”Por su cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, rebelión y derrota del individuo”.
(Academia Sueca).
Diario “La República”, 23 de octubre de 1985.
Vargas Llosa: el tiempo, la memoria y el premio Nobel.
Walter Saavedra.
La idea, al publicar y contrastar los dos textos anteriores, es reflexionar sobre el Nobel otorgado a nuestro compatriota... y evaluar en su real dimensión -al menos para nosotros, por cierto- el significado de este premio que nos toca, efectivamente, a todos los peruanos, lo queramos o no (españoles y latinoamericanos se han sumado a esta fiesta... porque fiesta es, nos guste o no).
Es cierto -como señala la Academia Sueca- que las obras de Mario Vargas Llosa han incidido siempre en el poder, en las actitudes de quienes luchan por tener el poder, por conservar el poder, por llegar al poder, por destruir lo ya establecido o defenderlo...La obra del reciente galardonado con el premio Nobel de una u otra manera ha tocado el tema del poder político y todo lo que alrededor acontece… incluso cuando más lejos ha parecido estarlo: lo ha hecho en su época de izquierdista, lo sigue haciendo en su época actual de derechista.
La Academia sueca ha tomado de él puntos con los que nadie puede estar en desacuerdo: ya sea porque esté de acuerdo con sus trabajos aurorales –si es que podemos llamarles así-, ya sea porque esté de acuerdo con los trabajos de su última época.
Ese es un elemento que se ha señalado claramente, pero que nadie menciona porque todos están de acuerdo en lo que están en desacuerdo: en lo que políticamente ha sido -y sigue siendo aunque en polos opuestos- Vargas Llosa. Empero, eso no ha tenido cabida en los criterios de valoración para otorgarle el premio Nobel. Muy cuidadosamente se ha evitado tocar ese aspecto político que muchos destacan, como siempre han hecho dejando que el arte se inficione de lo político hasta ahogarlo casi por completo. Y esta actitud tomada para conceder el Nobel 2010, es algo que tenemos que reconocerle a la Academia Sueca. Ha evitado tocar lo político que está inmerso en todos los poros de la vida de este autor de tan polémicas declaraciones, actitudes, hechos, participaciones...
Mario Vargas Llosa se ha formado en el Perú, esencialmente. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de donde algunos de nosotros hemos egresado también... aunque jamás hemos pensado en lograr siquiera mínimamente el reconocimiento a una obra que no tenemos ni podríamos tener, por cierto.
La obra del ganador del premio Nobel 2010 es una muestra de esa formación, como se puede apreciar nítidamente –quizás más que en ninguna otra obra- en "La fiesta del chivo", donde todos encontramos los elementos peruanos que la conforman y los dominicanos no encuentran nada que sea de República Dominicana.
Muchos de nosotros no podemos encontrar los elementos andinos de su obra ambientada en la sierra, sino que vemos claramente que todos los "serranos" son, en realidad, costeños porque él no conoce la idiosincrasia de la gente de serrana. Y así por el estilo, en la línea de lo que Modesto Montoya dijera hace ya tiempo y muchos de nosotros también lo hemos observado mucho tiempo atrás. Quizás la excepción sea "La guerra del fin del mundo", pero es también la única novela por la que lo han acusado de "plagio", cosa que no creo cierto, pero sí puede haber utilizado esos materiales para dar forma a su propia obra (los habría trabajado, no los habría publicado tal se podría encontrar en el original), lo que no es ningún robo porque todos los escritores lo han hecho en la historia.
A pesar de sus estudios, sus viajes, su residencia y su ciudadanía española -que formalmente todos nosotros la tenemos, aunque no realmente porque no se nos la reconoce en España-, Vargas Llosa ha seguido siendo peruano (en el Perú, bueno es recordarlo, hay diversidad de criterios, de formación, de origen, etc., decirse peruano pues no es decir que todos somos exactamente iguales en todo) por decisión propia, como hace la gran mayoría de los peruanos que viven en el exterior y adoptan la nacionalidad del país que los acoge.
No queremos tener una visión derrotista ni tampoco triunfalista, que son los dos polos que se han mostrado con nitidez a raíz de este importante premio obtenido por el polémico Mario Vargas Llosa.
No podemos dejar de apreciar que el pueblo salta de alegría y que los peruanos en el exterior se unen por algo que sienten que les llega a lo más profundo de su ser y de su peruanidad.
Tampoco podemos dejar de ver que los políticos tratan de llevar agua a su molino con este galardón del que nadie puede -lo quiera o no- dejar de ver los ribetes políticos de quien lo ha recibido, por lo cual es más sencillo llevar aguas al molino de la extrema derecha con la cual Mario Vargas Llosa se ha alineado. Y le asiste el derecho de hacerlo, como muchos de nosotros tenemos el derecho de no hacerlo.
No es, pues, un premio a sus puntos de vista políticos, sino a su obra literaria. El mismo Vargas Llosa se ha esforzado -no siempre con éxito-, por separar ambos campos, de gravitante importancia en su vida: el político y el artístico.
No se trata de sacar a colación criterios simplemente políticos -que no deben primar nunca-, en la valoración y la crítica de una obra literaria, aunque no se puede negar, en modo alguno, que tengan real importancia. No se trata tampoco de traer a colación la obra de José María Arguedas, aunque -particularmente- la apreciemos más que a la obra del ganador del premio Nobel 2010.
Lo que tenemos que hacer es enjuiciar la presea otorgada, ateniéndonos a los criterios tomados en cuenta para la valoración de la obra de Mario Vargas Llosa, criterios que la Academia Sueca ha esgrimido claramente y que son los únicos que, habiendo servido para otorgar la ansiada presea a nuestro brillante compatriota, la mayoría -si no todos- sus críticos y defensores no toman en cuenta.
Eso, es decir, el pronunciamiento sobre los criterios de la Academia Sueca, es precisamente lo que podemos apreciar en el texto que Modesto Montoya ha escrito hace ya bastante tiempo pero que -como se puede nítidamente apreciar- se muestra de una vigencia extraordinaria, especialmente en este instante.
El Perú está efectivamente de fiesta y nosotros nos aunamos a dicha celebración. Pero dejando constancia que las ideas de Modesto Montoya también han sido las nuestras desde los años aurorales nuestros en que leíamos las obras del premio Nobel 2010: Mario Vargas Llosa.
La celebración no nos debe hacer olvidar lo que pensábamos. Tampoco nos debe hacer caer en evaluaciones ajenas a lo que la Academia Sueca ha tomado en cuenta para otorgar el Nobel 2010. Lo bueno o lo excelente seguirá siéndolo nos guste o no, y no lo será porque esté de acuerdo con nuestros criterios políticos, como se acostumbra juzgar entre nosotros... Lo será independientemente de nuestra forma de pensar. Muchas son las cosas que no me agradan en la literatura de Mario Vargas Llosa, pero reconozco que los criterios de la Academia Sueca me han sorprendido completamente.
He tratado de evaluar el trabajo del ganador del Nobel teniendo en cuenta esos criterios, que siempre he escuchado mencionar a todo el mundo... para resaltarlo positiva o negativamente, de acuerdo a los propios criterios políticos de quien critica.
Gracias apreciada colega Angélica Aranguren Paz por enviarnos los textos de Modesto Montoya, ya que un extracto de los mismos hemos utilizado aquí y próximamente publicaremos completos los tres textos que has tenido a bien remitirnos.
"Todo lo que hagamos con felicidad los escritores argentinos pertenecerá a la tradición argentina, de igual modo que el hecho de tratar temas italianos pertenece a la tradición de Inglaterra por obra de Chaucer y de Shakespeare (...) Por eso repito que no debemos temer y que no debemos pensar que nuestro patrimonio es el universo; ensayar todos los temas, y no podemos concretarnos a lo argentino para ser argentinos: porque o ser argentino es una fatalidad y en ese caso lo seremos de cualquier modo, o ser argentino es una mera afectación, una máscara. / Creo que si nos abandonamos a ese sueño voluntario que se llama creación artística, seremos argentinos y seremos, también, buenos o tolerables escritores." (Jorge Luis Borges).
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