desarrollo y la Agenda 21 afirmaron el importante papel jugado por la mujer en la gestión ambiental, el desarrollo sostenible y reconocieron que sin la integración de la mujer, el desarrollo sostenible no podría ocurrir.
En el 2001, la Conferencia Internacional sobre Agua dulce celebrada en Bonn, Alemania, en diciembre de 2001, el tema de género ocupó un lugar destacado en la Declaración Ministerial: “Hombres y mujeres deben participar en pie de igualdad en la gestión del aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos y en la distribución de los beneficios. Debe fortalecerse la función de la mujer en las esferas relacionadas con el agua, y ampliarse su participación.”
Finalmente, la Cumbre de Johannesburgo (28 Agosto - 4 de septiembre de 2002) ha promulgado en su Declaración Política. varios compromisos importantes relacionados con la mujer: “Promover la igualdad de acceso de las mujeres y su plena participación, en condiciones de igualdad con el hombre, en la toma de decisiones a todos los niveles, dando mayor importancia al punto de vista de la mujer en todas las políticas y estrategias…” , “Mejorar el acceso a la tierra y la propiedad, a una vivienda digna y a los servicios básicos de las zonas pobres urbanas y rurales, con especial atención a las mujeres cabeza de familia” y “facilitar el acceso a la información y participación pública, incluyendo a las mujeres, en todos los niveles de la sociedad para apoyar la política y la toma de decisiones relacionadas con la gestión de los recursos hídricos y la implementación de proyectos”
El enfoque de género al dejar de mirar las comunidades como grupos homogéneos para indagar en cada situación las diferencias de género en cuanto a actividades, responsabilidades, acceso y control de recursos, conocimientos y habilidades; permite que en cada proyecto, propuesta o política gubernamental, que se desarrolle se tenga presente en el proceso: quién participa, quién tiene el poder, quién toma las decisiones, (los hombres? las mujeres? o ambos?)
Denise Soares describe que a pesar de que las mujeres participen activamente en gestiones para el acceso a los servicios de agua, ello no se traduce en iguales oportunidades que los hombres, de integrar espacios de toma de decisión, esto muestra que teniendo en cuenta la falta de equidad en las relaciones de género, se ha excluido a las mujeres de aportar todo su potencial para un mejor manejo del recurso hídrico o ha centrado toda su atención en ellas dejando a los hombres por fuera de temáticas como educación en higiene, salud, nutrición.
En la cumbre mundial del agua, en el documento denominado, la visión global del agua, ha declarado que cada mujer, hombre y niño debe tener acceso a agua potable y en cantidad suficiente, para llevar una vida sana, al saneamiento y a alimentos, pero también ser responsable de asegurar el mantenimiento de los ecosistemas.
Al decir de Liliana Arrieta Los hombres y las mujeres tienen un acceso diferente a los recursos naturales; los problemas del ambiente los afectan de manera diferente. Así su participación en la administración sostenible de los recursos no es equitativa, ni lo son tampoco los beneficios que de ellos reciben. Un marco de desarrollo sostenible que incorpore el enfoque de género está orientado al conocimiento holístico de personas y recursos, acentuando el diseño de programas integrados para mejorar la calidad de la vida del planeta y la calidad de vida de las personas.
Las mujeres han participado en diferentes foros internacionales donde uno de los temas principales ha sido el agua. Estos foros son la Conferencia sobre Agua y Medio Ambiente, realizada en Dublín en 1992; la Conferencia Mundial de las Mujeres realizada en Beijing en 1995; la Cumbre del Milenio en el año 2000 y en los tres Foros Mundiales del Agua antes realizados. Además algunos países de América Latina han suscrito algunos instrumentos, el problema es que se ha avanzado poco en su incorporación en las políticas públicas.
Pero, el logro mas importante de la mujer es haber permitido que todos y todas tengamos una herramienta como es el Plan Nacional de Derechos Humanos, que garantiza la elaboración de diagnósticos integrales sobre la situación de la mujer y su tratamiento en las políticas públicas. Es destacable que ellas hayan incorporado la adopción de normas sancionadoras adecuadas a los diversos ámbitos públicos y privados y las distintas formas de materialización de la discriminación.
Alternativas y proyecciones a futuro
Se plantea la necesidad de medidas transversales como Equidad de género en las políticas, estrategias e intervenciones de desarrollo, lo que debe traducirse en la participación de mujeres y hombres en la definición de objetivos y en la planificación de manera que el desarrollo cumpla con las prioridades y necesidades de ambos, y es importante puntualizar que una política de equidad de género está constituida por un conjunto de principios, acciones y medidas estructuradas en forma lógica, continua y sistemática, orientados a lograr relaciones más equitativas entre mujeres y hombres dentro de la organización y en las realidades donde interviene(Gina Uribe 2000).
Debe existir una participación activa en el manejo y gestión sustentable del agua mediante algunas acciones como fomentar la cultura del no desperdicio del agua; la preservación de la calidad del agua potable en el hogar y en la comunidad; el vigilar la desinfección del agua; la verificación de las características de potabilidad del agua y el cumplimiento de las normas correspondientes y también el participar activamente en las gestiones para la dotación y administración del agua y las obras de saneamiento.
Debe modificarse la política de dotación de agua en el área rural que privilegia la cobertura y no el acceso al agua en cantidad y calidad adecuados; porque el aumento de la contaminación hídrica implica impacto en la salud provocando enfermedades y gasto en la familia, y quien se queda cuidando a los niños enfermos es la mujer y no el hombre.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
En conclusión podemos decir que la gestión del agua en general es responsabilidad de varones y mujeres, y es indispensable la participación de la mujer en este proceso porque es la que garantiza la seguridad alimentaria, la salud familiar y una gestión democrática y equitativa de este recurso.
El hacer un análisis de género es vital en los proyectos, políticas y legislación en el país, especialmente en la gestión del agua de uso domestico, el agua de riego y el cuidado del medio ambiente, si queremos superar la pobreza, la inequidad y exclusión existente en el país y en el mundo.
Para luchar contra la pobreza es indispensable la participación equitativa en las decisiones, beneficios y responsabilidades por parte de mujeres y varones en pie de igualdad, buscando una visión de desarrollo sostenible que cuide la calidad de vida humana y la sostenibilidad ambiental.
Es importante por eso, desarrollar la promoción del acceso seguro al agua, tanto para hombres como para mujeres, como parte integral de la eficiencia en la gestión de los recursos hídricos y los servicios de agua.
Las recomendaciones que se plantean son:
Desarrollar la información y las capacidades de los diversos usuarios del agua, varones y mujeres para hacer uso racional del agua y generar una cultura del agua que implique la adaptación al cambio climático y garantizar la una gestión sostenible de los sistemas de agua potable y riego principalmente.
Siendo la Cuenca el espacio natural para la gestión de los recursos naturales, especialmente el agua, la participación en la organización que gestione el agua en la cuenca debe tomar en cuenta la participación de las mujeres y varones informados en las decisiones, actividades y proyectos a su interior.
Propiciar y fomentar la distribución equitativa de responsabilidades, cargas y beneficios entre mujeres y hombres lo mismo que en su participación como iguales en los procesos de diálogo y toma de decisiones para el desarrollo y gestión de recursos naturales e hídricos sostenibles.
Se necesita fortalecer la generación de compromisos por parte de los gobiernos, los profesionales, el sector privado, las organizaciones de base comunitaria, las organizaciones políticas y otras organizaciones de la sociedad civil, para posicionar los planteamientos de participación equitativa de varones y mujeres en la gestión del agua y en las propuestas, políticas y proyectos.
Implica también la necesidad de incidir en la educación y en la formación de cuadros varones y mujeres que incidan en el desarrollo de posiciones más equitativas dentro de las organizaciones, especialmente en los niveles directivos, en las acciones estratégicas y en la toma de decisiones para la dirección de estas, como en los asuntos de poder, en la lucha contra la pobreza y la exclusión.
Hay que propiciar que en cada organización, barrio y gobierno local se desarrollen acciones para lograr un acceso mas equitativo a los servicios de agua y saneamiento y al uso del agua de riego, con seguridad y calidad suficiente para un nivel de vida adecuado de varones y mujeres en el país.
Es importante tomar en cuenta el doble trabajo de la mujer, en el hogar y las actividades productivas, por tanto, el desarrollo de las intervenciones tendientes a reducir esa pesada carga, puede reforzar considerablemente la contribución de la mujer a la seguridad alimentaria del hogar. Asegurar el suministro de agua e introducir el uso de equipos para el procesamiento de las cosechas, son medios decisivos para liberar el tiempo de la mujer en las zonas rurales, instalar cunas y comedores populares ayudara también en la ciudad.
Tales tecnologías no sólo le brindan más oportunidades de participación en las actividades generadoras de ingreso, sino también ayudan a reducir su estrés y mejorar las condiciones de salud y nutrición de mujeres y niños.
La alternativa final es promover la gestión social del territorio y los recursos naturales buscando el acceso equitativo y la gestión eficiente de agua segura y adecuada de hombres y mujeres, para abastecimiento doméstico, saneamiento, seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental. Se reconoce que el acceso equitativo y el control sobre el agua es un derecho básico para todos, y es un factor crucial en la promoción de la superación de la pobreza y la sostenibilidad del agua
La gestión social del territorio permite tener una visión estratégica conjunta del desarrollo, abordar la integridad de sus potencialidades y posibilidades en base al esfuerzo conjunto y concertado de todos los involucrados: los usuarios, las entidades normativas, ejecutivas, las organizaciones de usuarios, las organizaciones de la sociedad civil y las autoridades.
Finalmente recoger las recomendaciones de la Conferencia Internacional de Agua y Saneamiento- Cali –Colombia: Los elementos esenciales de cualquier política internacional o nacional en materia de agua:
Mantener el control público de las fuentes de agua.
Considerar el agua como un bien social.
Tener un enfoque de pobreza y equidad de género.
Fortalecer la gestión comunitaria y
Establecer el control ciudadano de la calidad del servicio.
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