Hace algunos días ha fallecido la notable antropóloga Anne Chapman. Muchas fueron sus contribuciones al estudio de los pueblos indígenas y originarios. Gracias a nuestra querida amiga María Alicia Baca Macazana (antropóloga y educadora), publicamos un artículo que nos permite conocer algunos de los legamos más importantes de Anne Chapman, así como también aspectos de su vida poco conocidos -o completamente desconocidos- antes.
La antropóloga formada en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) de México, de la que formó parte de la primera promoción, nos habla de algo que quizás muchos de nosotros no hemos prestado la atención que se merece: "una de las principales lecciones que recibió —relató— fue de parte de su profesor Alfonso Villa Rojas cuando ella era estudiante de la ENAH, “él siempre insistía en que debíamos crear lazos de amistad”. Este compromiso con el “otro” la llevó a estudiar a los selk’nam, los yámana y los haush, todas ellas etnias patagónicas."
Es lo que todos nosotros tenemos que recordar siempre, porque creo que todos ya lo sabemos, es lo cierto porque todo antropólogo sabe la importancia de tener amigos, ya que cuando tenemos que hacer trabajo de campo uno de nuestros principales objetivos es lograr la amistad de aquellas personas que pertenecen a los pueblos que vamos a estudiar. Sin esto, difícilmente conseguiremos lo que vamos a buscar.
Leamos estas notas sobre la antropóloga que se acaba de ir a una edad bastante avanzada.
TUTAYKIRI siente mucho esta pérdida que la antropología ha tenido...
LA VIDA DE UNA ETNÓLOGA: ANNE CHAPMAN
Anne Chapman defendió su autonomía personal hasta el último día de su vida. Falleció el viernes 11 de junio en un hospital de París. No tenía familia ni descendencia, pero muchos amigos y amigas en Francia, Honduras, México, Argentina, Chile y en Nueva York. Le pido disculpas a Anne por contar que nació en Los Ángeles, California en el año 1922, ya que ella guardaba celosamente el secreto de su edad. Su padre empresario fue víctima de la Gran Depresión del año 30. Su madre una pionera feminista y sufragista. Ella la admiraba mucho y se sentía identificada con esta orientación. Su hermana y su hermano vivieron en Estados Unidos. Pero tampoco dejaron descendencia al morir. En los años 40 marchó a México y se enroló en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) donde realizó su título de grado y posteriormente obtuvo su Maestría en 1951. El Doctorado lo hizo en la Universidad de Columbia, en Nueva York. En el año 2007 los antropólogos mexicanos le rindieron un homenaje por pertenecer a la primera generación de estudiantes de la ENAH. En esa ocasión publicaron “Etnografía de los confines: Andanzas de Anne Chapman”. Tuve la oportunidad de compartir este momento con ella y me contó que para poder costearse los estudios modelaba sombreros.
Anne tuvo maestros memorables de la antropología y la etnología. Uno de ellos fue Paul Kirchhoff, exiliado de la Alemania nazi en México, con quién discutía escritos de Marx, Engels o Vitfogel. Fue Kirchhoff quién le suscitó el interés por estudiar los lencas en Honduras. Producto de estos estudios fueron los textos: “Los Hijos del Copal y la Candela. Ritos Agrarios y Tradición Oral de los Lencas de Honduras”, 1985. Fue secretaria y asistente de Karl Polanyi, un húngaro socialista emigrado en Inglaterra, especialista en economía de las sociedades precapitalistas. Y cuando fuera admitida como investigadora del Centre National de la Recherche Scientifique, de Francia, su director fue Claude Lévi-Strauss.
Ser etnóloga en esa época no era fácil para una mujer. Si bien conoció a Margaret Mead y Ruth Benedict, eran algunas de las excepciones, y Anne tuvo que abrir su propio camino. Para ello debió optar por su profesión o formar una familia. Pocas veces hablaba de su vida personal, pero compartíamos una amistad y una misma orientación feminista y ella llegó a contarme la forma sutil en que los varones que se le acercaron sentimentalmente, y en algún caso llegaron a ser su pareja formal, desvalorizaban su trabajo y obstaculizaban sus trabajos de campos en lugares remotos. El ser mujer también tuvo consecuencias para su trabajo como etnógrafa. Se le abrían unas puertas y se le cerraban otras en el conocimiento de la cultura y organización de las comunidades.
Durante mucho tiempo trabajó con los tolupanes en la Montaña de la Flor en Hondura, no era un lugar de fácil acceso (“Los Hijos de la Muerte”, 1985). En 1998, en ocasión del Huracán Mitch, que devastó Hondura, no dudó en llegar hasta la Montaña de la Flor para saber si Lupita, a quién había conocido de niña en 1971 y con quién mantenía amistad desde entonces, estaba bien con sus hijos y nietos. Nadie podía llegar en ese momento, pero ella llegó. Como también llegaba a la Isla de Los Estados en el confin de mundo a hacer arqueología. Así era Anne, empecinada y terca, excesivamente metódica y constreñida a su trabajo. A pesar de sus 88 años, todavía guardaba la esperanza de poder volver este año, en octubre, a Honduras.
Anne trabajó desde 1965 en adelante con Lola Kiepja, quién vivía en una reserva indígena cercana al Lago Fagnano en la Isla Grande de Tierra del Fuego. Lola había nacido alrededor del año 1880, cuando todavía los selk´nam hacían vida tribal, y conservaba la memoria de su pueblo. Angela Loij fue otra de las mujeres selk´nam con quién trabajó Anne Chapman y compartió su amistad, “ella me dio la llave para entrar en el recinto secreto del Hain”, ceremonia de iniciación de los jóvenes selk´nam que hablaba de un pasado matriarcado y aseguraba un orden patriarcal actual.
Dejó varias publicaciones al respecto: “Los Selk´nam: la vida de los Onas”, “El fin de un Mundo: los selk´nam de Tierra del Fuego”, entre otros, y una película: “Los Onas: Vida y muerte en Tierra del Fuego” (1977) que filmó y codirigió con Ana Montes, mi madre. Esta película ganó un premio en el Primer Festival de Cine de los Pueblos Indígenas en 1984 en México. En 1988 Filmó “Homenaje a los Yaganes”, otro pueblo indígena que habita en los canales fueguinos.
Anne vivía gran parte del año en Buenos Aires, trabajando y escribiendo. En los últimos años, con la visibilización de los pueblos indígenas en Argentina, su obra cobró interés y se montaron exposiciones de sus fotos en el Palé de Glace, el Centro Cultural Borges, entre otros, y la última recientemente en la Municipalidad de Tigre.
Sus últimas publicaciones fueron un texto de más de 800 páginas sobre Charles Darwin y el “Hain: Ceremonia Selk´nam de Iniciación” (Santiago de Chile, 2003). Estaba muy urgida por publicar los cantos de Lola y sus transcripciones. Pero no llegó a tiempo.
Anne dejó Argentina pocos días antes de morir sabiendo que no volvería. Estaba preocupada por el destino de su material etnográfico que incluye textos, fotos, grabaciones y transcripciones de los últimos seres humanos que hablaron el selk´nam, conocido vulgarmente como el ona. Este material sea probablemente el único que permita evitar la pérdida, en el agujero negro de la historia, de este idioma y esta cultura, perteneciente a un pueblo que tenía más de 3 mil años de antigüedad, y cuyos miembros y su cultura fuera exterminada en 50 años por las balas y las enfermedades de los terratenientes que los reemplazaron por ovejas a principios del Siglo XX.
El mejor homenaje que le podemos hacer los amigos y amigas a Anne es que este patrimonio de los pueblos originarios se preserve para riqueza y conocimiento de los descendientes directos de los selk´nam y de una sociedad toda que se reconozca pluricultural.
http://www.dailymotion.com/video/x795x4_anne-chapman_creation
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