Uno de esos días que nunca faltan, me encontraba caminando por la ciudad de Chincha. Decidí ir a la biblioteca para consultar algunos libros sobre la ciudad y su historia. Fue así como llegué al Centro Cultural de Chincha de improviso, sin proponérmelo. Al poco rato de llegar -y porque se lo pedi al director del Centro Richard Balahoni-, estaban los chinchanos bailando para poder filmarlos.
Busqué un rinconcito que me permitía la mejor vista, porque el local era reducido. Me senté en el suelo, con el escándalo de ellos que querían brindarme la mejor de las comodidades. Les expliqué por qué me sentaba en el suelo y me dejaron hacerlo... aunque se mostraron siempre intranquilos.
A pesar de las dificultades, las tomas salieron mejor de lo que pensaba.
Los chinchanos están aquí bailando al son de las tomboras africanas... que eso es lo que uno se imagina cuando escucha el cajón peruano en un ambiente como este y tocado bajo el entusiasmo que brinda el ambiente familiar donde lo estaban tocando.
Al verlos bailar, con ese ritmo tan precioso, quien esté allí, se traslada mentalmente al África, donde se imagina uno estar... Es verdaderamente como si se estuviera en aquella África que hace muchas generaciones dejaron atrás sus antepasados, pero que estas generaciones no han podido olvidar.
Al verlos bailar, con ese ritmo tan precioso, quien esté allí, se traslada mentalmente al África, donde se imagina uno estar... Es verdaderamente como si se estuviera en aquella África que hace muchas generaciones dejaron atrás sus antepasados, pero que estas generaciones no han podido olvidar.
Los chinchanos asumen su negritud con orgullo. Ellos son negros y al diablo con los demás. Incluso entre los muchachos el ideal de mujer es una negra... aunque ellos tengan la piel mucho más clara y hasta blanca. De más de cien muchachos cuya opinión pedí, no hubo uno que me hablara mal de los negros. Incluso llegué a escuchar entre las chicas de piel muy blanca, que les hubiera gustado ser negras.
En este video que publicamos aquí, ustedes pueden apreciar a los chinchanos tocando y bailando. Aquí están las alumnas con su profesora, en esas danzas que tanto nos encantan:
Aquí podemos apreciar a los alumnos del Centro Cultural de Chincha tocando el cajón con su profesor.
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